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La COP16: patrimonialización y conflicto

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Jaime Arocha
05 de noviembre de 2024 - 05:04 a. m.
“¿Habrá espacios públicos para explorar cómo reparar a los desposeídos de sus territorios ancestrales?”: Jaime Arocha
“¿Habrá espacios públicos para explorar cómo reparar a los desposeídos de sus territorios ancestrales?”: Jaime Arocha
Foto: UN Biodiversity - CDB
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“La COP16, ¿qué tiene que ver con la cultura, con el Ministerio de Cultura?” fue la pregunta maliciosa que el periodista Néstor Morales le hizo al ministro Juan David Correa en Cali. La respuesta contradijo esa visión que impuso el uribato: estética para el entretenimiento y el lucro empresarial. Explicó: “…si no empezamos a cambiar esa mirada que divide cultura y naturaleza, no vamos a ser capaces de hacer la paz con la naturaleza y de empezar a sentirnos una especie más”. Pasó a referirse a aquellos procesos siempre conflictivos de la formación y transformación de la identidad nacional, a medida de que la conversación pasaba al cuestionamiento de la propuesta de declarar como bien de interés cultural de la nación al monumento que levantaron comunidades del sector de Aguablanca a lo largo del estallido social de hace tres años y que bautizaron como “Puerto Resistencia”, en vez del más bien despectivo “Puerto Rellena” que los periodistas privilegiaban. Preguntaban qué consenso respaldaba esa proposición. Para ellos el que esa aprobación proviniera de la comunidad de Aguablanca representaba una alternativa ideologizada que ignoraba la violencia contra los policías y el vandalismo. “Ideología” e “ideologizar” son dos términos que hoy se usan para denigrar del progresismo, de modo que, con valentía, Correa aceptó que defendía una ideología y que era de izquierdas. Invitó a no argumentar situándose en los extremos de denigrar a “Puerto Rellena” y exaltar la estatua de Belalcázar, y más bien optar por el diálogo conflictivo entre contradictores, cuya intención no es eliminarse sino aceptarse en la convivencia de opuestos.

No creo que el ministro haya convencido. De lo que sí estoy seguro es de que no hubo respuesta para la pregunta inicial, porque no hicieon referencia a eventos que auspició el Ministerio como los de reivindicación de las culturas del Afropacífico o los foros que organizó en respuesta a esa intersección entre cultura y naturaleza que orientó a toda la convención.

Asistí a uno de esos paneles, Megadiversidad y Paz. Las presentaciones que tuvieron lugar me dejaron pensando en la conflictividad posible que despertaría otra propuesta de patrimonialización, la del paisaje cañero del Valle. Si uno explora el vínculo entre aniquilamiento de la megadiversidad y violencia, tiene que considerar que la formación de las enormes extensiones dedicadas al monocultivo altamente tecnificado de la caña lo ha sustentado el desplazamiento del campesinado de ascendencia africana del sur de ese departamento y del norte del Cauca. Son esos desplazados los que formaron buena parte de las comunas que reivindican el espacio de Puerto Resistencia. A ese campesinado también lo afectó el desecamiento de humedales y lagunas mediante la represa de la Salvajina. De ahí la desaparición de sus economías anfibias, y de las especies endémicas y migratorias con las cuales interactuaban. A estas formas de etnocidio y ecocidio se le suman los efectos sobre el calentamiento por la quema sistemática de los vástagos verdes de caña para facilitar la entrada de los corteros por los respectivos callejones, lo anterior además del monopolio y agotamiento de las fuentes de aguas superficiales que ha llevado a la perforación de más de diez mil pozos profundos que afectan otro patrimonio ambiental de todos los colombianos y cuya constitución ha tomado millones de años.

Si el argumento para fustigar al ministro de las Culturas, las Artes y los Saberes era que para sustentar el el proyecto de patrimonialización de Puerto Resistencia no ha habido los consensos necesarios, para el caso del paisaje cañero, ¿habrá espacios públicos para explorar cómo reparar a los desposeídos de sus territorios ancestrales, a quienes les arrebataron modos de producción y subsistencia centrados en el uso de los humedales, a quienes deben respirar aire contaminado con la cenizas de la quema de la caña, a quienes ya no pueden beneficiarse de los ríos y quebradas de los cuales se beneficiaron sus antepasados y a quienes deberían ser los usufructuarios principales de las aguas subterráneas?

*Miembro Consejo Consultor, Ministerio de las Culturas, las Artes y los Saberes.

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Felipe(94028)06 de noviembre de 2024 - 01:19 a. m.
Sea Puerto Rellena o Resistencia, no es Aguablanca. Al articulista le preocupa el cultivo de caña, ignorando que el 75% de toda la superficie cañera del país pertenece a más de 5.000 pequeños o medianos propietarios y eso desde hace siglos. Debiera explicar cómo se les expropia para entregarles sus tierras a no se sabe quién. Parece no preocuparle tanto que haya mucha más superficie dedicada a la producción de cocaína que a la de azúcar.
conrado(xybxp)05 de noviembre de 2024 - 06:08 p. m.
Excelente. Gracias.
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