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La imagen no podía ser más dantesca: una mujer corriendo aterrorizada en una calle solitaria y un hombre tras de ella con un machete. Luego supimos el terrible desenlace: fue decapitada y su cuerpo y cabeza quedaron en la calle abandonados como símbolo de indefensión y crueldad. Nadie la ayudó, nadie la auxilió, su única defensa fue correr hasta que el asesino la alcanzó y descargó su furia machista sobre ella.
Sucedió en el municipio de La Unión, Valle, ella se llamaba Diana Carolina Serna y su asesino es Hernando de Jesús Suárez, su expareja, quien fue capturado por la Policía. Luego se supo que estaba disfrutando de un permiso de 72 horas de una pena de prisión que paga por diferentes delitos, y que era una persona con antecedentes de violencia intrafamiliar. Un feminicidio más que se suma a los 52 que ocurrieron en 2023 en el Valle del Cauca y de los 525 que sucedieron en Colombia en 2023 hasta diciembre, según lo registra el Observatorio Colombiano de Feminicidios, una dolorosa tragedia.
Cómo no recordar el caso de Luz Mery Tristán, María Mercedes Gnecco, Erika Aponte Lugo, Valentina Trespalacios, Rosa Elvira Cely y cientos de mujeres que han sido asesinadas a manos de sus parejas o exparejas, ante la incapacidad del sistema para protegerlas. En el caso de Erika Aponte Lugo, asesinada en un local de Unicentro por su expareja Christian Camilo Rincón, ella había activado la ruta de protección administrativa y judicial, y aun así el asesino logró su objetivo.
Con cifras aún por consolidar para el año 2023, y con dificultades para unificar los registros entre Fiscalía, Policía y organizaciones no gubernamentales, Medicina Legal reportó para el período enero - septiembre de 2023, 36.626 casos de violencia intrafamiliar contra mujeres, de los cuales, 27.327 se catalogan como violencia de pareja. Según Sisma Mujer y el mismo Observatorio de feminicidios, la impunidad en casos de feminicidios se acerca al 90 %, un incentivo para que siga la violencia machista.
El tema de las violencias basadas en género ya está presente en la agenda de discusión gracias a la movilización de organizaciones de mujeres, pero la respuesta estatal sigue siendo insuficiente y desarticulada. La capacidad de reacción no es oportuna ni eficaz, el sistema judicial sigue siendo revictimizante con la mujer que denuncia, con alternativas que no protegen la integridad y la vida de las mujeres, pues las obligan a regresar con el agresor, o este se las ingenia para acecharlas, acosarlas y violentarlas en muchos casos con desenlaces fatales, sin que ninguna autoridad pueda hacer algo.
Este debería ser un tema prioritario para el gobierno, pero no da señales de que así sea. La presencia de Hollman Morris en la comitiva en el Vaticano es una muestra de la mirada política que aún prevalece porque, más allá de la presunción de inocencia, las denuncias deberían servir al menos para evitar un mensaje de apoyo como el que puede inferirse de la foto en cuestión con el Papa. Se pueden guardar las formas sin afectar el debido proceso.
El feminismo sigue siendo incómodo para muchos hombres; un columnista de este diario banaliza y ridiculiza sus logros, y durante un buen tiempo su columna fue un espacio de señalamiento constante a otra columnista feminista por sus opiniones. La revista El Malpensante tuvo que prescindir de los servicios del escritor Ibsen Martínez, quien confesó haber agredido a varias de sus parejas, información que se conocía desde hace varios años y que el director de la revista desestimó, pues dijo que no era su función andar verificando asuntos de ese estilo. Ahí siguen los cineastas, los cronistas, como si nada, protegidos por una cultura que no termina de creerle a las mujeres o que, de hacerlo, lo consideran una conducta apenas natural derivada del privilegio de ser hombres y ostentar una posición de poder y de reconocimiento social.
No hablemos del acoso callejero, del desequilibrio en las tareas del hogar, del acoso laboral, de la normalización del acoso sexual en el trabajo porque, a pesar de las cifras, sigue predominando el negacionismo o la relativización.
Las mujeres solas no pueden contra la violencia machista, nos toca a los hombres poner de nuestra parte, incorporando y aplicando nuestro propio protocolo de cuidado y respeto, y de ayuda cuando sea necesario.
@cuervoji