En Buenaventura llueve todo el año. El puerto es uno de los sitios más húmedos del país. Tal vez por esta tragicómica paradoja duele tanto que los bonaverenses, que tanto padecen, tampoco tengan un servicio digno de agua y alcantarillado. En el año 2002 la empresa Hidropacífico ganó un contrato por 20 años para prestar el servicio en el puerto. Han pasado ya 16 años, y el servicio en los barrios populares –que son la mayoría- no logra mejorar un indicador patético: 4 a 6 horas continuas de agua al día. Después de muchas denuncias de medios periodísticos, de marchas en contra de la empresa y de presión de la ciudadanía, la gobernadora del Valle, Dilian Francisca Toro, anunció que la empresa saldría del puerto. ¿Es esta una buena noticia para los bonaverenses? No estén tan seguros. Vamos por partes.
Hidropacífico siempre defendió el mal servicio excusándose y escudándose en el contrato que en el 2002 firmó con una empresa del municipio, la SAAB (Sociedad de Acueducto y Alcantarillado de Buenaventura), y que le entregaba por 20 años el contrato para la prestación del servicio. Recuerdo acá, para una carcajada de ira, que el programa que buscaba al mejor operador se llamaba “Agua las 24 horas”. El alcalde era el liberal Jaime Mosquera Borja. Ese contrato, el más extraño que jamás se ha firmado en Colombia, según me dijo un ex funcionario de la Superintendencia de Servicios Públicos, dividía las obligaciones en la prestación del servicio. Hidropacifico debía prestar el servicio, hacer el recaudo y diseñar los planes de infraestructura. La SAAB, en manos de los siempre políticos corruptos del puerto y de sus mafias, era responsable de las obras necesarias para que el servicio mejorara. Según Hidropacífico, la SAAB nunca cumplió con su parte, por tanto, ellos no tenían la obligación contractual de hacer las plantas de tratamiento y mejorar el sistema de redes.
Según la señora Dilian Francisca Toro, será Hidropacífico, empresa que nunca le cumplió al puerto, quien elija al nuevo operador hasta el 2022. O sea, se va, pero deja un sucesor. Eso sí, aclara Toro, la gobernación y la alcaldía podrán vetar la decisión de Hidropacífico. Tampoco se sabe, como lo contó La Silla Vacía, si el nuevo operador será público o privado. Y claro, la gran duda: ¿quién le garantiza a la gente del puerto que la nueva empresa no hará lo mismo que hizo Hidropacífico, es decir, nada? Les resuelvo la duda: si la contratación de esa nueva empresa queda en manos de la alcaldía y de la SAAB, nadie les va a garantizar nada. O sí, que se repita el desastre. Se está viviendo el mismo proceso perverso del 2002, que le dio un regalo con moño y postre a Hidropacífico. Y les digo más: si los bonaverenses quieren que algo cambie, tiene que ser el Ministerio de Vivienda desde Bogotá quien se encargue de buscar al nuevo operador. Quienes hemos ido al puerto y hemos hablado con la gente de allí, sabemos que a los políticos locales, y eso incluye a la gobernadora, no se les puede dejar la autonomía sobre un solo peso. No dejan nada, se roban todo.
Hidropacífico bien podría irse del puerto. No sería extraño que el municipio termine debiéndole plata, que seguro la exigirá, y que el nuevo proceso licitatorio termine tan viciado y corrupto como el del 2002. Alguna de las ías debería, además, poner el ojo en los políticos que han manejado todos estos años la SAAB, empresa municipal, como antes mencioné. ¿Dónde están los más de 80 mil millones de pesos que desde 2008 el Sistema general de participaciones le ha girado al municipio para agua potable? ¿Quién responde? Buena parte de la desgracia permanente de Buenaventura hay que cobrársela a los políticos locales. Que no se repita el error del 2002. Quedan advertidos.
En Buenaventura llueve todo el año. El puerto es uno de los sitios más húmedos del país. Tal vez por esta tragicómica paradoja duele tanto que los bonaverenses, que tanto padecen, tampoco tengan un servicio digno de agua y alcantarillado. En el año 2002 la empresa Hidropacífico ganó un contrato por 20 años para prestar el servicio en el puerto. Han pasado ya 16 años, y el servicio en los barrios populares –que son la mayoría- no logra mejorar un indicador patético: 4 a 6 horas continuas de agua al día. Después de muchas denuncias de medios periodísticos, de marchas en contra de la empresa y de presión de la ciudadanía, la gobernadora del Valle, Dilian Francisca Toro, anunció que la empresa saldría del puerto. ¿Es esta una buena noticia para los bonaverenses? No estén tan seguros. Vamos por partes.
Hidropacífico siempre defendió el mal servicio excusándose y escudándose en el contrato que en el 2002 firmó con una empresa del municipio, la SAAB (Sociedad de Acueducto y Alcantarillado de Buenaventura), y que le entregaba por 20 años el contrato para la prestación del servicio. Recuerdo acá, para una carcajada de ira, que el programa que buscaba al mejor operador se llamaba “Agua las 24 horas”. El alcalde era el liberal Jaime Mosquera Borja. Ese contrato, el más extraño que jamás se ha firmado en Colombia, según me dijo un ex funcionario de la Superintendencia de Servicios Públicos, dividía las obligaciones en la prestación del servicio. Hidropacifico debía prestar el servicio, hacer el recaudo y diseñar los planes de infraestructura. La SAAB, en manos de los siempre políticos corruptos del puerto y de sus mafias, era responsable de las obras necesarias para que el servicio mejorara. Según Hidropacífico, la SAAB nunca cumplió con su parte, por tanto, ellos no tenían la obligación contractual de hacer las plantas de tratamiento y mejorar el sistema de redes.
Según la señora Dilian Francisca Toro, será Hidropacífico, empresa que nunca le cumplió al puerto, quien elija al nuevo operador hasta el 2022. O sea, se va, pero deja un sucesor. Eso sí, aclara Toro, la gobernación y la alcaldía podrán vetar la decisión de Hidropacífico. Tampoco se sabe, como lo contó La Silla Vacía, si el nuevo operador será público o privado. Y claro, la gran duda: ¿quién le garantiza a la gente del puerto que la nueva empresa no hará lo mismo que hizo Hidropacífico, es decir, nada? Les resuelvo la duda: si la contratación de esa nueva empresa queda en manos de la alcaldía y de la SAAB, nadie les va a garantizar nada. O sí, que se repita el desastre. Se está viviendo el mismo proceso perverso del 2002, que le dio un regalo con moño y postre a Hidropacífico. Y les digo más: si los bonaverenses quieren que algo cambie, tiene que ser el Ministerio de Vivienda desde Bogotá quien se encargue de buscar al nuevo operador. Quienes hemos ido al puerto y hemos hablado con la gente de allí, sabemos que a los políticos locales, y eso incluye a la gobernadora, no se les puede dejar la autonomía sobre un solo peso. No dejan nada, se roban todo.
Hidropacífico bien podría irse del puerto. No sería extraño que el municipio termine debiéndole plata, que seguro la exigirá, y que el nuevo proceso licitatorio termine tan viciado y corrupto como el del 2002. Alguna de las ías debería, además, poner el ojo en los políticos que han manejado todos estos años la SAAB, empresa municipal, como antes mencioné. ¿Dónde están los más de 80 mil millones de pesos que desde 2008 el Sistema general de participaciones le ha girado al municipio para agua potable? ¿Quién responde? Buena parte de la desgracia permanente de Buenaventura hay que cobrársela a los políticos locales. Que no se repita el error del 2002. Quedan advertidos.