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                                                                                                                                Notas sobre el amor desquiciado

                                                                                                                                Quien haya padecido un amor juvenil entenderá sin obstáculos La puerta estrecha de André Gide.

                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Las razones de Alissa para evadir el matrimonio son, en principio, de corte religioso. Su búsqueda de Cristo, en ocasiones obsesiva, la lleva a suponer que la dicha fácil es siempre motivo de desconfianza. De ahí el título, que viene de un versículo de Mateo: “Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta y espacioso el camino que lleva a la perdición”. Comprometerse con Jérôme significaría dar un paso bajo el umbral de la puerta ancha. Debe haber, entonces, cierta dificultad, cierto dolor, para que su amor sea a la vez el encuentro de Cristo y la unión fraternal.

                                                                                                                                Read more!

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                                                                                                                                Jérôme acepta, hasta cierto punto, que el amor es difícil de obtener. “Huí […] pensando que la merecería aún más si me alejaba pronto de ella”, escribe. Cuando intenta describir a Alissa, es incapaz de esbozar alguno de sus rasgos y sólo puede compararla con una estatuilla que se parece, según sospecha, al amor lejano de Dante, Beatriz. Alissa parece más una imagen inerte que un cuerpo que cambia, palpable. Ella misma lo recalca hacia el final de la primera parte: “Te enamoras de un fantasma […]. De una figura imaginaria […]. La Alissa que tú dices amar todavía, no está más que en el recuerdo”.

                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Read more!

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                                                                                                                                Por eso, Alissa parece albergar al sot, al bufón. Su monólogo, confuso y molesto, se tambalea de idea en idea sin encontrar un puerto. No se trata de un defecto, creo: es posible que su indecisión sea una ventaja para iluminar respuestas inéditas. La idea, por ejemplo, de que el amor más auténtico es aquel que se vive con cierta lejanía es tan compatible como la de que el amor lejano es un asunto de tontos endebles que buscan una recompensa celestial por su sacrificio terrenal. Su amor a tumbos pretende ser una alternativa al guion prescrito del matrimonio y el amor en pareja, pero se obsesiona a la vez por una búsqueda de Dios que restringe todos sus movimientos.

                                                                                                                                La puerta estrecha no es la mejor obra de Gide. El inmoralista, escrita siete años antes, tiene un discurso más sugerente y una estructura más arriesgada, y carece de los adornos retóricos que convierten a La puerta estrecha, en ocasiones, en un relato sensiblero. Sin embargo, sus orígenes cómicos permiten reconocerla como uno de los antecesores peculiares del absurdo (es tan absurdo que, aunque tiene apenas veintisiete años, Alissa está convencida de que la razón por la que Jérôme podría dejar de amarla es porque se ha vuelto vieja). De ese absurdo nos enteramos en las primeras páginas: “¿Qué quieres que te diga, mi amigo? Todo aquello es pura comedia”.

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                CODA

                                                                                                                                Arcadia publicó una lista extensa de obras de escritoras en español que vale la pena leer. Agrego aquí, de manera arbitraria, una estadounidense: Geography III de Elizabeth Bishop. De sus poemas, quizás el más popular es Un arte: “El arte de perder se domina con facilidad: / tantas cosas parecen decididas a extraviarse / que su pérdida no es ningún desastre”.

                                                                                                                                Quien haya padecido un amor juvenil entenderá sin obstáculos La puerta estrecha de André Gide.

                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Las razones de Alissa para evadir el matrimonio son, en principio, de corte religioso. Su búsqueda de Cristo, en ocasiones obsesiva, la lleva a suponer que la dicha fácil es siempre motivo de desconfianza. De ahí el título, que viene de un versículo de Mateo: “Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta y espacioso el camino que lleva a la perdición”. Comprometerse con Jérôme significaría dar un paso bajo el umbral de la puerta ancha. Debe haber, entonces, cierta dificultad, cierto dolor, para que su amor sea a la vez el encuentro de Cristo y la unión fraternal.

                                                                                                                                Read more!

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                                                                                                                                Jérôme acepta, hasta cierto punto, que el amor es difícil de obtener. “Huí […] pensando que la merecería aún más si me alejaba pronto de ella”, escribe. Cuando intenta describir a Alissa, es incapaz de esbozar alguno de sus rasgos y sólo puede compararla con una estatuilla que se parece, según sospecha, al amor lejano de Dante, Beatriz. Alissa parece más una imagen inerte que un cuerpo que cambia, palpable. Ella misma lo recalca hacia el final de la primera parte: “Te enamoras de un fantasma […]. De una figura imaginaria […]. La Alissa que tú dices amar todavía, no está más que en el recuerdo”.

                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Read more!

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                                                                                                                                Por eso, Alissa parece albergar al sot, al bufón. Su monólogo, confuso y molesto, se tambalea de idea en idea sin encontrar un puerto. No se trata de un defecto, creo: es posible que su indecisión sea una ventaja para iluminar respuestas inéditas. La idea, por ejemplo, de que el amor más auténtico es aquel que se vive con cierta lejanía es tan compatible como la de que el amor lejano es un asunto de tontos endebles que buscan una recompensa celestial por su sacrificio terrenal. Su amor a tumbos pretende ser una alternativa al guion prescrito del matrimonio y el amor en pareja, pero se obsesiona a la vez por una búsqueda de Dios que restringe todos sus movimientos.

                                                                                                                                La puerta estrecha no es la mejor obra de Gide. El inmoralista, escrita siete años antes, tiene un discurso más sugerente y una estructura más arriesgada, y carece de los adornos retóricos que convierten a La puerta estrecha, en ocasiones, en un relato sensiblero. Sin embargo, sus orígenes cómicos permiten reconocerla como uno de los antecesores peculiares del absurdo (es tan absurdo que, aunque tiene apenas veintisiete años, Alissa está convencida de que la razón por la que Jérôme podría dejar de amarla es porque se ha vuelto vieja). De ese absurdo nos enteramos en las primeras páginas: “¿Qué quieres que te diga, mi amigo? Todo aquello es pura comedia”.

                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                Arcadia publicó una lista extensa de obras de escritoras en español que vale la pena leer. Agrego aquí, de manera arbitraria, una estadounidense: Geography III de Elizabeth Bishop. De sus poemas, quizás el más popular es Un arte: “El arte de perder se domina con facilidad: / tantas cosas parecen decididas a extraviarse / que su pérdida no es ningún desastre”.

                                                                                                                                Ver todas las noticias
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