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La muy publicitada reaparición de Piedad Córdoba, aguerrida dirigente liberal identificada tiempo atrás entre las Farc como “Teodora”, vino acompañada de tres tristes trinos que solo contribuyeron a sembrar una duda injustificada sobre los verdaderos autores del magnicidio de Álvaro Gómez, pero no aportaron nada nuevo: “Señor premio nobel Juan Manuel Santos, exministro Cristo, senador Cepeda, señores Timochenko y Carlos Lozada, ya que se están reuniendo para avanzar en la verdad, sería muy bueno que la encontraran sobre el asesinato del Dr. Álvaro Gómez Hurtado.” (Ver trino).
Más adelante decía que “por ahí derecho le cuentan la verdad al expresidente Samper”, y “es muy importante saber la verdad porque por el asesinato del Dr. Álvaro Gómez Hurtado hay unos militares pagando los platos rotos”.
En mi condición de autor del libro Los secretos del asesinato de Álvaro Gómez Hurtado, se encendieron las alarmas, pues parecía ser conocedora de algo que desvirtúa la tesis central que allí planteo: que en efecto fueron militares golpistas —unos activos y otros retirados— los que planearon y ejecutaron el crimen. Y que, contrario a lo que ella dice, no hay un solo militar condenado ni juzgado, como debió ocurrir. Así que la llamé y me dijo que estaba en una audiencia en Puerto Lleras, que me llamaba en la tarde.
Pero no llamó, y para agilizar la vuelta le mandé unas preguntas por Whatsapp, donde le preguntaba cuál era la información que decía tener, haciendo énfasis en saber si “¿cree que los militares a los que Myles Frechette señala de haber participado en el complot para asesinar a Álvaro Gómez no tuvieron culpa en eso?”, y “¿quién o quiénes cree que estarían implicados en la planeación y/o ejecución de dicho crimen?”.
A lo cual ella respondió: “Buen día, estoy preparando todo muy bien, es un tema muy serio, cuando esté lista le aviso”. Y enseguida agregó: “Lo más importante es la verdad”.
Al final no contestó las preguntas ni cuando le pedí una dirección de correo postal para enviarle mi libro, pero dos días después fue la estrella principal de El Debate de Semana TV, adonde fue convocada para que contara lo que sabía, y le dijo a Vicky Dávila que sí sabía algo, pero que se lo iba a contar a la Comisión de la Verdad. Los que sí hablaron en ese programa fueron Lucho Garzón y Matador, lectores de mi libro, quienes coincidieron en que ahí está la clave para llegar a los verdaderos autores del asesinato de Gómez Hurtado. (Ver sus intervenciones).
En este contexto, Piedad no solo sigue teniendo una inmensa deuda con “la verdad”, sino que terminó haciendo más daño que brindando claridad sobre tan delicado tema. El daño termina siendo colateral para su amigo y copartidario Ernesto Samper, y es cuando uno se pregunta si será que de manera ingenua terminó convertida en idiota útil de las fuerzas oscuras que quieren poner a la opinión pública a mirar para otro lado.
Justo al día siguiente de El Debate fui contactado por quien parecía ser la misma fuente que le contó a la exsenadora lo de una supuesta participación de las Farc. Esa persona me citó en Bogotá y, en vista de la importancia de la información que decía tener, corrí el riesgo (por aquello del contagio) de desplazarme hasta allá. Pero el asunto resultó un fiasco, pues el hombre parecía más interesado en que le diera un dinero para trasladarme “al monte”, donde estaría la persona de las Farc que entregaría la supuesta información.
Ya era un segundo riesgo, que no estuve dispuesto a correr, aunque sí aproveché la visita a la capital para contactar a un alto miembro de la cúpula desmovilizada de las Farc, a quien le pregunté qué sustento tendría una supuesta participación de ellos en el crimen de Gómez Hurtado, y este sentenció tajante: “¿Usted cree que si hubiéramos sido nosotros, no lo habríamos cobrado política y militarmente?”.
Respuesta lógica y verosímil.
Sea como fuere, sobre Piedad Córdoba recae hoy la responsabilidad de resolver el enigma en el que ella misma metió al país entero, y que al final no quiso aclarar, quizá porque no puede. En todo caso no debemos ilusionarnos, pues cuando Vicky Dávila quiso confrontarla preguntándole a rajatabla: “¿Las Farc tuvieron que ver con el asesinato, sí o no?”, esto respondió: “No sé”.
Entonces, ¿qué era lo que decía saber? Puedo estar equivocado, pero ante semejante batahola vacua queda la impresión de que doña Piedad se agarró de algún chisme que le habría contado un supuesto miembro de las Farc, para reencaucharse políticamente. Porque esto último sí lo logró… y con creces.
De remate. La mejor prueba del rédito político que le están sacando a las irresponsables declaraciones de doña Piedad (quien para la derecha pasó de ser “Teodora” a “Te adoro”), está en lo que hoy dice el muy uribista Fico Gutiérrez: “Yo estoy absolutamente convencido que (sic) luego de las declaraciones de Piedad Córdoba, ella sabe quiénes fueron. Lo que ella le (sic) está diciendo a estos señores es que digan la verdad, para ver quién está involucrado. Yo sí creo que es muy importante que ella misma, que reveló algunos de estos temas lo diga, porque ella sabe lo que pasó”. (Ver video). ¿Cuál “reveló algunos de estos temas”? ¡Si no reveló nada!
@Jorgomezpinilla