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Está cocinado el paso de James Rodríguez al Rayo Vallecano, un equipo de segundo nivel. En 100 años, ha jugado 38 temporadas en segunda, cinco en lo que sería la tercera, y 11 en el equivalente a la cuarta división. Apenas 21 años en primera división. Me entristece ver a James, aún con fútbol, llegar a un equipo menor.
Vallecas, municipio anexado a Madrid en 1950, es un orgulloso barrio obrero, que históricamente vota izquierda, generalmente apoyando mayoritariamente al Partido Socialista Obrero Español (PSOE). No en vano, sus ultras, la barra brava más reconocida, los Bukaneros, son abiertamente de izquierda. Por tanto, aun siendo parte integral de Madrid, Vallecas y el Rayo Vallecano tienen una identidad propia que sorprende, viviendo cerca de dos gigantes como Real Madrid y Atlético de Madrid.
Su uniforme lo liga algo a un grande, el River Plate. En algún momento, por allá en los años ‘50, el Rayo se firmó un acuerdo de cooperación con el Atlético de Madrid. Los colchoneros le pidieron que no vistiera todo de blanco, como el Madrid. Conociendo el uniforme de la banda roja de los argentinos, el Rayo lo imitó. El acuerdo apenas duró, el orgullo de Vallecas no podía convertirse en un simple filial del Atleti. Pero el uniforme nunca cambió.
100 años, y nunca ganó nada. Y con James, seguramente, tampoco lo hará. Habiendo logrado como mejor posición histórica un octavo puesto, el único objetivo es mantenerse un año más en primera división. El Rayo es pues, un equipo histórico. Pero deportivamente es un equipo menor, sin palmarés, y con mínimas expectativas deportivas. Falcao, recordemos, también jugó allí, pero llegó con 35, casi 36 años. Como Hugo Sánchez, el histórico goleador blanco, llegó allí para seguir viviendo en Madrid. “Hugol” también llegó con 35 años, y llevaba 13 años viviendo en Madrid. Era su hogar.
¿Por qué uno de los mejores jugadores de nuestra historia termina, con 33 años, jugando allá? Algo de la cercanía con su casa madrileña tendrá que ver. Pero James aún tiene, si quisiera, un par de años más para grabar con letras de oro su nombre en los anales de la historia del fútbol. Seguramente el Rayo hará un esfuerzo económico y pagará a James más de los €1.2 millones que dicen que ganaba Falcao allí. Se habla de una cifra cercana a €3 millones, incluyendo bonificaciones.
Pero no es la plata, en Suramérica James, si hubiese buscado, tenía campo para irse a un equipo a jugar para ganar liga y alguna copa internacional, muy bien remunerado. Me entristece que un jugador que pudo ser leyenda del Madrid, donde aún con 38 años juega Luka Modric, termine con escasos 33 años “retirado en vida”.
La esperanza está en que James vea lo que los demás no vemos. Quizás crea que es allí donde logrará llegar al Mundial del ‘26 en óptimas condiciones. Sería maravilloso que la gloria eterna llegara en dos años, vestido de amarillo.
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