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Entre Copas y Entre Mesas
Vaya momento interesante el que viven los rones elaborados en Colombia. La novedad gira alrededor de los artesanales, que comienzan a agitar el segmento con tipicidades propias de su origen caribeño, andino y tropical. La diversidad de climas, alturas, suelos y variedades de caña es una cantera inexplorada en un país dominado por rones industriales y sin arraigo, cuyos insumos básicos –tafias y alcoholes– provienen de las Antillas y países vecinos.
El despegue de los destilados artesanales –rones y aguardientes– se apoya en la Ley 2005 de 2019, concebida para ampliar la demanda nacional de panela y mieles vírgenes, lo mismo que para diversificar la producción y comercialización de sus derivados, como los licores artesanales.
Actualmente, los cultivos de caña de azúcar en Colombia suman algo más de 400.000 hectáreas. A su vez, la base de la transformación de la caña se apoya en la existencia de 25.000 trapiches esparcidos por el territorio, los cuales, a su vez, dan sustento a 250.000 familias, lo que revela la escala social del segmento. Centenares de trapiches concentran su actividad en la producción de panela, azúcar y mieles vírgenes. Otros fermentan y destilan.
Entre los emprendimientos privados más visibles figuran Quimbaya Ron Artesanal, con sede en Cali y Bogotá; Amuleto Ron Artesanal y Desquite Aguardiente Artesanal, afincados en San Francisco de Sales, Cundinamarca: y Bolívar Artesanal, ubicado en Medellín Todos cuentan con producción autónoma.
El caso de Quimbaya Ron Artesanal es diferente, porque su apuesta consiste en ser vitrina de pequeños trapiches en distintas regiones. El proyecto fue desarrollado por Casa Pedro Domecq & Compañía (PDC), líder en importación, producción y exportación de vinos y licores desde hace setenta años. Su experiencia de 40 años en fermentación y destilación, desde su planta en Cali, le permite brindar asistencia técnica a los nuevos jugadores.
La marca Quimbaya, exclusiva de Casa Domecq, tiene como propósito realzar la contribución de las culturas ancestrales en la producción de oro. Dicha asociación cobra fuerza porque dicho ron artesanal es amarillo y brillante como el metal precioso. De hecho, su lema es “de nuestros trapiches sale el oro líquido de Colombia”. A hoy, Quimbaya produce un ron artesanal por cada una de cuatro denominaciones de origen disponibles: San Francisco de Sales, Cundinamarca; Villeta, Cundinamarca; Bugalagrande, Valle del Cauca, y Santander de Quilichao, Cauca. Pronto abarcará otras cinco zonas hasta completar nueve en su primera fase. Además, PDC promete pagar por las mieles precios tres veces más altos, y esto es algo que, en palabras de Mauricio Picciotto, de PDC, generará una mejora de ingresos para los campesinos.
Un repunte similar al de los rones artesanales colombianos fue el alcanzado por los mezcales mexicanos, que lograron abrirse paso entre las más fuertes tequileras.