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Taita rico, hijos mendigos

Iván Mejía Álvarez
08 de noviembre de 2009 - 04:59 a. m.

La Dimayor aprobó el millonario negocio de la venta del patrocinio del campeonato por los próximos cinco años a Postobón.

Historia vieja, interrogantes nuevos, una negociación comercial grande que deja muchas preguntas, que nadie resolverá, porque es más fácil que el Gobierno explique lo de las bases con los gringos, aclare lo de Agro Ingreso, responda por los “falsos positivos” o cambie la terna de uno para fiscal, a que Jesurum o Bedoya cuenten la verdad de sus negocios, de sus patrocinios.

Bueno, dirán ellos, esto es nuestro, esto es empresa privada y no tenemos que darle detalles a nadie. Y hasta razón tienen, a diferencia de los otros temas que son públicos y por los cuales nadie responde.

Al publicar las astronómicas cifras de patrocinio, de derechos de televisión, de uso del balón, se podría pensar que el fútbol colombiano está rico, boyante, generoso. Sobra la plata, puede pensar cualquier observador. Y resulta que no es así, el fútbol nacional, 18 profesionales y 18 de la B, está compuesto por equipos quebrados, sin un peso, con millonarias deudas. Equipos como América, que adeudan 10 quincenas, donde no hay un peso, que le debe plata a todo el mundo por diversas causas, como la mal denominada Ley Clinton y una ruinosa administración en la que una sola persona se quedó con todo el billete proveniente de la venta de los mejores jugadores. Equipos como Millos, que debe $28 mil millones producto de la peor administración de la historia, incompetente, incapaz, con “sospechosas” actuaciones.

Y así, salvo dos o tres, todos están mal, pasando problemas, quejándose amargamente de la falta de dinero. Si en la A es grave, imagínense cómo será en la B. A todos ellos, a todos los quebrados, a esos hijos mendigos que andan con la totuma pidiendo limosnas, se les acaba de aparecer el rico patrocinador que les va a permitir salir del atolladero, pensaría algún desprevenido lector. Imagínense entregarle dinero fresco y sano a López.

Dicen que los futbolistas y acreedores del quebrado fútbol están felices con la piñata prometida. Tras hablar de $45 mil millones, pueden acercarse a la ventanilla de pago de sus equipos a cobrar las quincenitas.

Olvídense todos, López incluido, este es el caso de un papá rico y unos hijos arruinados, y así seguirá.

 

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