No nos alcanzará la vida para perdonarnos tanto silencio
La doctora Ruba, médica palestina vinculada a la organización Médicos Sin Fronteras (MSF), ha impactado con su descripción de la situación: “Atacan a todo el mundo. Nadie está a salvo”. Su sensible relato habla sobre las heridas que suele encontrar en los pacientes que atiende en medio de los bombardeos. Personas con distintos tipos de quemaduras, partes del cuerpo en carne viva, fracturas y muchísimos niños amputados. Los procedimientos se hacen sin anestésicos, no hay calmantes ni analgésicos. Retumban en sus oídos los gritos de dolor.
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La doctora Ruba, médica palestina vinculada a la organización Médicos Sin Fronteras (MSF), ha impactado con su descripción de la situación: “Atacan a todo el mundo. Nadie está a salvo”. Su sensible relato habla sobre las heridas que suele encontrar en los pacientes que atiende en medio de los bombardeos. Personas con distintos tipos de quemaduras, partes del cuerpo en carne viva, fracturas y muchísimos niños amputados. Los procedimientos se hacen sin anestésicos, no hay calmantes ni analgésicos. Retumban en sus oídos los gritos de dolor.
Los sobrevivientes toman agua contaminada y escasos alimentos en mal estado. En los refugios abundan las pulgas, enfermedades en la piel y Hepatitis A. Hay huérfanos por todos lados. La doctora Ruba está preocupada por sus hijos, por su propia vida y ha comenzado a perder la esperanza. No lo dice, pero hay imágenes de gatos devorando los cuerpos de los muertos en las calles de las ciudades de Gaza. La poca comida de animales ha empezado a usarse para alimentar a la gente, a los sobrevivientes que mueren de hambre.
Otro médico, Ahmed Abu Sabha, contó que él y otros colegas habían sido detenidos por tropas israelíes en medio de una incursión al hospital Nasser. Los soldados los obligaron a desnudarse, les vendaron los ojos, los golpearon en distintas ocasiones y los intimidaron con perros furiosos. A él le fracturaron la mano. MSF también denunció el asesinato de dos de sus profesionales de salud, los médicos Mahmoud Abu Nujaila y Ahmad Al Sahar, en medio de ataques al tercer y cuarto piso del hospital Al-Awda. Un tercer médico también perdió la vida y muchos resultaron gravemente heridos.
La misión médica, que se supone goza de una protección especial, está siendo exterminada por la arremetida armada de Israel. Hemos visto a la doctora Al Assouli agazaparse sobre su propia estatura para intentar salvarse de las balas de los francotiradores. Corre en medio de la noche, en las inmediaciones del hospital Al-Nasser, para alcanzar a un hombre que está tendido del otro lado de la calle, derribado, sangrando, que fue alcanzado por una bala de los soldados de Israel que permanecen apostados cerca, disparándole a todos los que entran y salen del hospital, incluidos los animales. Los ataques a la misión médica son considerados violaciones al derecho internacional humanitario. ¿Dónde están las organizaciones y colectivos médicos levantando sus voces por los colegas? ¿Por qué tanto silencio? ¿Dónde están las agremiaciones de especialistas y las facultades de medicina? Son sus colegas los que están allí.
El mes más sagrado para el calendario musulmán, el Ramadán, acaba de dar inicio. Las acostumbradas comidas al ponerse el sol, posteriores al ayuno, no estarán en la mesa de las familias palestinas. No hay mesa. Tampoco hay ayunos. Ya se han reportado 27 muertes por desnutrición en los últimos días. Organismos de Naciones Unidas han advertido que esta es una guerra contra los niños y advierten la consolidación de una hambruna. No nos alcanzará la vida, como Humanidad, para perdonarnos tanto silencio en medio de este genocidio transmitido en directo. Estaremos de acuerdo con que es inaceptable ser antisemita. Estaremos claros, también, que bajo ninguna circunstancia estaremos de acuerdo con castigos colectivos contra inocentes, castigos colectivos que busquen el exterminio de un pueblo, como lo hace hoy el gobierno de Israel contra el pueblo palestino.