Los datos retcién publicados de evolución de la pobreza son buenos y deben mandar el mensaje adecuado en cuanto a que vamos en la dirección correcta y que hay que trabajar con fuerza en mantener bajo control las variables que promueven la disminución de la misma. Los colombianos en situación de pobreza disminuyeron nuevamente en 2017, luego del aumento marginal que experimentaron en 2016. Esto es un logro en sí mismo, pero más aún en un momento en que la economía crece poco. No por esto hay que cantar victoria, claro, y por eso digo que hay que mantenernos en esta dirección correcta que nos permita lograr nuevos avances en un espectro que es cada vez más difícil, porque una mejora marginal cuenta más.
Los colombianos en situación de pobreza pasaron de representar el 49,7 % de la población en 2002 a representar el 26,9 % en 2017. Como decía antes, el dato de 2017 mejora frente al 28 % de la población que representó en 2016. El año pasado, una variable que ayudó a esta nueva disminución fue la inflación, que cedió frente a los máximos de años anteriores, a pesar del crecimiento aún bajo de la economía de 1,8 % anual.
En ese sentido, y dando una mirada de perspectiva de los últimos quince años, dos variables que son claves para reducir la pobreza son el crecimiento y la inflación. No un crecimiento cualquiera sino uno que sea estable, dinámico y en sectores que promuevan la inclusión. La labor de los próximos años se debe centrar en retornar el crecimiento a su dinamismo y promover que se acerque rápido al potencial y cierre la brecha que está experimentando el mismo en la actualidad. El crecimiento dependerá cada vez menos de acumulación de capital y más de aumentos en la productividad, que a su vez pueden promover una reducción de la pobreza. Por su parte, en términos de inflación se debe trabajar cada día en mantenerla baja y en su meta del 3 % y propender por pocos choques de oferta que afecten subgrupos de la misma, como el de alimentos. Una baja inflación favorece más a los más vulnerables, porque son los que menos se pueden proteger ante un aumento de la misma. Otro factor que no hay que olvidar es estar siempre atentos a revisar el esquema de subsidios y ser ágiles para que dinámicamente respondan a nuevas necesidades.
@juanatellez
Los datos retcién publicados de evolución de la pobreza son buenos y deben mandar el mensaje adecuado en cuanto a que vamos en la dirección correcta y que hay que trabajar con fuerza en mantener bajo control las variables que promueven la disminución de la misma. Los colombianos en situación de pobreza disminuyeron nuevamente en 2017, luego del aumento marginal que experimentaron en 2016. Esto es un logro en sí mismo, pero más aún en un momento en que la economía crece poco. No por esto hay que cantar victoria, claro, y por eso digo que hay que mantenernos en esta dirección correcta que nos permita lograr nuevos avances en un espectro que es cada vez más difícil, porque una mejora marginal cuenta más.
Los colombianos en situación de pobreza pasaron de representar el 49,7 % de la población en 2002 a representar el 26,9 % en 2017. Como decía antes, el dato de 2017 mejora frente al 28 % de la población que representó en 2016. El año pasado, una variable que ayudó a esta nueva disminución fue la inflación, que cedió frente a los máximos de años anteriores, a pesar del crecimiento aún bajo de la economía de 1,8 % anual.
En ese sentido, y dando una mirada de perspectiva de los últimos quince años, dos variables que son claves para reducir la pobreza son el crecimiento y la inflación. No un crecimiento cualquiera sino uno que sea estable, dinámico y en sectores que promuevan la inclusión. La labor de los próximos años se debe centrar en retornar el crecimiento a su dinamismo y promover que se acerque rápido al potencial y cierre la brecha que está experimentando el mismo en la actualidad. El crecimiento dependerá cada vez menos de acumulación de capital y más de aumentos en la productividad, que a su vez pueden promover una reducción de la pobreza. Por su parte, en términos de inflación se debe trabajar cada día en mantenerla baja y en su meta del 3 % y propender por pocos choques de oferta que afecten subgrupos de la misma, como el de alimentos. Una baja inflación favorece más a los más vulnerables, porque son los que menos se pueden proteger ante un aumento de la misma. Otro factor que no hay que olvidar es estar siempre atentos a revisar el esquema de subsidios y ser ágiles para que dinámicamente respondan a nuevas necesidades.
@juanatellez