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                                                                                                                                ¡Es la prohibición, estúpido!

                                                                                                                                Hay dos temas frente a los cuales la humanidad entera permanece aún sumida en una especie de involución cerebral, a años luz de lo que impone la sensatez. Esos temas son la droga y los gais.

                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Es absurdo e inverosímil que discriminen, ataquen o, lo que es peor, metan a la cárcel a una persona porque decidió fumar marihuana o inhalar cocaína, bajo el manido argumento de que lo hacen para proteger a la sociedad del “flagelo del consumo”. Es de lógica elemental que no se debe dejar un tarro de veneno al alcance de un niño, pero cuando ese niño se convierta en joven o adulto el frasco seguirá estando en la parte más alta de la alacena. Para entonces ya podrá alcanzarlo, pero sabrá por qué no debe ingerir esa sustancia, de modo que si lo hace será porque tiene algún sentimiento autodestructivo o porque no recibió la educación, los valores o la información adecuada.

                                                                                                                                Read more!

                                                                                                                                Frente al consumo de cualquier tipo de sustancia habrá siempre tres opciones: la del adicto, la del consumidor social y la del abstinente. Parte del absurdo reside en que por cuenta de quienes cargan desajustes emocionales que los empujan a la dependencia, terminan pagando los consumidores ocasionales, aquellos que disfrutan responsablemente esas drogas sin que se les vuelva un problema de conciencia ni un ataque permanente al hígado, como sí ocurre con el alcohol. Los que consumen por recreación y de manera responsable deben pagar las consecuencias en términos del peligro que representa desplazarse hasta una ‘olla’, y pagar en lo económico porque la prohibición eleva escandalosamente los precios, y pagar en su salud, pues a la droga callejera le hacen cortes para ‘rendir’ las ganancias.

                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Pero la solución no es legalizar unas y prohibir otras, no señores. La solución es legalizar el consumo de todas las drogas. Eso de “drogas ilícitas” es la aplicación dañina e injerencista de una política que les impone Estados Unidos a sus países satélite, mientras en su propio patio se abre de piernas a la legalización, a su modo. Según Soren Kierkegaard, “a veces el ángulo desde el cual vemos algo como un problema, es el problema”. ¿Quién dijo que a la gente le pueden prohibir que se dé en la cabeza, sea porque la estrella contra una pared o porque se emborracha o porque acude a una sustancia psicoactiva? Consecuentes con esta línea, ¿prohibimos también el suicidio?

                                                                                                                                Read more!

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                                                                                                                                El saliente presidente Juan Manuel Santos tuvo el coraje de reconocer ante la Asamblea de Naciones Unidas que la guerra contra las drogas fue un rotundo fracaso -como en su momento lo fue la Ley Seca en EE.UU.- y se le abona haber logrado la aprobación de la hierba medicinal (cuarto país de Latinoamérica en hacerlo), aunque no contó con la correlación de fuerzas requerida para haber impulsado su legalización como corresponde, hasta su cultivo y exportación llegado el caso, en consideración a que el grano del café viene perdiendo puntos por la sobreoferta y la hoja de la marihuana podría representar una excelente alternativa, frente a una demanda internacional insaciable.

                                                                                                                                Pero como dicen por ahí, de eso tan bueno no dan tanto. A sabiendas de que al menos la marihuana será legal en todo el mundo de aquí a 10 o 15 años, en Colombia debemos prepararnos para cuatro años más de satanización de todo aquello que en lugar de poder disfrutar o experimentar, se nos prohíbe.

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                DE REMATE: Cuando de adicciones se trata, el consumo debe asumirse como un asunto de salud pública, como ocurre con el alcohol. Cualquier remedio de tipo represivo solo conduce a agravar la enfermedad y se emparenta con la reedición de métodos inhumanos, como los que se practicaban durante la Santa Inquisición, cuando creían que quemar brujas servía para erradicar al demonio. El demonio son los diferentes, para el que cree que las cosas solo pueden ser como a él se las enseñaron.

                                                                                                                                Ah, otra cosita: el título de esta columna es parodia de la frase que en 1992 se inventó James Carville, estratega de la campaña electoral de Bill Clinton. Para mantener la atención centrada en lo fundamental, Carville pegó en la cartelera de su oficina este cartel: “¡Es la economía, estúpido!”. Nadie debe darse por ofendido.

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                En Twitter: @Jorgomezpinilla

                                                                                                                                http://jorgegomezpinilla.blogspot.com/

                                                                                                                                Hay dos temas frente a los cuales la humanidad entera permanece aún sumida en una especie de involución cerebral, a años luz de lo que impone la sensatez. Esos temas son la droga y los gais.

                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Es absurdo e inverosímil que discriminen, ataquen o, lo que es peor, metan a la cárcel a una persona porque decidió fumar marihuana o inhalar cocaína, bajo el manido argumento de que lo hacen para proteger a la sociedad del “flagelo del consumo”. Es de lógica elemental que no se debe dejar un tarro de veneno al alcance de un niño, pero cuando ese niño se convierta en joven o adulto el frasco seguirá estando en la parte más alta de la alacena. Para entonces ya podrá alcanzarlo, pero sabrá por qué no debe ingerir esa sustancia, de modo que si lo hace será porque tiene algún sentimiento autodestructivo o porque no recibió la educación, los valores o la información adecuada.

                                                                                                                                Read more!

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                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Pero la solución no es legalizar unas y prohibir otras, no señores. La solución es legalizar el consumo de todas las drogas. Eso de “drogas ilícitas” es la aplicación dañina e injerencista de una política que les impone Estados Unidos a sus países satélite, mientras en su propio patio se abre de piernas a la legalización, a su modo. Según Soren Kierkegaard, “a veces el ángulo desde el cual vemos algo como un problema, es el problema”. ¿Quién dijo que a la gente le pueden prohibir que se dé en la cabeza, sea porque la estrella contra una pared o porque se emborracha o porque acude a una sustancia psicoactiva? Consecuentes con esta línea, ¿prohibimos también el suicidio?

                                                                                                                                Read more!

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                                                                                                                                El saliente presidente Juan Manuel Santos tuvo el coraje de reconocer ante la Asamblea de Naciones Unidas que la guerra contra las drogas fue un rotundo fracaso -como en su momento lo fue la Ley Seca en EE.UU.- y se le abona haber logrado la aprobación de la hierba medicinal (cuarto país de Latinoamérica en hacerlo), aunque no contó con la correlación de fuerzas requerida para haber impulsado su legalización como corresponde, hasta su cultivo y exportación llegado el caso, en consideración a que el grano del café viene perdiendo puntos por la sobreoferta y la hoja de la marihuana podría representar una excelente alternativa, frente a una demanda internacional insaciable.

                                                                                                                                Pero como dicen por ahí, de eso tan bueno no dan tanto. A sabiendas de que al menos la marihuana será legal en todo el mundo de aquí a 10 o 15 años, en Colombia debemos prepararnos para cuatro años más de satanización de todo aquello que en lugar de poder disfrutar o experimentar, se nos prohíbe.

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                DE REMATE: Cuando de adicciones se trata, el consumo debe asumirse como un asunto de salud pública, como ocurre con el alcohol. Cualquier remedio de tipo represivo solo conduce a agravar la enfermedad y se emparenta con la reedición de métodos inhumanos, como los que se practicaban durante la Santa Inquisición, cuando creían que quemar brujas servía para erradicar al demonio. El demonio son los diferentes, para el que cree que las cosas solo pueden ser como a él se las enseñaron.

                                                                                                                                Ah, otra cosita: el título de esta columna es parodia de la frase que en 1992 se inventó James Carville, estratega de la campaña electoral de Bill Clinton. Para mantener la atención centrada en lo fundamental, Carville pegó en la cartelera de su oficina este cartel: “¡Es la economía, estúpido!”. Nadie debe darse por ofendido.

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                En Twitter: @Jorgomezpinilla

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