Las paradojas existen, de eso no NO hay duda. Paradoja es saber que el concepto de Genocidio surgió precisamente de la barbarie cometida contra el pueblo judío durante la Segunda Guerra Mundial. Fue el profesor Raphael Lemkin quien acuñó el término usándolo por primera vez en su libro El dominio del Eje en la Europa ocupada, publicado en 1944. Lemkin escapó de Polonia cuando el ejército alemán la invadió, llegó a Estados Unidos y se convirtió en analista de guerra en Washington.
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Las paradojas existen, de eso no NO hay duda. Paradoja es saber que el concepto de Genocidio surgió precisamente de la barbarie cometida contra el pueblo judío durante la Segunda Guerra Mundial. Fue el profesor Raphael Lemkin quien acuñó el término usándolo por primera vez en su libro El dominio del Eje en la Europa ocupada, publicado en 1944. Lemkin escapó de Polonia cuando el ejército alemán la invadió, llegó a Estados Unidos y se convirtió en analista de guerra en Washington.
El término “genocidio” se utilizó por primera vez en la esfera del derecho internacional durante los juicios de Nuremberg, y en 1948 se estableció su prohibición dentro de la Convención para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio de las Naciones Unidas. Se entendía como un crimen de derecho internacional independientemente de si se cometía en tiempos de guerra o en tiempos de paz.
El Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional considera que para que un acto se considere genocidio debe ser perpetrado con la intención de destruir de manera total o parcial a un grupo nacional, étnico, racial o religioso y puede estar descrito como la matanza de los miembros de un grupo, lesiones graves a la integridad física o mental de sus miembros, sometimiento intencional a condiciones de existencia que conlleva su destrucción física, medidas destinadas a impedir nacimientos en el seno del grupo y traslado por la fuerza de niños del grupo a otro grupo.
En Gaza, a la fecha, alrededor de 10.091 niños palestinos han sido asesinados en 72 días. Muchos sobrevivientes se encuentran gravemente heridos por quemaduras, luchando por su vida con sus cuerpos amputados. No se tiene la cuenta de cuántos puedan permanecer bajo los escombros de edificios derribados por los bombardeos de Israel. Los que llegan buscando ayuda a los hospitales, se encuentran con difíciles condiciones médicas. Muchos de los procedimientos se realizan sin anestesia. Un titular de CNN del pasado 8 de diciembre reseñó. “Encuentran bebés muertos y en descomposición en la unidad de cuidados intensivos de un hospital evacuado en Gaza”. Los periodistas relataron que los pequeños infantes fueron hallados aún conectados a los tubos que debían mantenerlos con vida, sobre las camas de los hospitales, al punto de la putrefacción. Corresponsales de prensa palestinos aseguraron que el ejército de Israel ordenó evacuar el centro hospitalario y aseguró que la Cruz Roja se encargaría de trasladar a los bebés. Nunca ocurrió.
Las cuentas dicen que unos 25.000 niños palestinos han perdido, en este tiempo, a uno de sus padres o a ambos. Es decir, en medio de los bombardeos que no se detienen, los niños están a la deriva, al cuidado de quien pueda tenderles una mano. En algunos casos han desaparecido a toda su familia. Se habla de que el 90 % de la población ha sido desplazada de sus hogares. Algunos han sobrevivido a un primer bombardeo y han vuelto a ser bombardeados en los sitios donde han sido albergados o en los refugios. La misión médica ha sido constantemente atacada. Tanto hospitales como ambulancias. Se han contado, en estos días, unos 90 periodistas asesinados. Israel no permite la entrada de periodistas a la Franja de Gaza, les pone obstáculos y limitaciones. Incluso, advierte que revisará el material para evitar que ponga en peligro sus operaciones en la zona.
Gran parte de la población enfrenta una grave crisis sanitaria, no tienen acceso a fuentes de agua potable, no hay alimentos ni medicamentos. El invierno y la lluvia ha traído otra serie de enfermedades, considerando que muchos se encuentran desprotegidos, desprovistos de condiciones mínimas de salubridad y seguridad. Las mujeres embarazadas se han visto obligadas a parir a sus hijos con el cielo iluminado por las explosiones, con miedo, y con cesáreas sin anestesia.
Y sí, desde 1948 hablamos de genocidio, lo condenamos, y nos consideramos civilizados con nuestros tratados modernos. Y sí, aquí estamos, preguntándonos de qué nos sirve.