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Hemos tenido una semana de pensiones en Colombia con ocasión del Congreso de Asofondos y la FIAP en Cartagena. Es un tema importante en nuestro país y en el mundo. La población en la mayoría de los países del mundo se está envejeciendo y países como el nuestro están agotando su bono demográfico. En los próximos años tendremos personas en edad de pensión con mayor expectativa de vida y serán más en relación con las personas ocupadas.
El tema se complica en Colombia por la elevada informalidad de la fuerza laboral, que no nos ha permitido disfrutar plenamente el bono demográfico. Dependiendo de la medida que se use, la informalidad es de entre el 50 y el 60 % de los trabajadores. Esas personas no cotizan al sistema de seguridad social y por tanto no acumulan ahorro ni tiempo de trabajo para la protección de la vejez. A futuro tendremos más personas en edad de pensión sin una pensión y con necesidad de apoyo económico para tener una vejez digna. También tenemos una fuerza laboral que se mueve frecuentemente de la formalidad a la informalidad y tiene períodos largos de desempleo y bajos ingresos.
Adicionalmente, una porción menor de los que tienen en la actualidad una pensión se llevan buena parte de los subsidios, y justo son los de mayores ingresos. Una buena parte de los subsidios que reparte el Estado se van a pensiones, y de estos en las personas de los quintiles superiores de ingresos. Este es un ejemplo de por qué, aunque hemos avanzado, los indicadores de inequidad aún son muy elevados. La estructura impositiva y de subsidios no logra corregir la inequidad. Antes y después de impuestos, la distribución de ingresos no cambia.
Es claro que el envejecimiento de la población, el agotamiento del bono demográfico, las características del mercado laboral y la definición del esquema de subsidios en pensiones deben ser revisados en el marco de las expectativas a mediano plazo de un país que debe atender a una creciente población en edad de pensión. Todo esto significa que, además de que se debe crecer más, se debe crecer más productivamente y reducir la informalidad, a ver si le ganamos la carrera al agotamiento del bono demográfico con la incorporación de nueva fuerza laboral a la economía productiva. También hay que repensar el esquema de subsidios que se impone a través de los parámetros del régimen de prima media.