Es comprensible que la iglesia Ríos de Vida haya eliminado de su página de Facebook un video donde se ve a un grupo de pastores cristianos saltando como orangutanes en rabiosa defensa de Miguel Arrázola (y de su señora e hijos, también ‘pastores’) por las acusaciones recibidas a raíz de un artículo del periodista Lucio Torres, quien reveló el roscograma del que se vale esta ‘bonita familia’ para enriquecerse a costa de sus ingenuos creyentes. (Ver artículo).
Comprensible su eliminación, sí, porque queda en evidencia la manera tan poco ‘cristiana’ como se refieren a sus enemigos, y porque se requiere ser imbécil para dar credibilidad a sus gritos y payasadas, nada parecidas a una prédica religiosa coherente. Basta ver a Arrázola (a partir del minuto 2:30) riéndose a carcajada batiente para preguntarse si no estará actuando más como un poseso digno de exorcismo que como el representante de Dios que dice ser. (Ver video).
Sea como fuere, lo que de ese video se concluye es que “los burros se buscan para rascarse”, y lo rescatable es que alguien tuvo a bien copiarlo antes de que lo eliminaran y me hizo llegar su propia versión, a la que le agregó llamas porque los ve como seres endemoniados. Y razón no le falta.
Tan grotesco show fue presidido por el autodenominado ‘profeta’ Kevin Leal, quien opera desde Chicago y se la pasa ‘profetizando’ en iglesias de Suramérica, en inglés y con traductor a bordo, para darse ínfulas de gringo a pesar de su apellido. Él actuó como moderador de un bochornoso espectáculo cuyo objetivo era burlarse de los críticos de Arrázola, y lo hicieron de un modo en que, por querer ridiculizarlos, fueron ellos los que quedaron en ridículo. He ahí, entonces, el motivo por el cual eliminaron el video: por vergüenza propia.
Vergüenza sentí, sí —pero ajena—, al observar allí a quien cambió su misión pastoril por la de activista de la extrema derecha, Oswaldo Ortiz, revelando una agenda política que exhibe como si formara parte del plan de Dios (minuto 5:15): “¿Que un pastor no puede hablar de gobierno e influenciar a un país? ¿En serio creen que no vamos a tener alcaldes, gobernadores, diputados, ediles y presidente con principios de fe? ¿Ustedes creen, medios de comunicación anti-fe, que no vamos a desarrollar blogueros, youtubers, medios y periodistas que influencien positivamente a este país?”. Y remata con la misma carcajada maléfica que minutos atrás usó Arrázola. Vaya paradoja, los acusan de charlatanes y responden con la más estrafalaria charlatanería.
Fue precisamente el charlatán y embaucador Oswaldo Ortiz —hoy metamorfoseado en rabioso uribista con ansias de senaduría— el primero que desde su cuenta de Twitter (@SuperOOTv) salió en defensa de Arrázola y para ello se inventó el término “Cristianofobia”, dando a entender que quienes acusan de estafador al pastor cartagenero son personas que sienten fobia por los cristianos.
Es cierto que estamos frente a personas que despiertan fobia, pero no por odio al cristianismo (al contrario, los verdaderos cristianos son seres admirables), sino por el desprecio que provocan esos individuos que aprovechan su inobjetable labia —o sea su habilidad en el manejo de la palabra— para hacer de las suyas.
El mejor ejemplo de manipulación verbal con fines de lucro lo dio el mismo Miguel Arrázola en un muy difundido video donde llena el escenario de jarras y les dice a sus ingenuas ovejitas que “deberías dar todo lo que tienes”, porque “se lo das a Dios” y porque “entre más das, más lleno serás”. Y les pide —ordena— que “vacíen los bolsillos”, y lo justifica con esta perla: “¿Quién fue el que dijo que trajéramos todas las jarras? Dios, a través del profeta”. ¿Puede haber acaso mayor muestra de cínico descaro en el que se muestra como profeta, por un lado, y tan escasa perspicacia desde el lado de quienes corren como borregos en sumisa fila india a obedecerle…? (Ver video).
Es por ello que a la engañosa Cristianofobia se debe responder con legítima Raterofobia, entendida esta como la natural aversión que se debe sentir hacia esos falsos pastores que en lugar de asumirse como guías espirituales actúan como embozados rateros de personas con muy bajo nivel cultural o intelectual, a las que embaucan con la supuesta “palabra de Dios” para despojarlos de una buena parte de sus ingresos, en ocasiones mediante la ‘obligación’ del diezmo o las ofrendas, y en otras con prácticas truculentas como la del video de Arrázola aquí citado.
Sirva entonces esta Semana Santa para invitar a los ‘creyentes’ de esos estafadores a meditar en el pasaje del Evangelio donde se narra la expulsión de los mercaderes por parte de Jesucristo, justo en las vísperas de la Pascua judía, cuando les recordó el versículo de Isaías 56–7 según el cual “mi casa será llamada casa de oración para todas las naciones”, pero “¡ustedes han hecho de ella una cueva de ladrones!”.
DE REMATE: Sirva también la festividad religiosa de pretexto para reproducir un tema que de años atrás atrapa mi atención: el hallazgo de la tumba perdida de Jesús, del que da cuenta un documental de James Cameron para Discovery Channel. Vea aquí mi columna al respecto, y aquí el documental. Por último, recomiendo la ‘edificante’ lectura de La expropiación de Dios, de Gabriel Silva Luján.
En Twitter: @Jorgomezpinilla
http://jorgegomezpinilla.blogspot.com.co/
Es comprensible que la iglesia Ríos de Vida haya eliminado de su página de Facebook un video donde se ve a un grupo de pastores cristianos saltando como orangutanes en rabiosa defensa de Miguel Arrázola (y de su señora e hijos, también ‘pastores’) por las acusaciones recibidas a raíz de un artículo del periodista Lucio Torres, quien reveló el roscograma del que se vale esta ‘bonita familia’ para enriquecerse a costa de sus ingenuos creyentes. (Ver artículo).
Comprensible su eliminación, sí, porque queda en evidencia la manera tan poco ‘cristiana’ como se refieren a sus enemigos, y porque se requiere ser imbécil para dar credibilidad a sus gritos y payasadas, nada parecidas a una prédica religiosa coherente. Basta ver a Arrázola (a partir del minuto 2:30) riéndose a carcajada batiente para preguntarse si no estará actuando más como un poseso digno de exorcismo que como el representante de Dios que dice ser. (Ver video).
Sea como fuere, lo que de ese video se concluye es que “los burros se buscan para rascarse”, y lo rescatable es que alguien tuvo a bien copiarlo antes de que lo eliminaran y me hizo llegar su propia versión, a la que le agregó llamas porque los ve como seres endemoniados. Y razón no le falta.
Tan grotesco show fue presidido por el autodenominado ‘profeta’ Kevin Leal, quien opera desde Chicago y se la pasa ‘profetizando’ en iglesias de Suramérica, en inglés y con traductor a bordo, para darse ínfulas de gringo a pesar de su apellido. Él actuó como moderador de un bochornoso espectáculo cuyo objetivo era burlarse de los críticos de Arrázola, y lo hicieron de un modo en que, por querer ridiculizarlos, fueron ellos los que quedaron en ridículo. He ahí, entonces, el motivo por el cual eliminaron el video: por vergüenza propia.
Vergüenza sentí, sí —pero ajena—, al observar allí a quien cambió su misión pastoril por la de activista de la extrema derecha, Oswaldo Ortiz, revelando una agenda política que exhibe como si formara parte del plan de Dios (minuto 5:15): “¿Que un pastor no puede hablar de gobierno e influenciar a un país? ¿En serio creen que no vamos a tener alcaldes, gobernadores, diputados, ediles y presidente con principios de fe? ¿Ustedes creen, medios de comunicación anti-fe, que no vamos a desarrollar blogueros, youtubers, medios y periodistas que influencien positivamente a este país?”. Y remata con la misma carcajada maléfica que minutos atrás usó Arrázola. Vaya paradoja, los acusan de charlatanes y responden con la más estrafalaria charlatanería.
Fue precisamente el charlatán y embaucador Oswaldo Ortiz —hoy metamorfoseado en rabioso uribista con ansias de senaduría— el primero que desde su cuenta de Twitter (@SuperOOTv) salió en defensa de Arrázola y para ello se inventó el término “Cristianofobia”, dando a entender que quienes acusan de estafador al pastor cartagenero son personas que sienten fobia por los cristianos.
Es cierto que estamos frente a personas que despiertan fobia, pero no por odio al cristianismo (al contrario, los verdaderos cristianos son seres admirables), sino por el desprecio que provocan esos individuos que aprovechan su inobjetable labia —o sea su habilidad en el manejo de la palabra— para hacer de las suyas.
El mejor ejemplo de manipulación verbal con fines de lucro lo dio el mismo Miguel Arrázola en un muy difundido video donde llena el escenario de jarras y les dice a sus ingenuas ovejitas que “deberías dar todo lo que tienes”, porque “se lo das a Dios” y porque “entre más das, más lleno serás”. Y les pide —ordena— que “vacíen los bolsillos”, y lo justifica con esta perla: “¿Quién fue el que dijo que trajéramos todas las jarras? Dios, a través del profeta”. ¿Puede haber acaso mayor muestra de cínico descaro en el que se muestra como profeta, por un lado, y tan escasa perspicacia desde el lado de quienes corren como borregos en sumisa fila india a obedecerle…? (Ver video).
Es por ello que a la engañosa Cristianofobia se debe responder con legítima Raterofobia, entendida esta como la natural aversión que se debe sentir hacia esos falsos pastores que en lugar de asumirse como guías espirituales actúan como embozados rateros de personas con muy bajo nivel cultural o intelectual, a las que embaucan con la supuesta “palabra de Dios” para despojarlos de una buena parte de sus ingresos, en ocasiones mediante la ‘obligación’ del diezmo o las ofrendas, y en otras con prácticas truculentas como la del video de Arrázola aquí citado.
Sirva entonces esta Semana Santa para invitar a los ‘creyentes’ de esos estafadores a meditar en el pasaje del Evangelio donde se narra la expulsión de los mercaderes por parte de Jesucristo, justo en las vísperas de la Pascua judía, cuando les recordó el versículo de Isaías 56–7 según el cual “mi casa será llamada casa de oración para todas las naciones”, pero “¡ustedes han hecho de ella una cueva de ladrones!”.
DE REMATE: Sirva también la festividad religiosa de pretexto para reproducir un tema que de años atrás atrapa mi atención: el hallazgo de la tumba perdida de Jesús, del que da cuenta un documental de James Cameron para Discovery Channel. Vea aquí mi columna al respecto, y aquí el documental. Por último, recomiendo la ‘edificante’ lectura de La expropiación de Dios, de Gabriel Silva Luján.
En Twitter: @Jorgomezpinilla
http://jorgegomezpinilla.blogspot.com.co/