En entrevista con RCN Radio la precandidata y senadora Claudia López definió al partido Cambio Radical como “un concierto para delinquir con personería jurídica”. Más allá de la mordacidad del apunte y de la risilla burlona que genera, no hay que olvidar que aquel es el partido político de Germán Vargas Lleras, privilegiado candidato a las elecciones presidenciales en el 2018. De manera que merece la pena examinar el prontuario criminal del grupo político liderado por Vargas Lleras y que nació, en 1998, como una disidencia del Partido Liberal. Empecemos con un breve contexto. Para ello, no hay manera más apropiada que remitirse a la página oficial del partido. Si le da pereza, yo le hago un resumen de lo que encontraría. Primero, la fachada: una foto en blanco y negro de Luis Carlos Galán mirando al horizonte y una frase “La justicia, como la libertad y la vida, tenemos que conquistarla todos los días. La lucha por estos ideales no termina nunca”. Inspirador. Luego, en una serie de fotos, aparece el Dr. Vargas Lleras viendo volar unas palomas, el Dr. Vargas Lleras actuando de obrero mientras pone un ladrillo, el Dr. Vargas Lleras mirando desde un puente una carretera a doble calzada, el Dr. Vargas Lleras liderando una encuesta.
Luego, cuando ya esté usted a punto de convencerse de que ha encontrado el partido político que necesita el país, haga click en Nuestra Visión y convénzase del todo con estas palabras sinceras: “Ser reconocido como un partido político que encarna los principios de la democracia, que incide de manera determinante para mejorar la vida de los colombianos, luchando contra la corrupción, la violencia…”. Finalmente, para apagar cualquier asomo de duda, remítase a Misión: su objetivo es “propugnar por superar la pobreza, la injusticia y la inmoralidad”. En este punto es difícil no caer de rodillas ante la evidencia incontrovertible de la pureza democrática del partido del Dr. Vargas Lleras. Qué bendecida ha sido la democracia criolla con el compromiso de honestidad y de decencia inquebrantable del partido que utiliza como imagen la figura de un gran hombre asesinado por la mafia.
Vamos a los hechos. Según los expedientes de la justicia colombiana, el partido Cambio Radical, el mismo del Dr. Vargas Lleras, ha tenido la mala suerte de avalar la candidatura de 41 congresistas investigados por parapolítica. De esos, 19 han sido condenados, entre ellos algunos tan notables en su compromiso democrático como Miguel Pinedo Vidal y Javier Cáceres Leal, mencionados por individuos transparentes como Jorge 40 y Salvatore Mancuso. Pero espere, que esto apenas comienza. En sus largos años de compromiso por la lucha contra la corrupción, nueve gobernadores avalados por Cambio Radical han sido condenados, además de La Crónica Perfecta de una Condena Anunciada, la de Kiko Gómez: 40 años de cárcel por homicidio. Solo en 2015 al partido le han destituido a tres gobernadores, entre ellos Oneida Pinto, exgobernadora de La Guajira, tierra predilecta para ejercer el compromiso por la moralidad del partido del candidato presidencial Dr. Germán Vargas Lleras. Seguimos. En los últimos dos años se han iniciado procesos por corrupción a dos alcaldes de ciudades capitales y a más de diez municipales que fueron avalados por Cambio Radical. Tienen otros méritos en su largo prontuario que es importante recordar: entre 2012 y 2015, la Procuraduría General de la Nación ha impuesto 349 sanciones a miembros del partido, y ha sancionado a 41 personas de sus cargos.
Esos son los hechos. Y ese es el partido político del candidato que lidera algunas de las encuestas para la elección presidencial del 2018. La culpa de todo esto, por supuesto, no es de los políticos de siempre. Los colombianos, todos, sabemos hace años cuáles son los antecedentes del partido, sabemos lo que hacen, con quién se juntan y cómo hacen política. En cualquier país serio del mundo, y por supuesto Colombia no lo es, un candidato a la Presidencia avalado por un partido tan oscuro y tan criminal como Cambio Radical no tendría ninguna posibilidad de ganar una elección. Con gran dificultad podría pasar el margen de error. La pelota, en este 2018, está en el campo de los votantes. Hay que silenciar a este ruidoso concierto para delinquir. Ya tienen ustedes el contexto.
En la próxima columna, la historia del Partido de la U.
En entrevista con RCN Radio la precandidata y senadora Claudia López definió al partido Cambio Radical como “un concierto para delinquir con personería jurídica”. Más allá de la mordacidad del apunte y de la risilla burlona que genera, no hay que olvidar que aquel es el partido político de Germán Vargas Lleras, privilegiado candidato a las elecciones presidenciales en el 2018. De manera que merece la pena examinar el prontuario criminal del grupo político liderado por Vargas Lleras y que nació, en 1998, como una disidencia del Partido Liberal. Empecemos con un breve contexto. Para ello, no hay manera más apropiada que remitirse a la página oficial del partido. Si le da pereza, yo le hago un resumen de lo que encontraría. Primero, la fachada: una foto en blanco y negro de Luis Carlos Galán mirando al horizonte y una frase “La justicia, como la libertad y la vida, tenemos que conquistarla todos los días. La lucha por estos ideales no termina nunca”. Inspirador. Luego, en una serie de fotos, aparece el Dr. Vargas Lleras viendo volar unas palomas, el Dr. Vargas Lleras actuando de obrero mientras pone un ladrillo, el Dr. Vargas Lleras mirando desde un puente una carretera a doble calzada, el Dr. Vargas Lleras liderando una encuesta.
Luego, cuando ya esté usted a punto de convencerse de que ha encontrado el partido político que necesita el país, haga click en Nuestra Visión y convénzase del todo con estas palabras sinceras: “Ser reconocido como un partido político que encarna los principios de la democracia, que incide de manera determinante para mejorar la vida de los colombianos, luchando contra la corrupción, la violencia…”. Finalmente, para apagar cualquier asomo de duda, remítase a Misión: su objetivo es “propugnar por superar la pobreza, la injusticia y la inmoralidad”. En este punto es difícil no caer de rodillas ante la evidencia incontrovertible de la pureza democrática del partido del Dr. Vargas Lleras. Qué bendecida ha sido la democracia criolla con el compromiso de honestidad y de decencia inquebrantable del partido que utiliza como imagen la figura de un gran hombre asesinado por la mafia.
Vamos a los hechos. Según los expedientes de la justicia colombiana, el partido Cambio Radical, el mismo del Dr. Vargas Lleras, ha tenido la mala suerte de avalar la candidatura de 41 congresistas investigados por parapolítica. De esos, 19 han sido condenados, entre ellos algunos tan notables en su compromiso democrático como Miguel Pinedo Vidal y Javier Cáceres Leal, mencionados por individuos transparentes como Jorge 40 y Salvatore Mancuso. Pero espere, que esto apenas comienza. En sus largos años de compromiso por la lucha contra la corrupción, nueve gobernadores avalados por Cambio Radical han sido condenados, además de La Crónica Perfecta de una Condena Anunciada, la de Kiko Gómez: 40 años de cárcel por homicidio. Solo en 2015 al partido le han destituido a tres gobernadores, entre ellos Oneida Pinto, exgobernadora de La Guajira, tierra predilecta para ejercer el compromiso por la moralidad del partido del candidato presidencial Dr. Germán Vargas Lleras. Seguimos. En los últimos dos años se han iniciado procesos por corrupción a dos alcaldes de ciudades capitales y a más de diez municipales que fueron avalados por Cambio Radical. Tienen otros méritos en su largo prontuario que es importante recordar: entre 2012 y 2015, la Procuraduría General de la Nación ha impuesto 349 sanciones a miembros del partido, y ha sancionado a 41 personas de sus cargos.
Esos son los hechos. Y ese es el partido político del candidato que lidera algunas de las encuestas para la elección presidencial del 2018. La culpa de todo esto, por supuesto, no es de los políticos de siempre. Los colombianos, todos, sabemos hace años cuáles son los antecedentes del partido, sabemos lo que hacen, con quién se juntan y cómo hacen política. En cualquier país serio del mundo, y por supuesto Colombia no lo es, un candidato a la Presidencia avalado por un partido tan oscuro y tan criminal como Cambio Radical no tendría ninguna posibilidad de ganar una elección. Con gran dificultad podría pasar el margen de error. La pelota, en este 2018, está en el campo de los votantes. Hay que silenciar a este ruidoso concierto para delinquir. Ya tienen ustedes el contexto.
En la próxima columna, la historia del Partido de la U.