#SinPueblosÉtnicosNoHayPaz

Jaime Arocha
12 de septiembre de 2017 - 02:00 a. m.
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En la homilía de la misa que el papa Francisco ofreció en Cartagena dijo: “San Pedro supo restaurar la dignidad y la esperanza de centenares de miles de negros y esclavos que llegaban… con todas sus esperanzas perdidas”. Sin embargo, dos horas después, el tambor llevó la voz de su despedida. En los años de Claver, ese instrumento convocó a quienes fueron secuestrados en las costas de África occidental y central alrededor de sus ancestros y divinidades. Fue así como dieron origen al movimiento cimarrón que extendió la esperanza de libertad por la llanura Caribe hasta finales del siglo XVIIII.

La esperanza de entonces hoy protagoniza dos reclamos conocidos unos días antes de la llegada del papa. Uno de ellos es el “Acuerdo Humanitario Ya en el Chocó” de la Mesa de Concertación de los Pueblos Indígenas del Chocó, la Red Departamental de Mujeres Chocoanas y el Movimiento Ruta Pacífica de Mujeres Regional Chocó, además de otras organizaciones de la base, acompañadas por la ONU, la OEA y la Diócesis de Quibdó, Istmina y Tadó. Expresan “la urgencia de lograr un acuerdo humanitario inmediato que permita fortalecer la paz, salvar vidas y garantizar los derechos étnico-territoriales de los habitantes del Chocó”. A los negociadores del Eln y del Gobierno Nacional les exigen no levantarse de la mesa de negociación de paz en Quito para consolidar el cese del fuego bilateral, coadyuvar en el desmonte de los grupos armados ilegales; garantizar el respeto por la territorialidad étnica, afectada por desplazamientos y confinamientos forzados; suspender el reclutamiento de niños, niñas y adolescentes, así como la violencia contra las mujeres; contrarrestar la propagación de cultivos de uso ilícito, así como de la minería del oro mediante el uso de maquinaria pesada y mercurio.

La segunda de esas reclamaciones es de la Comisión Étnica para la Paz y la Defensa de los Derechos Territoriales, de la cual hacen parte la Organización Nacional Indígena de Colombia, las Autoridades Tradicionales Indígenas de Colombia, Gobierno Mayor, y el Consejo Nacional de Paz Afrocolombiano, entre otras del movimiento social afro que —hasta último momento— ejercieron las presiones necesarias para incluir el capítulo étnico dentro del Acuerdo de Paz. Ahora vuelven a manifestarse porque a las exigencias de ese capítulo no las está respetando la Comisión de Seguimiento, Impulso y Verificación de la Implementación del Acuerdo Final (CSIVI), la cual ha sido renuente a incorporar los indicadores étnicos que ofrezcan “las garantías mínimas que el plan de implementación debería dejar establecidas en términos de recursos, políticas y programas que más adelante se reflejen en el Plan Nacional de Desarrollo”.

Estos reclamos concuerdan con el discurso a los obispos: “Sean por lo tanto el otro brazo de la Amazonía. Colombia no la puede amputar sin ser mutilada en su rostro y en su alma”. Parto de que el Pacífico es parte del alma amazónica. Y que tengan una particular sensibilidad “hacia las raíces afrocolombianas de su gente, que tan generosamente han contribuido a plasmar el rostro de esta tierra”. El papa selló reiterando el lema de su visita “Dar el primer paso y salir al encuentro de los demás”. Otra manera de afirmar el espíritu de la Comisión Étnica “#SinPueblosÉtnicosNoHayPaz”.

* Miembro fundador del Grupo de Estudios Afrocolombianos, Universidad Nacional.

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