Bogotá ha salido perdiendo con el lío jurídico alrededor de la destitución de Gustavo Petro, pero también ha salido perdiendo la credibilidad de algunos medios de comunicación por la forma sesgada e interesada como han informado al respecto, tomando partida por la salida del alcalde, y vulnerando el derecho de los ciudadanos a recibir información equilibrada y balanceada.
Es cierto que muchos habitantes de Bogotá sufrimos la desidia y corrupción de la alcaldía de Samuel Moreno, y la falta de rumbo gerencial de la alcaldía de Petro, en medio de algunas buenas ideas y un proyecto político con más retórica que ejecutorias, y que esta sensación de mal gobierno durante seis años ha exasperado a muchos, incluso a los periodistas, que también son ciudadanos.
Pero más allá de eso, algunos medios han perdido el equilibrio y han optado directamente por tomar partido en contra de Petro. Medios con periodistas con conflictos de interés por tener relaciones afectivas o de amistad con empresarios que han sido afectados con las decisiones del alcalde han renunciado a informar con serenidad y objetividad, haciendo de la noticia un constante editorial contra el alcalde, como la insólita carátula de la revista Semana de esta semana o los constantes editoriales- diatriba de Darío Arismendi en Caracol radio. Como respuesta a ello, el canal público de Bogotá optó por defender al alcalde y decidió pasarse al otro lado, mostrando solamente la perspectiva que lo favorece, sacrificando también el equilibrio informativo.
Pocos medios han advertido sobre la falta de garantías para Petro en una Procuraduría politizada que se ha transformado en un poder arbitrario, o el hecho de que testigos estelares del carrusel de la contratación señalen que hubo un complot para sacar al alcalde, o sorprende cuando se conoció la decisión del magistrado Armenta que suspendió provisionalmente la destitución y enfilaron baterías para deslegitimarlo sin siquiera considerar los argumentos de la decisión.
La forma como se ha informado sobre las marchas, deslegitimándolas, reduciendo el número de asistentes, preguntando con rabia para qué sirven éstas, haciendo foto montajes - entre otras perlas - indican que los llamados medios del establecimiento – y hasta Noticias Uno -, unos más, otros menos, unos con mayor descaro, otros con algo de decoro, respecto de Petro han decidido tomar partido y hacer parte de quienes desean que salga de su cargo, bien sea porque se ratifique la decisión del Procurador o porque sea revocado, y cuando eso pasa, cuando los medios de comunicación toman partido, pierden el norte de lo que debe ser su función, y perdemos todos.
No he sido defensor de Petro, no voté por él y sigo pensando que su alcaldía es un desastre gerencial. Que en Bogotá nos seguimos equivocando al momento de elegir alcaldes porque lo hacemos para atajar gente: a Moreno de Caro, a Juan Lozano, a Peñalosa apoyado por Uribe, en fin, pero por esta confusión no se puede aceptar así como así que los medios dejen de cumplir su función para convertirse en actores políticos porque pierden su razón de ser.
El debate podría cerrarse con al argumento de que son medios privados y siempre está la opción de cambiar de emisora o de canal, pero no puede olvidarse que también está en juego el derecho que tenemos los ciudadanos a recibir información veraz, uno de los pilares de la libertad de expresión y de la democracia.
@cuervoji
Bogotá ha salido perdiendo con el lío jurídico alrededor de la destitución de Gustavo Petro, pero también ha salido perdiendo la credibilidad de algunos medios de comunicación por la forma sesgada e interesada como han informado al respecto, tomando partida por la salida del alcalde, y vulnerando el derecho de los ciudadanos a recibir información equilibrada y balanceada.
Es cierto que muchos habitantes de Bogotá sufrimos la desidia y corrupción de la alcaldía de Samuel Moreno, y la falta de rumbo gerencial de la alcaldía de Petro, en medio de algunas buenas ideas y un proyecto político con más retórica que ejecutorias, y que esta sensación de mal gobierno durante seis años ha exasperado a muchos, incluso a los periodistas, que también son ciudadanos.
Pero más allá de eso, algunos medios han perdido el equilibrio y han optado directamente por tomar partido en contra de Petro. Medios con periodistas con conflictos de interés por tener relaciones afectivas o de amistad con empresarios que han sido afectados con las decisiones del alcalde han renunciado a informar con serenidad y objetividad, haciendo de la noticia un constante editorial contra el alcalde, como la insólita carátula de la revista Semana de esta semana o los constantes editoriales- diatriba de Darío Arismendi en Caracol radio. Como respuesta a ello, el canal público de Bogotá optó por defender al alcalde y decidió pasarse al otro lado, mostrando solamente la perspectiva que lo favorece, sacrificando también el equilibrio informativo.
Pocos medios han advertido sobre la falta de garantías para Petro en una Procuraduría politizada que se ha transformado en un poder arbitrario, o el hecho de que testigos estelares del carrusel de la contratación señalen que hubo un complot para sacar al alcalde, o sorprende cuando se conoció la decisión del magistrado Armenta que suspendió provisionalmente la destitución y enfilaron baterías para deslegitimarlo sin siquiera considerar los argumentos de la decisión.
La forma como se ha informado sobre las marchas, deslegitimándolas, reduciendo el número de asistentes, preguntando con rabia para qué sirven éstas, haciendo foto montajes - entre otras perlas - indican que los llamados medios del establecimiento – y hasta Noticias Uno -, unos más, otros menos, unos con mayor descaro, otros con algo de decoro, respecto de Petro han decidido tomar partido y hacer parte de quienes desean que salga de su cargo, bien sea porque se ratifique la decisión del Procurador o porque sea revocado, y cuando eso pasa, cuando los medios de comunicación toman partido, pierden el norte de lo que debe ser su función, y perdemos todos.
No he sido defensor de Petro, no voté por él y sigo pensando que su alcaldía es un desastre gerencial. Que en Bogotá nos seguimos equivocando al momento de elegir alcaldes porque lo hacemos para atajar gente: a Moreno de Caro, a Juan Lozano, a Peñalosa apoyado por Uribe, en fin, pero por esta confusión no se puede aceptar así como así que los medios dejen de cumplir su función para convertirse en actores políticos porque pierden su razón de ser.
El debate podría cerrarse con al argumento de que son medios privados y siempre está la opción de cambiar de emisora o de canal, pero no puede olvidarse que también está en juego el derecho que tenemos los ciudadanos a recibir información veraz, uno de los pilares de la libertad de expresión y de la democracia.
@cuervoji