En la década de los 90, el propio Fidel Castro, en su libro La paz en Colombia, aconsejó a la guerrilla dejar de lado la violencia. Desde hace tiempo Cuba no ha promovido sublevaciones en nuestro suelo y, en cambio, no ha ahorrado esfuerzos para ayudar en la terminación del conflicto. Por eso, es lamentable que el Departamento de Estado de EE. UU. acuse a Cuba de no “apoyar los esfuerzos de Colombia para asegurar una paz” duradera. Solo una administración en manos del señor Trump, tan amigo de los “hechos alternativos”, se hubiese atrevido a tergiversar la evidencia de manera tan abultada. Durante las conversaciones de La Habana la actitud de Cuba fue impecable. Neutralidad y apoyo sin desmayo.
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