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El año 2025 tendrá tres grandes protagonistas que definirán el ámbito político, económico y tecnológico global. El primero por importancia y riesgo para la seguridad mundial es Ucrania. Ante la prolongada guerra con Rusia, y los avances militares rusos, surge la inquietante pregunta: ¿tendrá Ucrania que rendirse?
Donald Trump afirmó en campaña que podría terminar la guerra en 24 horas, lo que abre la posibilidad de que Estados Unidos corte la ayuda a Ucrania. Esto resultaría en un acuerdo con Putin para que Rusia se quede con el territorio ucraniano conquistado. Tal escenario sería devastador para Ucrania, que se vería obligada a aceptar términos desfavorables sin garantías de seguridad por parte de Estados Unidos.
En ausencia de un compromiso firme de Washington, la seguridad de Ucrania dependería de una Europa cada vez más dividida y distraída. Este es, sin duda, el peor escenario posible para la nación ucraniana.
El segundo protagonista será una potencial guerra comercial arancelaria prometida en campaña por Trump. El hoy presidente electo afirmó que su palabra favorita es “tarifa”, lo que augura, junto a deportaciones de migrantes masivas, un incremento en la inflación de Estados Unidos. Esto obligaría a la FED a subir las tasas de interés, encareciendo el dólar y el crédito, lo que tendría repercusiones globales.
Los mercados emergentes, particularmente aquellos con deudas denominadas en dólares, sufrirían ante un dólar más fuerte y un crédito más caro. La escalada de tarifas podría desencadenar una recesión mundial, afectando el comercio internacional y ralentizando el crecimiento económico global.
El tercer protagonista será la inteligencia artificial (IA). Se estima que se invertirá un trillón de dólares en IA entre 2024 y 2027. Esta inversión masiva está impulsada por la creciente demanda de soluciones como GTP-4 en IA, con impacto en diversos sectores, desde la justicia, la salud, hasta la agricultura. No obstante, este auge tecnológico traerá consigo desafíos monumentales. Según Bloomberg y Goldman Sachs, la demanda mundial de electricidad crecerá un 50 % en los próximos cuatro años, presionada por los centros de datos de IA y los vehículos eléctricos.
Este enorme consumo energético plantea serias preguntas sobre la sostenibilidad y la capacidad de las infraestructuras eléctricas actuales para satisfacer la creciente demanda.
El futuro de la IA también suscita inquietudes relacionadas con la ética y la privacidad. A medida que las máquinas se vuelven más inteligentes y autónomas, la sociedad enfrentará dilemas morales sobre el uso responsable de estas tecnologías. La regulación jugará un papel definitivo en asegurar que la IA se desarrolle de manera que beneficie a toda la humanidad, minimizando los riesgos de un mal uso.
En conclusión, 2025 será un año decisivo para el futuro de la especie humana, esta vez no es frase de cajón. La resolución del conflicto en Ucrania, la posible guerra arancelaria y el auge de la inteligencia artificial son tres factores que definirán el rumbo del mundo. La manera en que se aborden estos desafíos determinará, en gran medida, el orden mundial y la posibilidad de bienestar de las próximas generaciones. Colombia se verá afectada cada vez más por fenómenos y acontecimientos que ocurren muy lejos de nuestras fronteras, que no controlamos, pero en los que existen oportunidades que no podemos darnos el lujo de seguir desaprovechando.