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La socialdemocracia se presenta como una opción reformista, no revolucionaria que proyecta alcanzar el poder por las vías democráticas y desde allí adelantar las reformas sociales (1).
En la presente columna, me ocuparé de precisar lo que podemos entender en el mundo político contemporáneo, por dimensiones históricas, la conceptualización y presupuestos sustantivos de la social democracia. Veamos.
Socialdemocracia. Es una orientación política que históricamente desarrolla su labor fundada en los preceptos fundamentales de la democracia liberal, aceptando ‑dentro de ciertos límites‑ el papel del mercado y la propiedad privada de los medios de producción. En desarrollo de sus planes gubernamentales espera poder satisfacer las necesidades básicas de la población, sin tener que apelar al empleo de la violencia abierta. Su origen puede ubicarse en la Alemania de 1875, donde sus dirigentes esperaban alcanzar, con gran apoyo de las masas, la construcción de un nuevo tipo de sociedad que no se identificara con la perspectiva individualista ni con los postulados del colectivismo.
Sabemos que la orientación socialdemócrata surge, como lo ha planteado Álvaro Echeverry, “de sucesivas escisiones de los antiguos partidos marxistas que hacían parte de la internacional socialista, y que adjuraron de los métodos del recurso a la violencia política y a la insurrección armada, para la conquista del poder, pero mantuvieron su filiación con la obra teórica de Marx a la cual solo renuncian en época cercana (La socialdemocracia alemana en 1977, lo mismo que el PSOE español, en los mismos años)”.
Después de más de un centenario de existencia, la Internacional Socialista ha estado vinculada, especialmente, a los procesos de los partidos y movimientos sociales y obreros europeos. Puede afirmarse que, como movimiento internacional, allá surgieron los partidos políticos socialdemócratas, europeos y latinoamericanos.
Con precisión ha sostenido Jürgen Habermas: “después de la Segunda Guerra Mundial, los partidos reformistas, habiéndose desvinculado de las preocupaciones teóricas y tornado pragmáticos, alcanzaron lo que fue sin duda su mayor éxito: el establecimiento de un compromiso en la sociedad y el Estado (el compromiso del Estado del Bienestar) que tuvo efectos profundos en todas las estructuras sociales” (2).
En América Latina el pensamiento socialdemócrata ha tenido representantes que, sin estar vinculados institucionalmente a la Internacional Socialista, sus postulados sí encarnan la perspectiva socialdemócrata. Tal es el caso de Mariátegui en Perú y Uribe Uribe, Echandía, Gaitán y Carlos Lleras ‑de diversa manera‑ en Colombia. Es conveniente remarcar que en diversas intervenciones y entrevistas, el Maestro Echandía precisó que los liberales colombianos debían llamarse socialdemócratas, teniendo en cuenta su evolución ideológica y realizaciones fundamentales con gran contenido social, especialmente a partir de 1930.
Según las experiencias vividas entre 1875 y el comienzo de la Primera Guerra Mundial, el período entre guerras, la crisis económica del 29, la Segunda Guerra Mundial y sus impactos en la reorganización del poder mundial, la socialdemocracia replantea sus orientaciones internacionales hacia 1970. En efecto, los dirigentes más significativos de la I. S. europea dirigidos por Brandt en Alemania, Palme en Suecia, Krisky en Austria, González en España, Soares en Portugal... impulsan en mayo de 1976 la Conferencia de Caracas de dirigentes políticos de Europa y América en pro de la solidaridad democrática internacional.
Con esta Conferencia se pretendió aunar esfuerzos para agrupar fuerzas partidistas progresistas (como Acción Democrática de Venezuela, el APRA peruano, el PRI mejicano, el Partido Liberal colombiano...) afines con la I. S. Desarrollando los postulados acordados en Caracas, en 1977 en Montreal, se definió la creación de un Comité Latinoamericano de la I. S. y en octubre de 1978, en el XIV Congreso de Vancouver se eligieron a Michael Manley de Jamaica y Gonzalo Barrios de Venezuela, Vicepresidentes de la Internacional.
A los cinco miembros plenos que ya pertenecían a la I. S. (el Partido Socialista Popular Argentino, el Partido Radical Chileno, el P. L. N. costarricense, el P. R. D. dominicano y el P. N. P. de Jamaica) se agregaron el B. L. P. de Barbados y el M. N. R. salvadoreño. Así mismo, se designaron miembros consultivos al Movimiento Electoral del Pueblo y Acción Democrática de Venezuela y al Partido Revolucionario Febrerista de Paraguay.
Continuando la labor difusora de las ideas socialdemócratas, en marzo de 1980 se reunió en Santo Domingo la Primera Conferencia Regional para América Latina y el Caribe de la I. S. que contó con los máximos líderes de la socialdemocracia, 53 delegados de partidos miembros y representantes de 58 Organizaciones Consultivas afines a la socialdemocracia. En esta Reunión se presentaron planteamientos que formularon alternativas democráticas frente a las tendencias neoliberales o de orientación castrista (3).
La revisión de los procesos políticos latinoamericanos de los últimos 20 años, frente a la evolución de la Social Democracia Europea y la recomposición de la estructura del poder mundial, indican la conveniencia de fortalecer las relaciones entre la I. S. y los partidos y movimientos políticos y sociales, democráticos, progresistas empeñados en construir estructuras jurídico‑políticas que permitan organizar la democracia participativa en nuestros países.
En Colombia, el partido liberal obtuvo la membresía completa en el seno del XXI Congreso de la Internacional Socialista reunido en París en 1999. Como es conocido, López Michelsen sostuvo que “en Colombia, el liberalismo tiene una larga tradición de izquierda que lo asemeja a la moderna socialdemocracia. Ha actuado siempre como nivelador de las desigualdades sociales y ha intervenido en la economía desde los tiempos del doctor Manuel Murillo Toro, quien revistió de carácter económico las medidas anticlericales de su antecesor” (4).
Con precisión afirmó López Michelsen: “Victorias electorales como la De la Rúa, la de Tabaré, la probable de Lagos en Chile… se vieron saludadas como la demostración de que en el siglo XXI el mundo no se encaminará hacia la apertura capitalista, en la que el Estado queda reducido a ser un simple espectador (5), sino que el electorado les seguirá exigiendo a los gobiernos que sigan siendo actores y protagonistas del desarrollo económico y social”.
“La llamada ‘Declaración de París’, que fue el fruto último de las deliberaciones de la reunión de la Internacional Socialista, es el más vehemente alegato contra el neoliberalismo, encarnado en el “consenso de Washington”. Es la propuesta de que la globalización contribuya a fomentar la equidad y la justicia social en lugar de globalizar los privilegios y de privatizar, a favor de unos pocos afortunados, los monopolios del Estado que se fueron construyendo en el curso de los años dentro del concepto de poner los servicios al alcance del mayor número de ciudadanos” (6).
El lector cuidadoso podrá hacerse la siguiente pregunta: ¿Qué pasó con la orientación socialdemócrata del Partido Liberal colombiano?
En la próxima columna, me ocuparé del populismo y sus variantes.
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Referencias
1. Para conocer dimensiones importantes de la gestación del pensamiento socialdemócrata europeo, es necesario interpretar el aporte de los socialistas franceses Babeuf, Proudhon, Saint Simón y Fourier... También, el aporte ulterior de Jean Jaurès. (1914).
2. ¿Qué significa el socialismo hoy? Revista El Canelo. No. 42. Santiago, Abril 1993.
3. Para los efectos de los futuros proyectos político-sociales demócratas latinoamericanos, nótense las características específicas de cada país y obsérvense las condiciones históricas en que se vaya a actuar. Sería un error metodológico grave aplicar mecánicamente programas y alternativas que han sido válidas en contextos socio‑históricos diferentes, como los europeos, por ejemplo.
4. López Michelsen. El Tiempo. Bogotá, noviembre 21 de 1999, p. 5-A.
5. Las cursivas son mías. A lo largo de la presente investigación y por razones pedagógicas, el lector encontrará cursivas que he incluido para darle énfasis al contenido.
6. Para una ampliación sobre el tema véase: La socialdemocracia en Europa y América Latina. Aportes a la discusión. FESCOL-Instituto del Pensamiento Liberal. Prima Asociados. Bogotá, 1999, pp. 3-54.