Ni Ángela ni yo albergamos duda alguna cuando mi hija Tatiana nos propuso que fuéramos con ella al Amazonas. El propósito del viaje era entregarles a los miembros de una maloka bora muinane el catálogo “Belleza inminente” que ella acababa de publicar, con piezas sobre la majestuosidad de esas selvas tropicales húmedas, los riesgos que para ellas significa la reiterada extracción de sus riquezas, así como acerca del carácter sagrado del cultivo y uso de la hoja de coca. Básica en esa publicación es la entrevista que ella le hizo a Sikamarim Nagedeka Jifichiu sobre el valor simbólico y espiritual que le da a la hoja de coca su tostado, pilado y mezclado con las cenizas de yarumo para el consumo ritual mediante el mambe. Hoy a ese adalid más lo distinguen como Gory, nombre occidentalizado por el cual optaron sus padres debido a que admiraban a un misionero llamado Gary. Pertenece al clan muinane de la palma de cumare, y al linaje de la sombra del cumare. Tatiana reforzó las palabras de ese sabio tradicional con las de Antonuela Ariza y Eduardo Martínez, también combatientes de la estigmatización oficial del cultivo de la hoja de coca y sus usos tradicionales.
Esa maloca data de 2017, luego de que la madre de Gory, Aurelia Jifichiu Kummimarima, alcanzara un acuerdo con los ticunas del kilómetro 17 de la carretera, para que gente bora como ella pudiera tener un asentamiento y de esa manera lograr su reconstitución étnica. El padre de Gory, Aniceto Nejedeka Kajutne, era muinane y apoyó el proyecto de su esposa, una de cuyas metas consistió en identificar y convocar a otras personas competentes en las religiones de sus ancestros, de modo tal que ellas contribuyeran a consolidar el corpus de cantos mitológicos que contenían las instrucciones precisas de cómo levantar una de esas enormes construcciones comunitarias que además fungen como templos y observatorios de las estrellas.
Imposible no recordar el énfasis que Yuval Harari les da a esos relatos como medios de aglutinar comunidades complejas mediante las expresiones compartidas que ofrecen acerca del futuro. Sin embargo, en este caso, la codificación mitológica era asunto de vida o muerte étnica. Sin ella no habría sido posible una nueva revitalización social, luego de haber sido víctimas de esa renovada diáspora que ocasionó la violencia por la ampliación comercial de los cultivos de coca y la consecuente exportación de cocaína.
A lo largo de los años de 1940 y 1950, pueblos como los bora, murui, muinane y andoke habían logrado valerse de sus relatos mitológicos para reunificarse y revitalizarse luego del genocidio y destierro sistemático que ocasionó la esclavización cauchera. Darle marcha atrás al nuevo etnocidio iniciado en el decenio de 1970 dependerá de que el mambe vuelva a ser el rito fundamental que celebren en una maloca, de modo que reconstituyan las funciones con las cuales el Abuelo Creador dotó a la planta de la sabiduría, a partir de las conversaciones sagradas acerca del pensar, sentir, reflexionar, descubrir y hallar el sentido de la existencia de cada quien.
Gory nos esperaba en el aeropuerto de Leticia. Dada la estela de sabiduría con la cual se le reconoce, no lo imaginaba tan joven y fue evasivo cuando le pregunté si a él ya lo reconocían como abuelo. Vestía una camiseta verde con el emblema de Grupo Aves Kauré y llevaba terciados unos binoculares, testigos de oficio mediante el cual él y otros indígenas intentan complementar los ingresos por el policultivo que hacen en esas chagras que no involucran la tala total de la selva circundante y reproducen la biodiversidad propia de esos ámbitos.
Quedamos atónitos por la habilidad de ver pájaros grandes y pequeños en medio del follaje espeso, de nombrarlos a partir de las palabras castellanas, del latín científico y del bora y miunane. Hacer parte del creciente ecoturismo consiste en una alternativa válida hacia un futuro al cual hoy lo comprometen los virus del covid. A mediados de 2020, esa pandemia se llevó a los padres de Gory, doña Aurelia y don Aniceto, y con ellos a la sabiduría acumulada por generaciones. De ahí la clara conciencia del papel que les corresponde a los del grupo de edad de Gory con respecto al porvenir de su comunidad.
Nota: el 28 de enero de 2021, en Barbacoas, asesinaron a Esnaider Ortíz, voz principal y marimbero del ensamble Changó. En enero de 2019, durante las celebraciones de Jesús Nazareno en Magüí (Nariño) tuvimos el privilegio de estremecernos con su canto. Pensando en la muerte de Junior Jein, los músicos negros tendrán que adicionarse a los liderazgos amenazados. Wisman Tenorio, fundador del grupo Changó, anunció que seguirán resistiendo con sus marimbas, guasáes y cununos.
* Miembro fundador, Grupo de estudios afrocolombianos, Universidad Nacional.
Ni Ángela ni yo albergamos duda alguna cuando mi hija Tatiana nos propuso que fuéramos con ella al Amazonas. El propósito del viaje era entregarles a los miembros de una maloka bora muinane el catálogo “Belleza inminente” que ella acababa de publicar, con piezas sobre la majestuosidad de esas selvas tropicales húmedas, los riesgos que para ellas significa la reiterada extracción de sus riquezas, así como acerca del carácter sagrado del cultivo y uso de la hoja de coca. Básica en esa publicación es la entrevista que ella le hizo a Sikamarim Nagedeka Jifichiu sobre el valor simbólico y espiritual que le da a la hoja de coca su tostado, pilado y mezclado con las cenizas de yarumo para el consumo ritual mediante el mambe. Hoy a ese adalid más lo distinguen como Gory, nombre occidentalizado por el cual optaron sus padres debido a que admiraban a un misionero llamado Gary. Pertenece al clan muinane de la palma de cumare, y al linaje de la sombra del cumare. Tatiana reforzó las palabras de ese sabio tradicional con las de Antonuela Ariza y Eduardo Martínez, también combatientes de la estigmatización oficial del cultivo de la hoja de coca y sus usos tradicionales.
Esa maloca data de 2017, luego de que la madre de Gory, Aurelia Jifichiu Kummimarima, alcanzara un acuerdo con los ticunas del kilómetro 17 de la carretera, para que gente bora como ella pudiera tener un asentamiento y de esa manera lograr su reconstitución étnica. El padre de Gory, Aniceto Nejedeka Kajutne, era muinane y apoyó el proyecto de su esposa, una de cuyas metas consistió en identificar y convocar a otras personas competentes en las religiones de sus ancestros, de modo tal que ellas contribuyeran a consolidar el corpus de cantos mitológicos que contenían las instrucciones precisas de cómo levantar una de esas enormes construcciones comunitarias que además fungen como templos y observatorios de las estrellas.
Imposible no recordar el énfasis que Yuval Harari les da a esos relatos como medios de aglutinar comunidades complejas mediante las expresiones compartidas que ofrecen acerca del futuro. Sin embargo, en este caso, la codificación mitológica era asunto de vida o muerte étnica. Sin ella no habría sido posible una nueva revitalización social, luego de haber sido víctimas de esa renovada diáspora que ocasionó la violencia por la ampliación comercial de los cultivos de coca y la consecuente exportación de cocaína.
A lo largo de los años de 1940 y 1950, pueblos como los bora, murui, muinane y andoke habían logrado valerse de sus relatos mitológicos para reunificarse y revitalizarse luego del genocidio y destierro sistemático que ocasionó la esclavización cauchera. Darle marcha atrás al nuevo etnocidio iniciado en el decenio de 1970 dependerá de que el mambe vuelva a ser el rito fundamental que celebren en una maloca, de modo que reconstituyan las funciones con las cuales el Abuelo Creador dotó a la planta de la sabiduría, a partir de las conversaciones sagradas acerca del pensar, sentir, reflexionar, descubrir y hallar el sentido de la existencia de cada quien.
Gory nos esperaba en el aeropuerto de Leticia. Dada la estela de sabiduría con la cual se le reconoce, no lo imaginaba tan joven y fue evasivo cuando le pregunté si a él ya lo reconocían como abuelo. Vestía una camiseta verde con el emblema de Grupo Aves Kauré y llevaba terciados unos binoculares, testigos de oficio mediante el cual él y otros indígenas intentan complementar los ingresos por el policultivo que hacen en esas chagras que no involucran la tala total de la selva circundante y reproducen la biodiversidad propia de esos ámbitos.
Quedamos atónitos por la habilidad de ver pájaros grandes y pequeños en medio del follaje espeso, de nombrarlos a partir de las palabras castellanas, del latín científico y del bora y miunane. Hacer parte del creciente ecoturismo consiste en una alternativa válida hacia un futuro al cual hoy lo comprometen los virus del covid. A mediados de 2020, esa pandemia se llevó a los padres de Gory, doña Aurelia y don Aniceto, y con ellos a la sabiduría acumulada por generaciones. De ahí la clara conciencia del papel que les corresponde a los del grupo de edad de Gory con respecto al porvenir de su comunidad.
Nota: el 28 de enero de 2021, en Barbacoas, asesinaron a Esnaider Ortíz, voz principal y marimbero del ensamble Changó. En enero de 2019, durante las celebraciones de Jesús Nazareno en Magüí (Nariño) tuvimos el privilegio de estremecernos con su canto. Pensando en la muerte de Junior Jein, los músicos negros tendrán que adicionarse a los liderazgos amenazados. Wisman Tenorio, fundador del grupo Changó, anunció que seguirán resistiendo con sus marimbas, guasáes y cununos.
* Miembro fundador, Grupo de estudios afrocolombianos, Universidad Nacional.