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                                                                                                                                La paz es ética

                                                                                                                                Lo peor que le puede pasar a los discutidos acuerdos de paz y en general a nuestra maltrecha política, es caer en el lodazal del discurso moral, generalmente teñido de un falso y equívoco moralismo.

                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Las raíces, los fundamentos  de la paz y de la política  son éticos. Confundir la ética ciudadana  con prescripciones morales cuando no simplemente moralizantes, es un error garrafal que  compromete a ambas, pues abre las puertas  a  su invasión por  las hordas salvajes y primitivas del fundamentalismo de  raíces son religiosas, y  reaccionario.

                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Read more!

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                                                                                                                                PUBLICIDAD

                                                                                                                                Esta situación se da en el contexto de más de medio siglo cuando el país y el mundo, han avanzado desprovistos de una ética de los ciudadanos. En Colombia ese papel tradicionalmente lo había desempeñado  una moral que tenía sus más firmes sostenes en la familia y el confesionario. La familia entró en crisis y la iglesia católica empezó a perder poder e influencia, en un país cada vez más urbano y secular. Esa moral tradicional hace crisis y una ética ciudadana, que estaría llamada a sucederla en la nueva realidad de la sociedad, se enredó en los avatares de la violencia del medio siglo y en un desbordamiento urbano que arrasó con  mucho del viejo orden de raigambre rural, que “se movía al son de campana”. Colombia quedó con su proceso de modernización estancado y enredado, con una secularización a medias sumida en un vacío de valores, que las novísimas realidades reclamaban que fueran  éticos y ciudadanos y no reflejo de una  moral  de sacristía.

                                                                                                                                Read more!

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                                                                                                                                De ganar esa posición no solo no se lograría la reconciliación, fundamento de la convivencia democrática, sino que la política se volvería fundamentalista y por lo tanto confrontacionista y en el límite violenta; lo contrario de lo que Colombia necesita y busca con la construcción de una sociedad fundamentada en una ética ciudadana del respeto y la dignidad  de todos, donde no hay ni buenos ni malos, sino simples ciudadanos con derechos y obligaciones.

                                                                                                                                Lo peor que le puede pasar a los discutidos acuerdos de paz y en general a nuestra maltrecha política, es caer en el lodazal del discurso moral, generalmente teñido de un falso y equívoco moralismo.

                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Las raíces, los fundamentos  de la paz y de la política  son éticos. Confundir la ética ciudadana  con prescripciones morales cuando no simplemente moralizantes, es un error garrafal que  compromete a ambas, pues abre las puertas  a  su invasión por  las hordas salvajes y primitivas del fundamentalismo de  raíces son religiosas, y  reaccionario.

                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Read more!

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                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Read more!

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                                                                                                                                De ganar esa posición no solo no se lograría la reconciliación, fundamento de la convivencia democrática, sino que la política se volvería fundamentalista y por lo tanto confrontacionista y en el límite violenta; lo contrario de lo que Colombia necesita y busca con la construcción de una sociedad fundamentada en una ética ciudadana del respeto y la dignidad  de todos, donde no hay ni buenos ni malos, sino simples ciudadanos con derechos y obligaciones.

                                                                                                                                Ver todas las noticias
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