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En Girón, el pueblo del área metropolitana de Bucaramanga donde vivo, acaba de comenzar una puja electoral que tendrá repercusión nacional por la clase de intereses en juego.
Se trata de la elección atípica de un nuevo alcalde en remplazo del elegido para el periodo actual, Carlos Román, debido a que el Consejo de Estado le anuló su credencial por comprobada doble militancia: se inscribió por Alianza Verde, partido del que fue concejal y cuyo candidato a la gobernación era Leonidas Gómez, pero se le vio en tribuna con el hoy gobernador Mauricio Aguilar.
El nombre del alcalde remplazado es lo de menos, no fue sino una figura de postín del verdadero poder detrás del trono, John Abiud Ramírez Barrientos, cuya gestión —y la breve de su sucesor— puede conocerse en columna titulada “Cómo privatizar una alcaldía”.
De este señor dicen que en cuatro años se enriqueció en forma desmedida (al punto de organizarle a su hija una fiesta de 15 que superó los 500 millones de pesos e incluyó la contratación de Silvestre Dangond), que montó una nómina de secretarías y de contratistas que no la tiene ni la alcaldía de Bogotá, y que con asombrosa habilidad se hizo elegir Director Administrativo de la Cámara de Representantes, donde hoy maneja a su arbitrio una chequera fabulosa. (Ver Turmequé de El Espectador).
El asunto es que, para no desprenderse de sus feudos y en actitud que luce desesperada (pues hay un claro ambiente anti-Abiud) el exalcalde tuvo la brillante idea de proponerle u ordenarle a quien en Wikipedia sigue apareciendo como su esposa oficial, Yulia Moraima Rodríguez Esteban, que se lance en busca de remplazar a su pupilo Román.
No es por meternos en la vida privada de la gente, pero conviene contar la historia completa. John Abiud y Yulia llegaron casados a la alcaldía de Girón y, viendo el primero que tenía el terreno ‘pulpito’ para poner sucesor, se le(s) ocurrió la idea de una separación arreglada, de modo que ella no quedara inhabilitada para competir por el cargo que dejaría su esposo.
No es tarea fácil dilucidar si haberse ido a vivir luego con quien fue del 19/12/2019 al 31/12/2020 su secretaria privada, Milena Garcés Acevedo, correspondió a un asunto también arreglado (¿entre los tres?), incluso se dice que fue Milena quien tuvo la idea de candidatizar a Carlos Román en lugar de Yulia, por rivalidad o por conveniencia, vaya uno a saber. Sea como fuere, constituye factor relevante que exesposa y amante actual tienen la misma marca de lujosa camioneta, y que a nombre de la segunda fue adquirido un apartamento en el exclusivo edificio Acqua, en una operación que para cualquier capcioso tiene más cara de testaferrato que de amoroso obsequio.
Tres fueron las candidaturas que se inscribieron para buscar la alcaldía de Girón, a saber:
Una, la ya mencionada de Ramírez Barrientos mediante persona interpuesta, Yulia Moraima. Votar por ella es lo mismo que votar por el depredador del erario de Girón.
Dos, una figura joven y con fuerza propia, Óscar Alberto León, segundo en la pasada elección, quien dispone en el Concejo de una mayoría de ediles que le sirvió para impedir que el manejo administrativo de la alcaldía de Girón fuera privatizado por las fuerzas de John Abiud.
Tres, Mario Andrés Morales, 32 años de edad, hijo del primer alcalde electo de Girón.
Si de Román decíamos que era una figura de postín, de Morales se debe decir que es un candidato anodino, puesto ahí por el mismo Abiud para restarle votos a León.
Dije arriba que la candidatura de Yulia corresponde a una medida desesperada, y la desesperación no obedece tan solo a que don John Abiud (apodado John Avión por los gironeses) pueda perder el botín, sino al temor a las repercusiones legales que traería el conocimiento de la verdadera realidad fiscal y presupuestal del municipio por parte de la administración entrante.
Es un hecho irrefutable que Ramírez Barrientos dejó endeudado a Girón en $220.000 millones, comprometidos sobre vigencias futuras hasta 2040. Como si fuera poco, siendo alcalde solicitó al Idesan un préstamo por $27.000 millones, del cual hasta donde sabemos, no se ha podido efectuar ningún pago ni se ha amortizado un solo peso de los intereses causados.
Lo anterior se traduce en que Girón podría verse obligado a caer en la ley de quiebras, situación que terminaría por enterrar políticamente a Abiud, puesto que los entes de control entrarían a establecer correctivos y aplicar las sanciones -de inhabilidad- del caso.
Ahora bien, lo preocupante es que de algún modo John ‘Avión’ sigue sosteniendo la sartén por el mango, pues su propia maquinaria electoral le puede poner de 8.000 a 11.000 votos casi sin mosquearse, por los remanentes del inmenso aparato burocrático que creó siendo alcalde. En la pasada elección el candidato de Abiud (Carlos Román) obtuvo 52.777 votos, mientras que el hoy candidato y segundo en la anterior, Óscar León, contabilizó 10.262. Luciría entonces como ardua la tarea de superar esa diferencia de 5 a 1, pero se podría lograr concientizando a los gironeses mediante una campaña bien creativa del León aspirante, que ponga a “rugir” la conveniencia de sacar a los corruptos del municipio, qué sé yo.
No entraré a considerar las bondades o desventajas que podría traer para Girón la eventual elección de Óscar Alberto León como nuevo alcalde, pero es un hecho también irrefutable que es la mejor opción, de las tres que se presentan.
Gracias en parte al paro nacional —que ya va para la tercera semana ininterrumpida—, la gente ha comenzado a tomar conciencia sobre la verdadera dimensión de la corrupción política, y esto permite pensar con espíritu esperanzador que puedan soplar nuevos vientos para Girón.
O que al menos se acaben las “avionadas”, con eso nos daríamos por bien servidos.
Post Scriptum. Hablando de adquisición de propiedades, limitaciones de espacio nos impiden hoy puntualizar por ejemplo sobre la compra de una casa en predios de Orlando (Florida) para un pariente muy querido de don John. Noticia en desarrollo.