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En diez años han sido varios los impactos logrados por esta columna de opinión, entre los que destaco haber socializado el sentido de propiedad de Isagén, cuya venta logré suspender en dos oportunidades, o la visibilidad del irregular negocio de Medimás y que mediante acción jurídica hemos puesto en vilo ante el Consejo de Estado.
Fue la primera columna que develó la corrupción de Odebrecht y Grupo Aval al denunciar el irregular crédito a Navelena, lográndose sanción de Procuraduría a los miembros de la junta del Banco Agrario de la época, desnudando las mentiras y maniobras de Néstor Humberto Martínez Neira en este caso y en el contrato Ruta del Sol II, en donde el fallo final no aplicó la nefasta Ley 1882, que también denunciamos antes de que se aprobara irregularmente en el Congreso para favorecer solo a los banqueros. Fue la primera columna que llamó la atención de las medidas cautelares que un juez corrupto decretó a favor del prófugo Carlos Mattos.
Procuramos desentrañar pedagógicamente el leonino negocio de los bonos agua de Alberto Carrasquilla, así como otros casos de contratación irregular en entidades como Fiduprevisora, Trasmilenio, el Ministerio de Trasporte con el RUNT, la irregular elección del nuevo registrador Alexander vega, los autopréstamos que los dueños de las AFP pueden hacer con recursos de sus afiliados gracias al decreto 1385 de 2015 o los negocios con esos mismos recursos por cuenta del Decreto 1486 de 2018. Se denunciaron préstamos desde la FDN al Grupo Aval con los dineros de Isagén, a pesar de que se les cayó el puente de Chirajara con muertos y graves demoras.
Siempre con cifras, desmonté la mentira de que en Colombia las empresas tienen alta tasa efectiva de tributación, desnudé la falacia de que la devolución del IVA a los estratos mas pobres justificaba su extensión a los alimentos básicos de la canasta familiar. Defendiendo la independencia del Banco de la República y la regla fiscal, e insistiendo que el crecimiento económico basado en petróleo y fracking, para cuenta de corruptos como Pacific Rubiales que denunciamos a tiempo, es un error cuando la propia ANLA también ha sido objeto de corrupción.
Siempre con nombres propios de responsables y contundentes pruebas que me han blindado de reiteradas amenazas de denuncias contra mí y que nunca se presentaron. Gracias.