La sociedad civil, como parte del Sistema Nacional de Planeación, tiene la responsabilidad de participar activamente en la elaboración y seguimiento de los planes de desarrollo municipal, departamental y nacional. En el caso del Plan Nacional de Desarrollo (PND) lo hace por medio del Consejo Nacional de Planeación (CNP) que debe comentar la propuesta del PND, formular recomendaciones y ajustes, hacer seguimiento y presentar, al final, una evaluación de su ejecución. Hoy, lo más importante no es evaluar al Gobierno saliente, sino proponer, de acuerdo a nuestras prioridades como sociedad civil, acciones y metas para el PND 2018-2022.
Desde el CNP, cumpliendo nuestra función de evaluadores del PND 2014-2018, revisamos los avances del país para ingresar a la OCDE. En nuestra evaluación y comentarios a los PND de 2011 y 2015 habíamos coincidido con la OCDE en que el desarrollo del país se caracterizaba por un crecimiento basado en la extracción de recursos naturales no renovables, que genera una economía que carece de equidad y sostenibilidad.
Desde nuestra perspectiva, algo habían cambiado las cosas en los últimos dos años, pero no tanto como para satisfacer las más de 50 observaciones que la OCDE había hecho a Colombia en su documento Evaluaciones del desempeño ambiental (2014), que contiene recomendaciones y exigencias previas al ingreso del país a dicha organización.
Al revisar la información constatamos que, respecto a casi todas las observaciones ambientales, el Gobierno de Colombia ha realizado esfuerzos en definición de políticas y desarrollo legislativo, generando indicadores que resultaron satisfactorios para la OCDE. Los indicadores de impacto eran pocos. Ahora, el gran reto 2018-2022 es pasar de indicadores de gestión a indicadores de impacto.
En el periodo 2010-2018, los planes, estrategias y políticas ambientales fueron formuladas y algunas de ellas adoptadas, mientras que los sectores productivos que afectan la dinámica ambiental siguen creciendo aceleradamente y con precaria supervisión. Como lo mencioné en la columna “Gestión ambiental y futuro inmediato” (El Espectador, julio 17 de 2018), la degradación, la desertificación, la deforestación y la contaminación ambiental son fenómenos que siguen avanzando y amenazan la sostenibilidad de nuestro desarrollo y bienestar.
La dimensión ambiental en el PND 2018-2022 debe tener en cuenta el nuevo contexto nacional y global. En el marco internacional, Colombia debe responder a compromisos adquiridos en el Acuerdo de París y con los ODS, a los requerimientos de la OCDE y el Plan Estratégico y Metas Aichi de la Convención de Biodiversidad, entre otros. En lo nacional y local, la sociedad está más informada, vive y siente los problemas ambientales, y es cada vez más consciente de la estrecha relación entre ambiente y calidad de vida.
Por todo lo anterior, en el PND 2018-2022 lo ambiental debe tener indicadores y metas claras, con presupuesto adecuado y así gestionar el camino hacia la sostenibilidad. El CNP, en la parte final del documento de evaluación del PND 2014-2018, presenta recomendaciones ambientales para la formulación, en la vía del desarrollo sostenible, del nuevo PND. Estas recomendaciones reflejan la visión de un grupo amplio de organizaciones y personas preocupadas por el medio ambiente. Esperamos sean retomadas y apoyadas por el actual Gobierno.
La sociedad civil, como parte del Sistema Nacional de Planeación, tiene la responsabilidad de participar activamente en la elaboración y seguimiento de los planes de desarrollo municipal, departamental y nacional. En el caso del Plan Nacional de Desarrollo (PND) lo hace por medio del Consejo Nacional de Planeación (CNP) que debe comentar la propuesta del PND, formular recomendaciones y ajustes, hacer seguimiento y presentar, al final, una evaluación de su ejecución. Hoy, lo más importante no es evaluar al Gobierno saliente, sino proponer, de acuerdo a nuestras prioridades como sociedad civil, acciones y metas para el PND 2018-2022.
Desde el CNP, cumpliendo nuestra función de evaluadores del PND 2014-2018, revisamos los avances del país para ingresar a la OCDE. En nuestra evaluación y comentarios a los PND de 2011 y 2015 habíamos coincidido con la OCDE en que el desarrollo del país se caracterizaba por un crecimiento basado en la extracción de recursos naturales no renovables, que genera una economía que carece de equidad y sostenibilidad.
Desde nuestra perspectiva, algo habían cambiado las cosas en los últimos dos años, pero no tanto como para satisfacer las más de 50 observaciones que la OCDE había hecho a Colombia en su documento Evaluaciones del desempeño ambiental (2014), que contiene recomendaciones y exigencias previas al ingreso del país a dicha organización.
Al revisar la información constatamos que, respecto a casi todas las observaciones ambientales, el Gobierno de Colombia ha realizado esfuerzos en definición de políticas y desarrollo legislativo, generando indicadores que resultaron satisfactorios para la OCDE. Los indicadores de impacto eran pocos. Ahora, el gran reto 2018-2022 es pasar de indicadores de gestión a indicadores de impacto.
En el periodo 2010-2018, los planes, estrategias y políticas ambientales fueron formuladas y algunas de ellas adoptadas, mientras que los sectores productivos que afectan la dinámica ambiental siguen creciendo aceleradamente y con precaria supervisión. Como lo mencioné en la columna “Gestión ambiental y futuro inmediato” (El Espectador, julio 17 de 2018), la degradación, la desertificación, la deforestación y la contaminación ambiental son fenómenos que siguen avanzando y amenazan la sostenibilidad de nuestro desarrollo y bienestar.
La dimensión ambiental en el PND 2018-2022 debe tener en cuenta el nuevo contexto nacional y global. En el marco internacional, Colombia debe responder a compromisos adquiridos en el Acuerdo de París y con los ODS, a los requerimientos de la OCDE y el Plan Estratégico y Metas Aichi de la Convención de Biodiversidad, entre otros. En lo nacional y local, la sociedad está más informada, vive y siente los problemas ambientales, y es cada vez más consciente de la estrecha relación entre ambiente y calidad de vida.
Por todo lo anterior, en el PND 2018-2022 lo ambiental debe tener indicadores y metas claras, con presupuesto adecuado y así gestionar el camino hacia la sostenibilidad. El CNP, en la parte final del documento de evaluación del PND 2014-2018, presenta recomendaciones ambientales para la formulación, en la vía del desarrollo sostenible, del nuevo PND. Estas recomendaciones reflejan la visión de un grupo amplio de organizaciones y personas preocupadas por el medio ambiente. Esperamos sean retomadas y apoyadas por el actual Gobierno.