Para evitar una mayor crisis climática, es urgente disminuir la emisión de gases de efecto invernadero (GEI) y hacer la transición energética. La estrategia y las prioridades en mitigación y adaptación para enfrentar la crisis climática son distintas para cada país, según su aporte de GEI, su capacidad gubernamental, tecnológica y financiera y su vulnerabilidad frente a los climas extremos. Colombia está viviendo los negativos impactos de climas extremos (deslizamientos, destrucción de vías e inundaciones) y había definido la transición energética como prioridad en la gestión gubernamental para enfrentar la crisis climática. El propósito de la transición energética es disminuir progresivamente las emisiones de GEI en los procesos de producción y consumo de energía. Revisemos la pertinencia de esta prioridad.
Partamos de la síntesis de cómo está Colombia en emisiones de GEI asociados a la generación y al consumo de energía, y qué papel juega la energía en la matriz de emisiones de GEI del país, aspectos claves para definir nuestra estrategia y prioridades.
Según expuso la Asociación Colombiana de Generadores de Energía Eléctrica (Acolgen), la matriz de generación eléctrica de Colombia en 2021 fue la sexta más limpia del mundo, con una participación del 68 % hidráulica, 31 % térmica y 1 % entre solar, eólica y cogeneración. Se estima que para finales del 2023 el 12 % debería ser generada a partir de fuentes alternativas renovables (BID).
En Colombia el porcentaje de energía primaria consumida en 2021 por tipo de fuente, según Statista Research Department, se distribuyó así: hidrocarburos 66 % (petróleo 36 %, gas natural 23 %, carbón 7 %), hidroeléctricas 29 % y otros renovables 4 %. La demanda de energía en el país es creciente, especialmente para transporte, por el constante aumento del parque automotriz. En el primer semestre de 2022 ingresaron 123.849 vehículos nuevos, de los cuales solo el 1,5 % fueron eléctricos. Respecto a la modernización del parque automotor, no hay estadísticas claras, pero se estima que cuando entran 10 autos nuevos a circulación, en el mejor de los casos, sale uno a chatarrización. Hay un crecimiento neto.
Respecto a la matriz de emisiones, según el “Tercer informe bienal de actualización de Colombia ante Naciones Unidas” (2021), las actividades relacionadas con energía representan el 31 % del total, con una participación de 13 % del transporte, 8 % industrias de la energía, 4,3 % manufactura y construcción y 6 % otros rubros. La parte gruesa de las emisiones del país están relacionadas con producción agropecuaria y el cambio de uso del suelo, que agregados representan el 59 % de las emisiones; sobresalen con el 31 % la deforestación y el 14 % la ganadería.
Por los efectos desastrosos de los climas extremos, en Colombia la prioridad frente al cambio climático debe ser la adaptación. Respecto a la mitigación, la prioridad es frenar la deforestación y transformar la ganadería. Para avanzar en la transición energética, lo más importante es controlar la expansión de la demanda nacional de hidrocarburos y solo en la medida en que la estemos reduciendo se pueden tomar medidas para contraer la oferta de hidrocarburos. Si limitamos la oferta nacional de hidrocarburos porque no seguimos buscando petróleo y gas, sin reducir antes su demanda, en un futuro cercano (ocho a 12 años) tendremos que importar hidrocarburos. El principal reto para avanzar en la transición energética es reducir la demanda interna de hidrocarburos y en esto poco hemos avanzado.
Para evitar una mayor crisis climática, es urgente disminuir la emisión de gases de efecto invernadero (GEI) y hacer la transición energética. La estrategia y las prioridades en mitigación y adaptación para enfrentar la crisis climática son distintas para cada país, según su aporte de GEI, su capacidad gubernamental, tecnológica y financiera y su vulnerabilidad frente a los climas extremos. Colombia está viviendo los negativos impactos de climas extremos (deslizamientos, destrucción de vías e inundaciones) y había definido la transición energética como prioridad en la gestión gubernamental para enfrentar la crisis climática. El propósito de la transición energética es disminuir progresivamente las emisiones de GEI en los procesos de producción y consumo de energía. Revisemos la pertinencia de esta prioridad.
Partamos de la síntesis de cómo está Colombia en emisiones de GEI asociados a la generación y al consumo de energía, y qué papel juega la energía en la matriz de emisiones de GEI del país, aspectos claves para definir nuestra estrategia y prioridades.
Según expuso la Asociación Colombiana de Generadores de Energía Eléctrica (Acolgen), la matriz de generación eléctrica de Colombia en 2021 fue la sexta más limpia del mundo, con una participación del 68 % hidráulica, 31 % térmica y 1 % entre solar, eólica y cogeneración. Se estima que para finales del 2023 el 12 % debería ser generada a partir de fuentes alternativas renovables (BID).
En Colombia el porcentaje de energía primaria consumida en 2021 por tipo de fuente, según Statista Research Department, se distribuyó así: hidrocarburos 66 % (petróleo 36 %, gas natural 23 %, carbón 7 %), hidroeléctricas 29 % y otros renovables 4 %. La demanda de energía en el país es creciente, especialmente para transporte, por el constante aumento del parque automotriz. En el primer semestre de 2022 ingresaron 123.849 vehículos nuevos, de los cuales solo el 1,5 % fueron eléctricos. Respecto a la modernización del parque automotor, no hay estadísticas claras, pero se estima que cuando entran 10 autos nuevos a circulación, en el mejor de los casos, sale uno a chatarrización. Hay un crecimiento neto.
Respecto a la matriz de emisiones, según el “Tercer informe bienal de actualización de Colombia ante Naciones Unidas” (2021), las actividades relacionadas con energía representan el 31 % del total, con una participación de 13 % del transporte, 8 % industrias de la energía, 4,3 % manufactura y construcción y 6 % otros rubros. La parte gruesa de las emisiones del país están relacionadas con producción agropecuaria y el cambio de uso del suelo, que agregados representan el 59 % de las emisiones; sobresalen con el 31 % la deforestación y el 14 % la ganadería.
Por los efectos desastrosos de los climas extremos, en Colombia la prioridad frente al cambio climático debe ser la adaptación. Respecto a la mitigación, la prioridad es frenar la deforestación y transformar la ganadería. Para avanzar en la transición energética, lo más importante es controlar la expansión de la demanda nacional de hidrocarburos y solo en la medida en que la estemos reduciendo se pueden tomar medidas para contraer la oferta de hidrocarburos. Si limitamos la oferta nacional de hidrocarburos porque no seguimos buscando petróleo y gas, sin reducir antes su demanda, en un futuro cercano (ocho a 12 años) tendremos que importar hidrocarburos. El principal reto para avanzar en la transición energética es reducir la demanda interna de hidrocarburos y en esto poco hemos avanzado.