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Un argumento para acabar con el actual sistema de salud es: el sistema colombiano es uno de los peores del mundo. Sin desconocer la necesidad de realizar ajustes al actual modelo, en especial garantizar el derecho en las zonas apartadas y evitar que los usuarios tengan que recurrir a las tutelas para que se garantice el acceso a un servicio fundamental que debe ser oportuno, es conveniente analizar el diagnóstico gubernamental.
En 1995, el acceso al servicio de salud (cobertura) era del 29,21 %, en septiembre de 2022 llegaba al 98,91 %. La cobertura en regiones periféricas solo llega al 70 %. En la actualidad operan 46.000 IPS privadas y 3.700 de estas son clínicas. En el pasado solo había unas pocas instituciones privadas y los hospitales públicos periódicamente estaban en crisis o eran cerrados por el manejo inadecuado de los fondos por parte de las autoridades locales que los controlaban, expresión políticamente correcta para decir que se robaban la plata y aumentaban innecesariamente la burocracia. En 1993, los gastos de bolsillo, los pagos directos que hace el usuario más los seguros médicos por acceso al sistema de salud representaban el 50,5 % del gasto total, a la fecha se estima en menos del 15 %. La esperanza de vida en 1993 era de 71,4 años, en 2019 llegó a 77,1 años y la pandemia lo redujo a 75,4 años en 2022. La mortalidad infantil por 1.000 nacidos vivos era de 32 en 1993 y 13 en el 2020, el descenso desde 1960 se explica por vacunas , higiene y suero hidratante. Colombia dedica el 7,6 % del PIB al sector de salud. En EE. UU. es del 18 %, la eficiencia del sistema es cuestionable, un alto componente del gasto ocurre en el último mes de vida del paciente. En esta temporada invernal los hospitales infantiles de la costa este colapsaron.
La inversión en salud por habitante en Colombia es de US$570 al año. En Chile se destina el 9,37 % del PIB a la salud, el PIB por habitante es de US$16.386 anual; es decir, el gasto unitario es de US$1.535, casi tres veces el de Colombia. Si el país pudiera invertir lo mismo que Chile tendría que destinar el 20 % del PIB, la casi totalidad de los ingresos del Gobierno Nacional.
Los países de la OECD destinan al servicio de salud cerca del 12 % del PIB. En el Reino Unido es el 12,75 % y las demoras para acceder a servicio de especialistas u operaciones son de varios meses.
Alemania tiene un buen sistema de seguridad social en salud, invierte el 12,53 % del PIB, teniendo en cuenta que el PIB por habitante en Alemania es seis veces el colombiano, si Colombia gastara por usuario lo mismo que Alemania tendría que destinar una suma tres veces superior a todo el presupuesto nacional.
El Gobierno ha expresado que las autoridades locales no manejaran los recursos de la salud; sin embargo, tienen la capacidad de orientar las transferencias del ADRES, lo cual es un gran estímulo para que estos recursos se manejen con el mismo grado de profesionalismo y ética con que se maneja el Programa de Alimentación Escolar (PAE), diariamente aparece un escándalo de corrupción. Los fondos de salud son 39 veces los del PAE (“bocatto di cardinale”). Gran incentivo para las próximas elecciones.
Es más adecuado corregir las deficiencias del sistema actual, controlar la integración vertical de EPS-IPS, dejar funcionando lo que está bien, concentrar la acción del Estado en mejorar la cobertura en poblaciones marginales y universalizar la medicina preventiva.