Legalización de la marihuana para uso recreativo
La revista Scientific America acaba de publicar un artículo firmado por Roxanne Khamsi sobre las preocupaciones de los investigadores sobre los efectos a corto y largo plazo de la legalización de la marihuana con fines recreativos a partir del pasado primero de enero en los estados de Colorado y Washington.
En Uruguay se aprobó la marihuana recreativa hace poco. Pero en Colombia hace años se toleran los consumos de todas las drogas recreativas al permitir las devastadoras ‘dosis personales’.
Comienza ella por advertir que el 48% de los americanos la han probado y el 6,5% de los estudiantes de secundaria admiten que la usan diariamente. Su consumo para usos medicinales está autorizado en 18 estados y esto ha pavimentado el uso recreativo.
La recetan para curar los glaucomas, el dolor y las náuseas de las quimioterapias, la esclerosis múltiple, creen que previene el cáncer, que es un potente antiinflamatorio… Sin embargo, no pocos especialistas consideran que para cada uno de estos usos existen medicamentos más eficientes y con menos interrogantes hacia el futuro.
Recetarle morfina, marihuana o cocaína a un enfermo terminal resulta ser algo comprensible, pero bien diferente considero saltar de ahí al uso de estas drogas con fines recreativos para los jóvenes y los adultos sanos.
“Aunque numerosos médicos recetan la marihuana, afirma la autora Khamsi, los investigadores se preocupan por los efectos de ella en el cuerpo y en la mente tanto en el corto como en el largo plazo. Se teme que el uso continuado entre los jóvenes impida la maduración de sus cerebros. Los estudios demuestran que la droga afecta la percepción de la distancia de los conductores de vehículos. La legalización desconoce estos riesgos potenciales.”
“El tetrahidrocanabinol es el compuesto sicoactivo primario de la marihuana y afecta el apetito, el estado de ánimo, la memoria y la atención. Por eso los consumidores se muestran felices y relajados, aun cuando con frecuencia también se tornan paranoicos e irritables”.
Un neurocientífico Giovanni Marsciano de la Universidad de Burdeos en Francia afirma: “Nosotros no tenemos en nuestro cuerpo receptores especializados solamente para fumar marihuana”. Otros receptores también se comprometen.
En los comentarios aludidos aducen los defensores de la legalización que los efectos del consumo de bebidas alcohólicas son más nefastos que los de la marihuana. No entro a discutirlo. Me limito, simplemente, a observar que con los problemas derivados del consumo de alcohol ya tenemos suficientes problemas, para venir ahora a crear nuevos problemas con otras drogas. Ya se habla de la necesidad de dotar de equipos a la policía para medir no solo el alcohol en los conductores, sino también, los consumos de dichas drogas
La revista Scientific America acaba de publicar un artículo firmado por Roxanne Khamsi sobre las preocupaciones de los investigadores sobre los efectos a corto y largo plazo de la legalización de la marihuana con fines recreativos a partir del pasado primero de enero en los estados de Colorado y Washington.
En Uruguay se aprobó la marihuana recreativa hace poco. Pero en Colombia hace años se toleran los consumos de todas las drogas recreativas al permitir las devastadoras ‘dosis personales’.
Comienza ella por advertir que el 48% de los americanos la han probado y el 6,5% de los estudiantes de secundaria admiten que la usan diariamente. Su consumo para usos medicinales está autorizado en 18 estados y esto ha pavimentado el uso recreativo.
La recetan para curar los glaucomas, el dolor y las náuseas de las quimioterapias, la esclerosis múltiple, creen que previene el cáncer, que es un potente antiinflamatorio… Sin embargo, no pocos especialistas consideran que para cada uno de estos usos existen medicamentos más eficientes y con menos interrogantes hacia el futuro.
Recetarle morfina, marihuana o cocaína a un enfermo terminal resulta ser algo comprensible, pero bien diferente considero saltar de ahí al uso de estas drogas con fines recreativos para los jóvenes y los adultos sanos.
“Aunque numerosos médicos recetan la marihuana, afirma la autora Khamsi, los investigadores se preocupan por los efectos de ella en el cuerpo y en la mente tanto en el corto como en el largo plazo. Se teme que el uso continuado entre los jóvenes impida la maduración de sus cerebros. Los estudios demuestran que la droga afecta la percepción de la distancia de los conductores de vehículos. La legalización desconoce estos riesgos potenciales.”
“El tetrahidrocanabinol es el compuesto sicoactivo primario de la marihuana y afecta el apetito, el estado de ánimo, la memoria y la atención. Por eso los consumidores se muestran felices y relajados, aun cuando con frecuencia también se tornan paranoicos e irritables”.
Un neurocientífico Giovanni Marsciano de la Universidad de Burdeos en Francia afirma: “Nosotros no tenemos en nuestro cuerpo receptores especializados solamente para fumar marihuana”. Otros receptores también se comprometen.
En los comentarios aludidos aducen los defensores de la legalización que los efectos del consumo de bebidas alcohólicas son más nefastos que los de la marihuana. No entro a discutirlo. Me limito, simplemente, a observar que con los problemas derivados del consumo de alcohol ya tenemos suficientes problemas, para venir ahora a crear nuevos problemas con otras drogas. Ya se habla de la necesidad de dotar de equipos a la policía para medir no solo el alcohol en los conductores, sino también, los consumos de dichas drogas