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X (sigamos diciendo Twitter) enfrenta una rebelión de anunciantes debido a comentarios antisemitas por parte de Elon Musk. Empresas como IBM, Apple y Disney suspendieron su pauta publicitaria en esa red social. No es la primera vez que las grandes corporaciones toman una medida en tal sentido; muchas volverán cuando cese la tormenta.
En el último año los ingresos de Twitter provenientes de venta de publicidad cayeron casi un 60 %. El valor de la compañía hoy es de US$19 billones, menos de la mitad de los US$44 billones que pagó Musk cuando la compró.
El año pasado, cuando Musk tomó el controlde Twitter, esta plataforma dejó de seguir muchos de los protocolos con los cuales pretendía acallar las críticas de la academia y la opinión pública y enfrentar a las autoridades de muchos países que reprochan su laxitud y tolerancia con los contenidos de odio y discriminación.
Tristemente, la verdad y la moderación cada vez están más arrinconadas por las redes sociales; tal vez no haya solución, a pesar de los robots y los controles humanos. Como lo demuestra la guerra en Gaza, los mensajes a través de TikTok e Instagram atizan la tragedia humanitaria.
La entrevista de Del Harvey, en la revista Wired, quien hasta 2021 tuvo a su cargo el equipo de Confianza y Seguridad en Twitter, es reveladora y escalofriante. Parece ficción el relato de la manera caprichosa como los editores de una red social pueden decidir en un evento determinado el destino de una nación o del mundo entero, así sucedió cuando la chusma se tomó el capitolio en Washington en enero de 2021.
Los anunciantes que a veces se rasgan las vestiduras por los contenidos tóxicos de las redes sociales simplemente siguieron las reglas del mercado: su inversión publicitaria se dirigió hacia donde iban las masas, a pesar del daño irreparable que se les causaba a los medios tradicionales más serios. No importó entonces que las redes sociales obtuvieran esa magnitud de audiencia a fuerza de desinformación, banalidad y las expresiones más abyectas del género humano. El daño está hecho. Sin embargo, paradójicamente, es posible que la inteligencia artificial pueda salvarnos.
@jcgomez_j