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Como dicen los gringos, “read my lips”: el próximo presidente de Colombia está entre Gustavo Petro, Federico Gutiérrez o Alejandro Gaviria. Es tan solo un vaticinio, pero basado en hechos.
Nadie pone en duda que Petro pasa a segunda vuelta, así que faltaría dilucidar a quién se enfrentaría, si al candidato de la derecha o al del centro.
De la derecha a la fecha -valga la cacofonía- se prevén dos: el que salga de la consulta que hará la Coalición de la Experiencia, ahora demagógicamente llamada Equipo por Colombia: David Barguil, Dilian F. Toro, Juan C. Echeverry, Enrique Peñalosa, Federico Gutiérrez y Álex Char. A mi modo de ver, Fico le gana a Char. Este llega a última hora, ‘abudineado’ en su imagen.
Y el que salió de la consulta del Centro Democrático cuyos resultados se conocieron el lunes 22. Esta columna la escribo el domingo 21, pero doy por descontado que es Óscar Iván Zuluaga.
¿Por qué Zuluaga? Elemental, mi querido Watson: porque es lo más presentable que tiene ese partido, “el mejor exministro de Hacienda del mundo” según él mismo. Lo demás eran figuras de postín. Temí que pudiera ser María Fernanda “Fatal”, un verdadero mastín de cacería, de esos que atrapan a su presa en un brinco y la despedazan a dentelladas. Ella habría llegado a enlodar el ambiente.
La paradoja es que el Centro Democrático saca ahora pecho con su “candidato único”, pero tiene razón Daniel Coronell en que “Fico (es) el verdadero candidato del expresidente Uribe. Desde hace años viene presentándose como independiente cuando de hecho es uribista”. (Ver columna).
Así que los dos candidatos de la derecha uribista que se prevé irán a primera vuelta son Federico y Zuluaga. Y entre ambos ganaría el primero, llámese elección o consulta en marzo, porque Zuluaga solo tiene votos uribistas leales al patrón.
Respecto a la Coalición de la Esperanza, que para el profesor valluno Germán Ayala “es tan solo un nombre sugestivo”, se supone que habrán de verse en consulta amplia Juan Fernando Cristo, Sergio Fajardo, Juan Manuel Galán y Jorge Enrique Robledo, quizás Carlos Amaya. A ésta también concurriría Alejandro Gaviria (ya no hay veto que valga), quien comienza a mostrar bríos de gallito de pelea tras un afortunado cruce de jabs con su tocayo César, por unas firmas en apoyo a su candidatura que ahora el Partido Liberal le quiere birlar.
¿Y quién creen que ganaría esa consulta amplia del centro? Exacto, Alejandro, hoy con un poder de convocatoria mayor que el de un Fajardo desgastado, en parte por lo de las ballenas, en parte por la aparente persecución jurídica que le montó la Fiscalía uribista para crecer a Petro, “el enemigo interno”.
Hablando de ballenas, siempre he considerado un error de buena fe el de aquellos que en la segunda vuelta pasada prefirieron votar en blanco. Excepto en el caso de Fajardo. Él habría podido impedir el regreso de Uribe, pero hizo un cálculo político: “si pierde Petro, yo seré el próximo presidente”. Y le abrió las compuertas del poder a su paisano y se fue a ver ballenas, el muy irresponsable.
Así las cosas, por descarte vislumbro una primera vuelta el 29-05-22 a la que concurren Gustavo Petro por la izquierda, Fico Gutiérrez por la derecha y Alejandro Gaviria por el centro.
Si en esa primera jornada Fico le gana a Gaviria, el presidente sería Petro, dando también por descontado que una opinión pública mayoritaria, horrorizada por cuatro años de corrupción rampante y criminalidad desbordada, preferiría lanzarse al albur de probar con Petro.
Pero si en primera vuelta Alejandro Gaviria le gana al candidato in pectore de Uribe, significaría que los 4′602.916 votos que obtuvo Fajardo en la primera vuelta de 2018 (votos por igual antiuribistas y antipetristas) le habrían sido endosados a su causa. En este escenario de Petro versus Gaviria, considerando que según reciente encuesta de Dugon “la indecisión es de un 58,69 por ciento, seguido del voto en blanco con 14,40 por ciento”, cualquier cosa puede pasar. (Ver encuesta de T&SE sobre 5.102 personas, con margen de error inferior al 3,5%).
Es cierto que la derecha uribista llega con abultada chequera por cuenta de la dictatorial abolición de la Ley de Garantías, lo cual se traduce en una multimillonaria compra de votos desde la misma Presidencia de la República. Pero tan descomunal aparato de corrupción electoral no garantiza que sea Fico quien enfrente a Gustavo Petro en la segunda vuelta, a no ser que…
A no ser que, sumado al clientelismo desatado desde las instancias del poder ejecutivo corruptor y el legislativo comprado, se esté cocinando un “millonario” fraude electoral. Millonario, sí, porque hay cinco millones de votos que aparecen en la contabilidad de la Registraduría -entidad de control controlada por el Gobierno, valga la redundancia-, pero no en las cifras del DANE. Y según el registrador Alexander Vega, “las bases de datos del DANE no son confiables”. Válgame Dios, ¿qué se traen entre manos? (Ver noticia).
En todo caso, si las cosas se dieran desde la lógica del sentido común, el desbarrancadero del desprestigio donde hoy se halla sumido el uribismo daría para pensar, así fuera con el deseo, que serían dos los candidatos que se verían las caras el 19 de junio de 2022 para definir el verdadero cambio que necesita Colombia: Gustavo Petro por la izquierda, Alejandro Gaviria por el centro.
A no ser que…
Post Scriptum: Vistas las cosas con rigurosidad analítica, un buen negocio político para Sergio Fajardo sería si ante su enredada situación jurídica actual, le diera por declinar su aspiración a favor de Alejandro Gaviria. Así se reivindicaría con el país por el error cometido en 2018, le haría un gran favor a la democracia y se ubicaría en el primer lugar del partidor para 2026, luego de haber solucionado sus líos legales.