Cuando se conozca el texto definitivo de la ley que reforma el sector TIC, se sabrá cuánto tuvo que ceder el gobierno para lograr la aprobación de tan polémico proyecto.
Por lo pronto, aceptando que las barreras que existían en Cámara y Senado se superaron gracias a la promesa de que la nueva ley nos convertirá en un país digital, quedan por resolver muchos interrogantes.
Por ejemplo, ¿cómo se va a mitigar el traumatismo institucional mientras se diseña e implementa el regulador convergente, se restructura el ministerio de las TIC y se liquida la Autoridad Nacional de Televisión (ANTV)?
¿Cómo asegurar que los cuantiosísimos recursos que, según el gobierno tendrá el nuevo fondo de las TIC, se destinen sin favoritismos a garantizar la libertad de información, estimular la creatividad y fomentar la industria nacional de contenidos?
¿Si será cierto que los alivios económicos a los operadores se reflejarán en mejores servicios y tarifas óptimas para los usuarios?
La conectividad digital universal era un objetivo del siglo pasado. Colombia no lo logró, a pesar de los cientos de miles de pesos que se destinaron a subsidios, tanto a la oferta como a la demanda. Eso revelaría un estruendoso fracaso de la política de telecomunicaciones que se ejecutó durante los últimos 20 años. Sería conveniente que los dos anteriores ministros de las TIC defendieran sus ejecutorias, pues uno de los argumentos que utilizó el actual gobierno para promover su proyecto de ley fue el déficit de cobertura y calidad de los servicios.
Con todo, la nueva ley se pliega a la escuela tradicional que sostiene que el futuro digital de nuestro país depende de esos subsidios; el anacrónico modelo Robin Hood.
Al respecto hay que recordar otra vez el caso de Israel -el país Star-Up- que hoy está en la cumbre digital a nivel mundial. Eso se logró al cabo de 30 años de consistentes políticas y ejecutorias con la participación del gobierno, las universidades y la iniciativa privada. Habrá que analizar el texto de nueva ley de TIC en Colombia para saber si efectivamente ese el camino para que nuestro país llegue a la tierra prometida digital. @jcgomez_j
Cuando se conozca el texto definitivo de la ley que reforma el sector TIC, se sabrá cuánto tuvo que ceder el gobierno para lograr la aprobación de tan polémico proyecto.
Por lo pronto, aceptando que las barreras que existían en Cámara y Senado se superaron gracias a la promesa de que la nueva ley nos convertirá en un país digital, quedan por resolver muchos interrogantes.
Por ejemplo, ¿cómo se va a mitigar el traumatismo institucional mientras se diseña e implementa el regulador convergente, se restructura el ministerio de las TIC y se liquida la Autoridad Nacional de Televisión (ANTV)?
¿Cómo asegurar que los cuantiosísimos recursos que, según el gobierno tendrá el nuevo fondo de las TIC, se destinen sin favoritismos a garantizar la libertad de información, estimular la creatividad y fomentar la industria nacional de contenidos?
¿Si será cierto que los alivios económicos a los operadores se reflejarán en mejores servicios y tarifas óptimas para los usuarios?
La conectividad digital universal era un objetivo del siglo pasado. Colombia no lo logró, a pesar de los cientos de miles de pesos que se destinaron a subsidios, tanto a la oferta como a la demanda. Eso revelaría un estruendoso fracaso de la política de telecomunicaciones que se ejecutó durante los últimos 20 años. Sería conveniente que los dos anteriores ministros de las TIC defendieran sus ejecutorias, pues uno de los argumentos que utilizó el actual gobierno para promover su proyecto de ley fue el déficit de cobertura y calidad de los servicios.
Con todo, la nueva ley se pliega a la escuela tradicional que sostiene que el futuro digital de nuestro país depende de esos subsidios; el anacrónico modelo Robin Hood.
Al respecto hay que recordar otra vez el caso de Israel -el país Star-Up- que hoy está en la cumbre digital a nivel mundial. Eso se logró al cabo de 30 años de consistentes políticas y ejecutorias con la participación del gobierno, las universidades y la iniciativa privada. Habrá que analizar el texto de nueva ley de TIC en Colombia para saber si efectivamente ese el camino para que nuestro país llegue a la tierra prometida digital. @jcgomez_j