El Ideam acaba de etregar la cifra oficial de deforestación. Tanto la cifra como las circunstancias en las cuales se generó prenden varias alarmas.
La cifra es escalofriante: 147.946 hectáreas por año. En dos años hemos perdido el equivalente a 1,6 veces el área total del departamento del Quindío. La tasa anual de deforestación para Colombia, si aplicamos la metodología FAO, es 0,25% anual en el período 2011-2012. Para el mismo período, la tasa global de pérdida de bosque en el planeta fue de 0,14%. Estamos deforestando a una tasa que es casi el doble del promedio mundial. Siendo Colombia el tercer país de mayor vulnerabilidad al cambio climático en el mundo, y por lo tanto uno de los que más deben estar interesados en la conservación del bosque como herramienta de regulación del clima mundial, estamos en el grupo de los países que más deforestan.
La metodología utilizada en el informe fue desarrollada por la Universidad de Maryland y permite identificar la deforestación y el contenido de carbono de nuestros bosques, con un nivel de precisión muy superior al de los informes previos. Mientras el informe anterior, por presencia de nubes, tenía un área sin información superior al 10%, este tiene un área sin información de sólo el 1,6% de la superficie de país. Desde el punto de vista de la confiabilidad de la información, es un paso gigante. Como cifra oficial y del nivel nacional, es la mejor y más precisa que hasta ahora hemos obtenido. Sólo cabe una felicitación y un reconocimiento especial al Ideam.
Lo preocupante y alarmante del tema es que este informe no es fruto de la asignación de presupuesto nacional a la entidad responsable de generar las cifras oficiales; es el resultado de la gestión de recursos de donación adelantada por el Ministerio del Ambiente y el Ideam para que la Fundación Moore financiara el trabajo. Desde el gobierno nacional no hay asignación presupuestal, ni garantía para que esta información se pueda seguir generando.
La precaria asignación presupuestal al Ideam y al Sistema Nacional Ambiental contrasta con lo que sucede en países vecinos. En Brasil, la asignación presupuestal a las instituciones ambientales es mucho mayor en términos absolutos y relativos. Esto se refleja en la calidad y oportunidad de la información que las autoridades ambientales generan. Mientras en Colombia nos vanagloriamos de que la información se entregó con sólo dos años de diferencia, en Brasil se entrega cada seis meses y en un nivel de detalle cuatro veces mayor.
Colombia aún no ha asumido la responsabilidad de apoyar el desarrollo de la capacidad institucional para prevenir los devastadores impactos del cambio climático. Debemos evitar que por falta de capacidad de prevención debamos agrandar la Oficina de Atención de Desastres. El Ideam debe pasar a ser el Instituto Nacional de Cambio Climático y generar información ambiental y social, oportuna y de calidad, que se use para planificar un desarrollo sostenible y nos permita evitar desastres ambientales.
El Ideam acaba de etregar la cifra oficial de deforestación. Tanto la cifra como las circunstancias en las cuales se generó prenden varias alarmas.
La cifra es escalofriante: 147.946 hectáreas por año. En dos años hemos perdido el equivalente a 1,6 veces el área total del departamento del Quindío. La tasa anual de deforestación para Colombia, si aplicamos la metodología FAO, es 0,25% anual en el período 2011-2012. Para el mismo período, la tasa global de pérdida de bosque en el planeta fue de 0,14%. Estamos deforestando a una tasa que es casi el doble del promedio mundial. Siendo Colombia el tercer país de mayor vulnerabilidad al cambio climático en el mundo, y por lo tanto uno de los que más deben estar interesados en la conservación del bosque como herramienta de regulación del clima mundial, estamos en el grupo de los países que más deforestan.
La metodología utilizada en el informe fue desarrollada por la Universidad de Maryland y permite identificar la deforestación y el contenido de carbono de nuestros bosques, con un nivel de precisión muy superior al de los informes previos. Mientras el informe anterior, por presencia de nubes, tenía un área sin información superior al 10%, este tiene un área sin información de sólo el 1,6% de la superficie de país. Desde el punto de vista de la confiabilidad de la información, es un paso gigante. Como cifra oficial y del nivel nacional, es la mejor y más precisa que hasta ahora hemos obtenido. Sólo cabe una felicitación y un reconocimiento especial al Ideam.
Lo preocupante y alarmante del tema es que este informe no es fruto de la asignación de presupuesto nacional a la entidad responsable de generar las cifras oficiales; es el resultado de la gestión de recursos de donación adelantada por el Ministerio del Ambiente y el Ideam para que la Fundación Moore financiara el trabajo. Desde el gobierno nacional no hay asignación presupuestal, ni garantía para que esta información se pueda seguir generando.
La precaria asignación presupuestal al Ideam y al Sistema Nacional Ambiental contrasta con lo que sucede en países vecinos. En Brasil, la asignación presupuestal a las instituciones ambientales es mucho mayor en términos absolutos y relativos. Esto se refleja en la calidad y oportunidad de la información que las autoridades ambientales generan. Mientras en Colombia nos vanagloriamos de que la información se entregó con sólo dos años de diferencia, en Brasil se entrega cada seis meses y en un nivel de detalle cuatro veces mayor.
Colombia aún no ha asumido la responsabilidad de apoyar el desarrollo de la capacidad institucional para prevenir los devastadores impactos del cambio climático. Debemos evitar que por falta de capacidad de prevención debamos agrandar la Oficina de Atención de Desastres. El Ideam debe pasar a ser el Instituto Nacional de Cambio Climático y generar información ambiental y social, oportuna y de calidad, que se use para planificar un desarrollo sostenible y nos permita evitar desastres ambientales.