Tres películas del cineasta ruso Karén Shajnazárov pudieron verse en el marco del Festival de Cine de Bogotá que terminó ayer: El mensajero, Khitrovka y El tigre blanco.
Shajnazárov es uno de los directores más reconocidos y más aclamados en el cine contemporáneo ruso. Ha dirigido más de una docena de largometrajes sobre los temas más variados. También es escritor y es el actual director general de Mosfilm, la productora más grande de cine en Rusia.
El mensajero, una película de 1987, es un retrato de la sociedad soviética años antes de la disolución de la URSS. El cinismo de Iván Miroshnikov, el joven mensajero protagonista, y el contrapunto que establece con el escritor Kuznetzov, muestra con ironía y con jovialidad la confrontación entre generaciones en tiempos de la caída del régimen soviético. Una tensión que hace recordar Padres e hijos, novela magistral de Iván Turguéniev en donde se retrata con sutileza y con lucidez el choque entre generaciones.
Ambientada en el siglo XIX, Khitrovka: El signo de los cuatro es una película de aventuras que se desarrolla en un suburbio de Moscú. La puesta en escena, la ambientación y el manejo de cámaras es magistral, aun si a la película le falta emoción y al relato concisión.
El tigre blanco es una película bélica basada en El tanquista de Ilyá Boyashov. Un film que no escatimó en la producción, como se puede apreciar en la recreación de los combates de tanques o en la escena impresionante del ingreso de las tropas rusas en Berlín, realizada con un sinnúmero de actores. La película intenta reflexionar sobre el carácter insuperable de la guerra, aunque tal reflexión debiera ser resultado del conjunto del film y no de un diálogo final que no guarda una relación estrecha con la historia contada. El recurso paranormal del relato (el poder que tiene el tanquista de comunicarse con los tanques de guerra) resulta más bien insulso y algo infantil. A mi juicio, es la menos lograda de las tres películas de Shajnazárov presentadas por Bogocine.
Cabe destacar de las tres películas el ojo del director, los tránsitos agradables e inteligentes entre escena, la ambientación de sus películas y el papel que juega el guion en su cinematografía: El mensajero es la adaptación de una novela del propio Shajnazárov, El tigre blanco está basado en un relato de Boyashov y Khitrovka mezcla la narración de Conan Doyle con una novela de Gilyarovsky. Karén Shaznajárov es lector y admirador de León Tolstoi y es, además, director de una adaptación de Ana Karenina, que el Festival de Cine de Bogotá nos quedó debiendo en esta ocasión a todos los admiradores del gran escritor ruso. Esperemos que en una próxima edición podamos ver la adaptación que hizo de este clásico de la literatura universal.
Tres películas del cineasta ruso Karén Shajnazárov pudieron verse en el marco del Festival de Cine de Bogotá que terminó ayer: El mensajero, Khitrovka y El tigre blanco.
Shajnazárov es uno de los directores más reconocidos y más aclamados en el cine contemporáneo ruso. Ha dirigido más de una docena de largometrajes sobre los temas más variados. También es escritor y es el actual director general de Mosfilm, la productora más grande de cine en Rusia.
El mensajero, una película de 1987, es un retrato de la sociedad soviética años antes de la disolución de la URSS. El cinismo de Iván Miroshnikov, el joven mensajero protagonista, y el contrapunto que establece con el escritor Kuznetzov, muestra con ironía y con jovialidad la confrontación entre generaciones en tiempos de la caída del régimen soviético. Una tensión que hace recordar Padres e hijos, novela magistral de Iván Turguéniev en donde se retrata con sutileza y con lucidez el choque entre generaciones.
Ambientada en el siglo XIX, Khitrovka: El signo de los cuatro es una película de aventuras que se desarrolla en un suburbio de Moscú. La puesta en escena, la ambientación y el manejo de cámaras es magistral, aun si a la película le falta emoción y al relato concisión.
El tigre blanco es una película bélica basada en El tanquista de Ilyá Boyashov. Un film que no escatimó en la producción, como se puede apreciar en la recreación de los combates de tanques o en la escena impresionante del ingreso de las tropas rusas en Berlín, realizada con un sinnúmero de actores. La película intenta reflexionar sobre el carácter insuperable de la guerra, aunque tal reflexión debiera ser resultado del conjunto del film y no de un diálogo final que no guarda una relación estrecha con la historia contada. El recurso paranormal del relato (el poder que tiene el tanquista de comunicarse con los tanques de guerra) resulta más bien insulso y algo infantil. A mi juicio, es la menos lograda de las tres películas de Shajnazárov presentadas por Bogocine.
Cabe destacar de las tres películas el ojo del director, los tránsitos agradables e inteligentes entre escena, la ambientación de sus películas y el papel que juega el guion en su cinematografía: El mensajero es la adaptación de una novela del propio Shajnazárov, El tigre blanco está basado en un relato de Boyashov y Khitrovka mezcla la narración de Conan Doyle con una novela de Gilyarovsky. Karén Shaznajárov es lector y admirador de León Tolstoi y es, además, director de una adaptación de Ana Karenina, que el Festival de Cine de Bogotá nos quedó debiendo en esta ocasión a todos los admiradores del gran escritor ruso. Esperemos que en una próxima edición podamos ver la adaptación que hizo de este clásico de la literatura universal.