El candidato de la Farc a la Cámara de Representantes por Bogotá es Jairo González Mora, alias Byron Yepes. Tenía 22 años cuando, en 1983, ingresó a un frente de la guerrilla que operaba en San Vicente del Caguán. Cuentan que el oriundo de Cabrera, Cundinamarca, era uno de los consentidos del Mono Jojoy y que desde los 13 años comenzó su militancia en la Juventud Comunista. Este guerrillero, como tantos que estamos empezando a descubrir, era para los colombianos un desconocido antes del proceso de paz con el gobierno Santos. Eso cambió hace unos días por un testimonio atroz presentado por Noticias RCN: una mujer reclutada en el Meta a las 14 años que fue obligada a abortar a su bebé cuando tenía 8 meses de embarazo. Quien la obligó fue el comandante de frente Jairo González Mora, alias Byron Yepes. El “jefe”, a quien la mujer le dijo que quería tener el bebé, la mandó para el “hospital” del frente y allí, cuenta ella “me aplicaron droga por dos días para matarlo, y como no se moría, entonces rompieron la fuente pa que se ahogara y ni así se murió”. El bebé vivió unas horas y luego, por abandono, porque nadie hizo nada para salvarlo, murió en eso que allí llamaban hospital y que al parecer no era otra cosa que un centro de horrores y de torturas.
Decía pues que ese jefe de frente de apellido González Mora y conocido por la tropa como Byron Yepes es el candidato para Cámara por Bogotá. Y es bueno, porque fue así como prometieron el Proceso de Paz, que primero estén siempre las víctimas, en este caso esta mujer a la que el comandante Byron le mató al hijo. Y sus voces, es decir, sus testimonios, sus dolores. Y el periodismo tiene la obligación de darle espacio a esas voces, de servir como parlante de las tantas víctimas que este conflicto ha dejado. Este fin de semana, en la inscripción de los candidatos a Congreso, el periodista Alejandro Arteaga de Noticias RCN le preguntó al señor Yepes si reconocía los señalamientos de la mujer, si aceptaba que esas denuncias eran ciertas. Y entonces ocurrió una escena que ilustra, de manera precisa, lo que siguen siendo las Farc: unos criminales acostumbrados a la ley de la selva. Jesús Santrich, sobre el que ya escribí hace un par de semanas, aparece con cara de indignado y suelta esta perla: “No señor, así no es, estamos en un proceso de paz y no en una situación de conflicto, así que párenle, así no es la cosa, eso es ser cretino, sea serio".
Vamos por partes. De manera que según Santrich, como estamos en “proceso de paz” y no en “situación de conflicto”, los periodistas no pueden preguntar nada que incomode a los candidatos de la Farc al Congreso. Si preguntan lo que deben preguntar, es decir lo que incomoda, no están siendo “serios” sino “cretinos”. Entonces lo que tenemos que hacer los periodistas, según el manual ético y periodístico de Santrich, es “pararle” a esa vaina porque “así no es la cosa”. Lamento decirle al señor Santrich que así sí es la cosa, que los periodistas del país no están al servicio de la comodidad de los ex guerrilleros, que acá los periodistas podemos preguntar lo que queramos, una y mil veces. Ahora que están tan ansiosos de entrar en política, no sobra recordar a los Santrich de la ex guerrilla que el juego es ahora a otro precio: ya no basta con fusilar a los contradictores para acabar con el problema. El problema para ustedes, Santrich, recién comienza, porque los periodistas nos encargaremos de seguirles preguntando por las matanzas, los secuestros, los niños reclutados y sí, las tantas mujeres a las que obligaron a abortar. Porque fue así como le vendieron al país el proceso de paz: una oportunidad para que los victimarios le den la cara a las víctimas. Y para que ustedes, entre otros tantos actores del conflicto, reconozcan lo que han hecho y pidan perdón. Sí, no será frente a las cámaras y los micrófonos, no, será en la JEP, pero eso no implica, de ninguna manera, que el periodista, por hacer su trabajo, sea un cretino. El que se comporta como un necio es Santrich cuando así reacciona, cuando sale en defensa de la barbarie de su compañero ahora Congresista, porque esa curul ya la tiene asegurada, e insulta al periodista.
Ya que tanto le molesta a Santrich, seguiremos preguntando por las cosas que hicieron. Seguiremos contando, ahora que ustedes hacen política, quiénes son los que llevarán las banderas de su movimiento. O, si prefieren, adoptaremos el cretinismo como oficio permanente.
@espinosaradio
El candidato de la Farc a la Cámara de Representantes por Bogotá es Jairo González Mora, alias Byron Yepes. Tenía 22 años cuando, en 1983, ingresó a un frente de la guerrilla que operaba en San Vicente del Caguán. Cuentan que el oriundo de Cabrera, Cundinamarca, era uno de los consentidos del Mono Jojoy y que desde los 13 años comenzó su militancia en la Juventud Comunista. Este guerrillero, como tantos que estamos empezando a descubrir, era para los colombianos un desconocido antes del proceso de paz con el gobierno Santos. Eso cambió hace unos días por un testimonio atroz presentado por Noticias RCN: una mujer reclutada en el Meta a las 14 años que fue obligada a abortar a su bebé cuando tenía 8 meses de embarazo. Quien la obligó fue el comandante de frente Jairo González Mora, alias Byron Yepes. El “jefe”, a quien la mujer le dijo que quería tener el bebé, la mandó para el “hospital” del frente y allí, cuenta ella “me aplicaron droga por dos días para matarlo, y como no se moría, entonces rompieron la fuente pa que se ahogara y ni así se murió”. El bebé vivió unas horas y luego, por abandono, porque nadie hizo nada para salvarlo, murió en eso que allí llamaban hospital y que al parecer no era otra cosa que un centro de horrores y de torturas.
Decía pues que ese jefe de frente de apellido González Mora y conocido por la tropa como Byron Yepes es el candidato para Cámara por Bogotá. Y es bueno, porque fue así como prometieron el Proceso de Paz, que primero estén siempre las víctimas, en este caso esta mujer a la que el comandante Byron le mató al hijo. Y sus voces, es decir, sus testimonios, sus dolores. Y el periodismo tiene la obligación de darle espacio a esas voces, de servir como parlante de las tantas víctimas que este conflicto ha dejado. Este fin de semana, en la inscripción de los candidatos a Congreso, el periodista Alejandro Arteaga de Noticias RCN le preguntó al señor Yepes si reconocía los señalamientos de la mujer, si aceptaba que esas denuncias eran ciertas. Y entonces ocurrió una escena que ilustra, de manera precisa, lo que siguen siendo las Farc: unos criminales acostumbrados a la ley de la selva. Jesús Santrich, sobre el que ya escribí hace un par de semanas, aparece con cara de indignado y suelta esta perla: “No señor, así no es, estamos en un proceso de paz y no en una situación de conflicto, así que párenle, así no es la cosa, eso es ser cretino, sea serio".
Vamos por partes. De manera que según Santrich, como estamos en “proceso de paz” y no en “situación de conflicto”, los periodistas no pueden preguntar nada que incomode a los candidatos de la Farc al Congreso. Si preguntan lo que deben preguntar, es decir lo que incomoda, no están siendo “serios” sino “cretinos”. Entonces lo que tenemos que hacer los periodistas, según el manual ético y periodístico de Santrich, es “pararle” a esa vaina porque “así no es la cosa”. Lamento decirle al señor Santrich que así sí es la cosa, que los periodistas del país no están al servicio de la comodidad de los ex guerrilleros, que acá los periodistas podemos preguntar lo que queramos, una y mil veces. Ahora que están tan ansiosos de entrar en política, no sobra recordar a los Santrich de la ex guerrilla que el juego es ahora a otro precio: ya no basta con fusilar a los contradictores para acabar con el problema. El problema para ustedes, Santrich, recién comienza, porque los periodistas nos encargaremos de seguirles preguntando por las matanzas, los secuestros, los niños reclutados y sí, las tantas mujeres a las que obligaron a abortar. Porque fue así como le vendieron al país el proceso de paz: una oportunidad para que los victimarios le den la cara a las víctimas. Y para que ustedes, entre otros tantos actores del conflicto, reconozcan lo que han hecho y pidan perdón. Sí, no será frente a las cámaras y los micrófonos, no, será en la JEP, pero eso no implica, de ninguna manera, que el periodista, por hacer su trabajo, sea un cretino. El que se comporta como un necio es Santrich cuando así reacciona, cuando sale en defensa de la barbarie de su compañero ahora Congresista, porque esa curul ya la tiene asegurada, e insulta al periodista.
Ya que tanto le molesta a Santrich, seguiremos preguntando por las cosas que hicieron. Seguiremos contando, ahora que ustedes hacen política, quiénes son los que llevarán las banderas de su movimiento. O, si prefieren, adoptaremos el cretinismo como oficio permanente.
@espinosaradio