Contrario al uso coloquial que del sereno hace el español de Colombia en la tan recurrida expresión ‘Lo mató el sereno’, en el español peninsular el vocablo no aludía a ese viento suave y a aquella humedad de la alta noche y de la madrugada que, casi imperceptible, golpea a dipsómanos y a beodos de toda laya (léase aficionados y consuetudinarios) siempre que salen de la fiesta por voluntad propia o ajena, que en esto el sereno se muestra lo más democrático posible.
No, el sereno no aludía a ese viento al que, al día siguiente, se le culpa del recrudecimiento de la embriaguez de la víspera y del guayabo del día siguiente. Aludía en...