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A mediano y largo plazo, el populismo y el caudillismo encarnan la improvisación, el autoritarismo y la antidemocracia.
En la columna de hoy me ocuparé del populismo y el caudillismo.
Populismo. Es una perspectiva política en la cual el pueblo, considerado como conjunto social homogéneo y depositario de valores positivos y permanentes, es fuente básica de inspiración y referencia. Es una orientación política que hace énfasis en las tradiciones y en los valores del pueblo auténtico frente, por ejemplo, a los encarnados por los grupos oligárquicos o elitarios tradicionales.
Se considera que sus dos componentes básicos están dados por: i) La supuesta supremacía de la voluntad del pueblo y, ii) La relación permanente existente entre el líder y la base popular organizada en torno a un proyecto político.
Notemos que el populismo es una perspectiva conciliatoria que no acepta la lucha de clases ni el internacionalismo proletario. El pueblo es asumido como mito, más allá de una precisa conceptualización. Su surgimiento ha sido favorecido, en algunos casos, por la existencia de procesos de transición de sociedades tradicionales a modernas. Sus líderes se hacen eco de los valores tradicionales básicos contra las oligarquías e impulsan una movilización de masas alrededor de la revolución industrial. Es una movilización de amplios sectores sociales unida a un proceso de politización que desborda los canales tradicionales de formación política.
Al estudiar las prácticas del populismo, conocemos que han sido muy variadas y es frecuente que al frente de estos movimientos se encuentre un líder con positivas cualidades carismáticas, acompañadas de una élite de intelectuales que buscan articular el proyecto político(1).
En los siglos XIX, XX y XXI se han dado diversos tipos de populismos. Enunciemos algunos: En Estados Unidos, en la última década de siglo XIX el Peoples Party norteamericano representaba la más poderosa alternativa que se atrevió a desafiar a los dos grandes partidos tradicionales: el Republicano y el Demócrata; la democracia jacksoniana norteamericana de los años 30; Lázaro Cárdenas y el PRI en México; el peruano de Haya de la Torre y el argentino de Perón; el varguismo brasilero; aspectos del rojaspinillismo en Colombia; el nasserismo, impulsado en la República Árabe Unida (RAU); el populismo rumano de su Guardia de Hierro; el agenciado por Hugo Chávez y Nicolás Maduro en Venezuela; Álvaro Uribe en Colombia…
Caudillismo. Cuando nos referimos a un caudillo estamos haciendo relación a un jefe político que guía y manda. Al que en función de sus cualidades especiales ha sido investido de autoridad para el ejercicio del poder político. Es un conductor, un líder que con carisma dirige multitudes para la realización de un proyecto político. Así entendido, podemos decir que Mussolini como Duce; Hitler como Führer y Franco como Caudillo, fueron reconocidos en los momentos culminantes de su triunfo político, como caudillos de Italia, Alemania y España, en la medida que eran señalados como los guías que conducían a las masas y encarnaban la más alta autoridad política y militar(2).
En América Latina se entiende, en sentido amplio, que el caudillismo “es un régimen político personalista, cuasi militar, cuyos mecanismos partidistas, procedimientos administrativos y funciones legislativas están sometidas al control inmediato y directo de un líder carismático y su cohorte de funcionarios mediadores”.
En la historia latinoamericana podemos identificar, después del período de la independencia, un conjunto de caudillos que actuaron de manera diversa en varios países. Juan Manuel Rosas en Argentina (1829‑52); Rafael Carrera en Guatemala (1839‑65); Jean Pierre Boyer en Haití (1818‑43); Ramón Castilla en Perú (1845‑51; 1855‑62); Juan José Flórez en Ecuador; Francisco Solano en Paraguay y Antonio López de Santana en México. Estos jefes político-militares ejercieron el poder entre el segundo y el octavo decenio del siglo XIX. Después de un período de transición, el conjunto de América Latina buscó la profesionalización y modernización de sus fuerzas armadas que se cristalizaron, en la mayoría de los países, hacia 1910.
A partir de la segunda mitad del siglo XX, en Suramérica se dieron mandatarios que, buscando de nueva y diversa manera, la unidad nacional, la justicia social y la instauración del orden, fueron reconocidos como caudillos. Tal es el caso de Perón en Argentina, Castro en Cuba, Ortega en Nicaragua, Chávez y Maduro en Venezuela…
No olvidemos que las raíces profundas del populismo y el caudillismo están en la pobreza; la marginación; la falta de educación; la explosión demográfica; la ignorancia por parte de los sectores mayoritarios de la población, del arte y la ciencia de la política; el éxodo de los campesinos hacia las ciudades; y el urbanismo cargado de graves problemas sociales. roasuarez@yahoo.com
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Referencias
1. En América Latina el peronismo de Argentina y el papel decisivo desempeñado por Eva Perón, han sido fruto de estudios especiales. No olvidar que en Colombia María Eugenia Rojas viajó a la Argentina para conocer la experiencia de Evita y eso se tradujo en la Fundación de SENDAS… y el ulterior funcionamiento de la ANAPO... Actualmente poseemos estudios muy valiosos sobre los regímenes encarnados por Fidel Castro, Daniel Ortega, Hugo Chávez, Nicolás Maduro, Jair Bolsonaro y Nayib Bukele.
2. Nótese, sin embargo, que existieron diferencias entre los procesos de la Italia fascista, la Alemania nazi y la España falangista. ¿Cómo han sido juzgados por la historia estos regímenes? Sabemos que han sido duras lecciones aprendidas como ejemplos de gobiernos y regímenes que deberían ser irrepetibles en sus prácticas políticas.
Bibliografía mínima inicial
BALBO, Italo. (1939). La marcha sobre Roma. Alemania. BORJA, Rodrigo. (2002). Enciclopedia de la política. II Tomos. FCE. México. CARRILLO F., Fernando. (2024). Sin miedo. Debate. Bogotá. EBENSTEIN, William. (1943). The Nazi State. Farrar. Nueva York. FROMM, Eric. (1962). El miedo a la libertad. Paidos. Buenos Aires. GÓMEZ M. Alfonso. (2024). Democracia bloqueada. Intermedio. Bogotá. GRAMSCI, Antonio. (1947). Obras. Vol. I. Turín. HITTLER, Adolfo. (1939). Mi lucha. Ediciones Modernas. Bogotá. KIRKPATRICK, Sir Ivone. (1965). Mussolini. Análisis de un demagogo. España. NEWMAN, Franz. (1983). Pensamiento y acción del nacionalsocialismo. FCE. México. NOLTE, Ernest. (1970). El fascismo. De Mussolinni a Hittler. Luis de Caralt. Barcelona. POUTLANTZAS, Nicos. (1975). Fascismo y dictadura. Siglo XXI. México.