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El Tercer Polo se derrite

Juan Diego Soler
22 de noviembre de 2024 - 05:05 a. m.
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“La temperatura media de la superficie terrestre es ahora alrededor de 1.2 grados más alta que a finales del siglo XIX”: Juan Diego Soler
“La temperatura media de la superficie terrestre es ahora alrededor de 1.2 grados más alta que a finales del siglo XIX”: Juan Diego Soler
Foto: Rohit Taujale - Wikimedia - Creative Commons

Hace poco menos de un mes, era imposible escapar de las imágenes. Vehículos arrastrados por la fuerza de las aguas y apilados como si fueran de juguete. Barrios enteros cubiertos por el caudal. Tristeza y rabia en los rostros. El lodo rojizo que lo cubría todo. Como una lágrima en el rostro de la Virgen en el Gólgota, una masa de aire helado se desprendió de la corriente que rodea el polo norte. Al encontrarse con las aguas del Mar Mediterráneo, más caliente desde que existen registros, precipitó en apenas unas horas tanta agua como la que cae en más de un año en el este de España. 227 personas muertas, 11 más desaparecidas. Cientos de familias sin hogar. Millonarias pérdidas en infraestructura.

La temperatura media de la superficie terrestre es ahora alrededor de 1.2 grados Celsius más alta que a finales del siglo XIX y más cálida que en cualquier otro momento de los últimos cien mil años. La última década fue la más cálida registrada. Cada una de las últimas cuatro décadas ha sido más cálida que cualquier década anterior desde 1850. Mucha gente aún piensa que el cambio climático solo significa temperaturas más cálidas, pero ese es apenas el principio. El aumento de la temperatura medida en la superficie del planeta significa que fenómenos meteorológicos intensos y raros van a ser más frecuentes y más intensos. Pero cuando se olvida la noticia, la emergencia climática vuelve a estar lejos. Cosa de osos blancos o pingüinos allá lejos en los polos. Poco se habla del llamado Tercer Polo de la Tierra.

El sistema Hindú Kush-Karakoram-Himalaya (HKH) es una región montañosa situada al suroeste de la meseta tibetana, cubriendo una superficie más de tres veces mayor a la de Colombia a lo largo de nueve países: Afganistán, Bangladés, Bután, China, India, Myanmar, Nepal, Pakistán y Tayikistán. Se le ha llamado el Tercer Polo porque sus glaciares de montaña y campos de nieve almacenan más agua congelada que ningún otro lugar del mundo, después de los casquetes polares ártico y antártico. Es allí en donde se encuentran los 14 picos por encima de los ocho mil metros de altitud. Con más de 35 mil especies vegetales y 200 animales únicas, contiene cuatro de los 36 puntos críticos de biodiversidad terrestre (otros dos se encuentran en territorio colombiano). Esa zona es, además, la fuente de diez ríos que abastecen las reservas de agua potable y riegan los cultivos de los que dependen directamente 220 millones de habitantes de la región e, indirectamente, más de 1.500 millones de personas en los países vecinos.

Uno de los reportes más preocupantes presentados en la Conferencia de la ONU sobre el Cambio Climático (COP29), que en estos momentos está por concluir en Bakú, Azerbaiyán, está relacionado con la zona del Tercer Polo. El informe, presentado por el Centro Internacional para el Aprovechamiento Integrado de las Montañas (ICIMOD) revela que los cambios provocados por el calentamiento global en los glaciares, la nieve y el permafrost en la región del HKH “no tienen precedentes y son en gran medida irreversibles”. La tasa de calentamiento de esa zona es considerablemente mayor que la media mundial. Sus glaciares se están derritiendo rápidamente debido a las escasas nevadas y a las temperaturas extremas del verano. ¿Y qué más da si se secan el Brahmaputra y el Ganges, el Mekong, el Yangtsé o el Huang He? No se escucha sobre ellos en las noticias. Los estudiantes ya ni siquiera tienen que trazarlos sobre mapas calcados en papel mantequilla. Sin embargo, a lo mejor algún día nos preguntarán si nos dimos cuenta mientras el mundo cambiaba para siempre.

Juan Diego Soler

Por Juan Diego Soler

Doctor en Astronomía y Astrofísica en la Universidad de Toronto, Canadá. Investigador científico del Instituto de Astrofísica Espacial y Planetología en Roma, Italia. Autor de los libros “Relatos del confín del mundo (y el universo)” y “Lejos de casa”. Escribe sobre ciencia para El Espectador desde 2011.

 

Rosa(57807)Hace 7 minutos
Nos ponemos tristes, pero así conocemos verdades ‘! Gracias Juan Carlos. Será que algún día , los poderosos entenderán?
UJUD(9371)Hace 12 minutos
Futuro terrible...
Javier(17535)Hace 25 minutos
Que lastima, ser tan ignorantes frente al cambio climático y sus consecuencias con el planeta.
José(91448)Hace 33 minutos
La situación preocupa, pero hay que actuar. Y cuando el presidente Petro llama a actuar en la práctica, es decir, tomar medidas efectivas contra los combustibles fósiles que se extraen de la tierra por millones de barriles al día, entonces se levantan los salvadores de la economía para decirnos que eso a nosotros no nos incumbe, que es problema de los países industrializados. Está cerca el punto de NO retorno, sin embargo, EEUU elije a un negacionista del cambio climático. ¡Vaya dicha!
leunamuno(9808)Hace 33 minutos
Desde lejos se nota que si la ilustración fuera la vanguardia del editorialismo, el periodismo podría ser rescatado; ojalá las casas periodísticas se den cuenta de este detalle y vuelvan por sus fueros, con lo que de paso descongestionarían el ambiente violento de los comunicadores sociales tradicionales. Da grima por ejemplo, ver como se están tratando dos periodistas políticas en redes sociales, que comen en el mismo plato y que ahora quieren ser presidentas. Mil gracias.
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