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Denali, otra vez el pico olvidado

Juan Carlos Gómez
27 de enero de 2025 - 05:00 a. m.
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Hace siglos, los aleutianos, aborígenes de Alaska, llamaron Denali a la montaña más alta de Norteamérica. En 1867, cuando EE. UU. compró ese territorio, los primeros pobladores blancos, buscadores de oro, la rebautizaron como monte McKinley en honor de quien sería el presidente veinticinco de ese país. En 2015 Barack Obama le devolvió su nombre nativo. La semana pasada el presidente Donald Trump dispuso que otra vez la montaña se llamara monte McKinley, por la misma veleidad que le cambió el nombre al Golfo de México.

Más allá de los delirios geográficos, se evidencia la firme voluntad de Trump de cambiar la historia, lo cual implica romper los goznes del derecho constitucional y estremecer el andamiaje de los derechos civiles. Por lo pronto, la herramienta jurídica utilizada son las órdenes ejecutivas, equivalentes en cierta medida a los decretos leyes que puede expedir en Colombia el presidente bajo los estados de excepción.

En apenas cuatro días, el presidente Trump ha proferido más de 30 órdenes ejecutivas. Si se tiene en cuenta que en su primera presidencia, en todo el cuatrienio, se expidieron 220, es evidente la magnitud del tsunami. El jueves pasado, un juez federal del estado de Washington suspendió temporalmente la orden ejecutiva referente a la pérdida de la ciudadanía por nacimiento. Aunque algunos han celebrado esta decisión judicial, a lo largo de la historia menos del 5% de las órdenes ejecutivas han sido anuladas definitivamente.

Además de esas normas expedidas de afán para cumplir promesas de campaña, ya vendrán leyes a la medida de Trump que se tramitarán sin mayor tropiezo en el Congreso, habida cuenta de la mayoría republicana en ambas cámaras.

Desde cuando en 2022 la Corte Suprema revocó los efectos del fallo Wade vs. Roe sobre el derecho al aborto, ya fue claro que se revaluaría el sistema de pesos y contrapesos que diseñaron los padres fundadores inspirados en Montesquieu.

Bajo las reglas de la democracia inobjetablemente se impusieron las mayorías, pero, la sociedad quedó profundamente dividida. El “We The People... in Order to form a more perfect union...” parece una quimera. Tal vez está en los planes de Musk redactar un nuevo preámbulo constitucional.

Atenas(06773)27 de enero de 2025 - 03:14 p. m.
JuanC., y el poder ¿pa qué? ¿No hace, acaso, el sofista e inmoral Petro lo q’ le pique en gana?, y proporcional/ su desastre es mayor. Atenas.

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