¿Por qué quieren convencernos de que el mundo es cada vez más violento?
Los estudios científicos evidencian que vivimos en el período más pacífico y seguro de la historia humana. Sin embargo, grandes sectores de la población creen que el mundo cada día es más violento e inseguro. ¿Cómo se explica esta aparente contradicción?
¿La violencia en el mundo ha aumentado o disminuido? En un texto de más de 1.000 páginas, Steven Pinker, profesor de Harvard y uno de los psicólogos cognitivos más reconocidos del mundo, responde esta pregunta. El libro se llama Los ángeles que llevamos dentro (2012). Allí estudia a profundidad la historia de la violencia y su conclusión es contundente: en la actualidad vivimos el período más pacífico que haya conocido la humanidad.
Las estadísticas que sustentan su tesis son abrumadoras en todos los ámbitos: familiar, escolar, legal, barrial, entre tribus y entre países. Con el paso del tiempo, y teniendo en cuenta los datos por número de habitantes, han disminuido los asesinatos, homicidios, torturas, hurtos, violaciones y guerras internas y entre países. También se han reducido de manera significativa los accidentes laborales, de tránsito y aviación y cada vez menos países recurren a la pena de muerte.
El estudio concluye que, en Europa, al hacer la comparación por cada cien mil habitantes, los homicidios caen un 90 % entre el siglo XV y el XX. Al revisar las estadísticas en Estados Unidos, la tendencia es similar desde 1880. Los linchamientos desaparecen y los crímenes de odio se hacen cada vez menos frecuentes. En el caso de las violaciones, por cada 100 casos perpetrados en 1973, teníamos 20 en 2009 y, en el caso de los homicidios, 60. La violencia viene en declive.
La violencia doméstica también viene disminuyendo en el mundo. Durante las últimas tres décadas, los homicidios por parte de un miembro de la pareja bajaron cada año en los EE. UU. e Inglaterra, de modo que en 2005 eran la mitad de los que había en 1993. También disminuyen las agresiones contra la pareja y los hijos. En los EE. UU., en 2007, los casos de abuso físico y sexual con los menores eran la mitad de los registrados en 1990. Lo que sucede es que ahora la sociedad civil denuncia cada caso y lo hace más visible, por eso creemos que han aumentado.
Hasta hace muy poco tiempo, era frecuente que los profesores cargaran férula para corregir a quienes se equivocaban, como evoca Goya en el cuadro titulado: “La letra con sangre entra”. También lo señala Pink Floyd en su mágica canción Another Brick in the Wall. Hoy, en la mayoría de los lugares del planeta, las instituciones educativas no pueden violentar a los estudiantes. Así mismo, y contrario a lo que dicen los medios, en el mundo se observan avances significativos en la disminución de peleas, crímenes y miedo de asistir a la escuela.
Durante siglos los jueces condenaron a la hoguera a quienes osaron pensar de manera diferente a reyes y clérigos. Miles de personas murieron en el fuego acusadas de herejes, brujas, blasfemas y apóstatas. También fueron comunes los cepos o castigos degradantes a la condición humana. Así mismo, las leyes protegieron a los dueños y comerciantes de esclavos, pese a que el comercio de esclavos se considera la tercera tragedia más grave en la historia humana.
Contrario a lo que se suele pensar, el siglo XX fue un siglo de notable avance en los derechos humanos. Muchos creen que la Primera y la Segunda Guerra Mundial han sido los acontecimientos más mortíferos que ha vivido la humanidad. Sin embargo, pese a la enorme degradación que representaron y a los millones de huérfanos que dejaron, diversos acontecimientos causaron, proporcionalmente, más tristeza, muerte y desolación. En la rebelión de An Lushan, por ejemplo, aunque solo duró ocho años, pereció la mitad de la población que tenía China entre los años 755 y 763. Así mismo, teniendo en cuenta la población mundial en el siglo XIII, la conquista de Europa a sangre y fuego por parte de los mongoles produjo proporcionalmente veinte veces más muertes que la Primera Guerra Mundial.
La significativa disminución de la violencia que hemos vivido en las últimas décadas está relacionada con el aumento de los derechos y el nivel de vida de la humanidad, a los cuales se refiere Pinker en otro de sus libros: En defensa de la Ilustración (2018). Aunque se podría expresar en múltiples indicadores, recurriré solo a dos para evidenciar el enorme progreso vivido durante el siglo anterior. En 1820, el 90 % de la población del mundo era analfabeta, hoy en día el 90 % sabe leer y escribir. Así mismo, en 1800 el 45 % de los niños de EE. UU. moría antes de cumplir los cinco años, hoy en día muere menos del 1 %. ¿Qué hizo posible esos avances gigantescos? La consolidación de la ciencia, la justicia y la educación. ¡Ese es el enorme aporte de la ciencia, los derechos y la educación a la vida humana!
La pregunta compleja es por qué la mayor parte de la población cree que el mundo es cada vez más violento y peligroso si la ciencia muestra lo contrario. La explicación es muy clara: los noticieros están prácticamente dedicados a destacar violencia, guerras, tragedias y homicidios. Por eso llegamos a pensar que el mundo es cada vez más peligroso. En el Informe de Naciones Unidas para el Desarrollo Humano de 2022, hermosamente titulado “Tiempos inciertos, vidas inestables”, la ONU hace un seguimiento a 125 años de noticias y concluye que, en los últimos 15 años, los medios llenaron de angustia a la población y le hicieron creer que el mundo era cada vez más peligroso.
Debe aclararse que para poder comparar años con volúmenes de noticias tan diferentes utilizaron el estadístico zeta, que permite comparar promedios diferentes teniendo en cuenta la desviación estándar. Es impactante el cuadro de síntesis de las noticias negativas difundidas durante el último siglo en el mundo. ¡Hoy se divulgan más noticias negativas que durante las guerras mundiales! Como destaca Julian Assange, fundador de WikiLeaks, es muy alta la responsabilidad de los medios de comunicación que, para convencer a la población de la necesidad de las guerras, mienten y divulgan noticias falsas.
Así mismo, algunos políticos hacen creer a la población que vivimos en un mundo cada vez más peligroso con el fin de convencerla de que solo retornará la seguridad si ellos vuelven al poder. Esa, por ejemplo, es la tesis central de Trump y el partido en decadencia que lo respalda.
La conclusión científica es muy clara: actualmente vivimos de manera más segura y pacífica que décadas y siglos atrás. Sin embargo, los medios saben que las noticias amarillistas venden más. También lo saben los politiqueros expertos que hace tiempo aprendieron que vender seguridad es muy rentable, pero que, para que la gente crea en ellos, antes tienen que convencerla de que la violencia está descontrolada. Y si eso no es cierto, llenarán periódicos, redes y revistas de noticias falsas que le hagan creer a la población que todo tiempo pasado fue mejor. Es la mejor manera de defender el statu quo y de retornar al poder. Para lograrlo, tienen dos armas muy poderosas: el control de los medios y las bodegas que divulgan fake news. La mejor manera de enfrentarlas son la educación de calidad y la lectura crítica entre las nuevas generaciones. Una vez más, volvemos a la necesidad de transformar la educación.
* Director del Instituto Alberto Merani (@juliandezubiria).
Los estudios científicos evidencian que vivimos en el período más pacífico y seguro de la historia humana. Sin embargo, grandes sectores de la población creen que el mundo cada día es más violento e inseguro. ¿Cómo se explica esta aparente contradicción?
¿La violencia en el mundo ha aumentado o disminuido? En un texto de más de 1.000 páginas, Steven Pinker, profesor de Harvard y uno de los psicólogos cognitivos más reconocidos del mundo, responde esta pregunta. El libro se llama Los ángeles que llevamos dentro (2012). Allí estudia a profundidad la historia de la violencia y su conclusión es contundente: en la actualidad vivimos el período más pacífico que haya conocido la humanidad.
Las estadísticas que sustentan su tesis son abrumadoras en todos los ámbitos: familiar, escolar, legal, barrial, entre tribus y entre países. Con el paso del tiempo, y teniendo en cuenta los datos por número de habitantes, han disminuido los asesinatos, homicidios, torturas, hurtos, violaciones y guerras internas y entre países. También se han reducido de manera significativa los accidentes laborales, de tránsito y aviación y cada vez menos países recurren a la pena de muerte.
El estudio concluye que, en Europa, al hacer la comparación por cada cien mil habitantes, los homicidios caen un 90 % entre el siglo XV y el XX. Al revisar las estadísticas en Estados Unidos, la tendencia es similar desde 1880. Los linchamientos desaparecen y los crímenes de odio se hacen cada vez menos frecuentes. En el caso de las violaciones, por cada 100 casos perpetrados en 1973, teníamos 20 en 2009 y, en el caso de los homicidios, 60. La violencia viene en declive.
La violencia doméstica también viene disminuyendo en el mundo. Durante las últimas tres décadas, los homicidios por parte de un miembro de la pareja bajaron cada año en los EE. UU. e Inglaterra, de modo que en 2005 eran la mitad de los que había en 1993. También disminuyen las agresiones contra la pareja y los hijos. En los EE. UU., en 2007, los casos de abuso físico y sexual con los menores eran la mitad de los registrados en 1990. Lo que sucede es que ahora la sociedad civil denuncia cada caso y lo hace más visible, por eso creemos que han aumentado.
Hasta hace muy poco tiempo, era frecuente que los profesores cargaran férula para corregir a quienes se equivocaban, como evoca Goya en el cuadro titulado: “La letra con sangre entra”. También lo señala Pink Floyd en su mágica canción Another Brick in the Wall. Hoy, en la mayoría de los lugares del planeta, las instituciones educativas no pueden violentar a los estudiantes. Así mismo, y contrario a lo que dicen los medios, en el mundo se observan avances significativos en la disminución de peleas, crímenes y miedo de asistir a la escuela.
Durante siglos los jueces condenaron a la hoguera a quienes osaron pensar de manera diferente a reyes y clérigos. Miles de personas murieron en el fuego acusadas de herejes, brujas, blasfemas y apóstatas. También fueron comunes los cepos o castigos degradantes a la condición humana. Así mismo, las leyes protegieron a los dueños y comerciantes de esclavos, pese a que el comercio de esclavos se considera la tercera tragedia más grave en la historia humana.
Contrario a lo que se suele pensar, el siglo XX fue un siglo de notable avance en los derechos humanos. Muchos creen que la Primera y la Segunda Guerra Mundial han sido los acontecimientos más mortíferos que ha vivido la humanidad. Sin embargo, pese a la enorme degradación que representaron y a los millones de huérfanos que dejaron, diversos acontecimientos causaron, proporcionalmente, más tristeza, muerte y desolación. En la rebelión de An Lushan, por ejemplo, aunque solo duró ocho años, pereció la mitad de la población que tenía China entre los años 755 y 763. Así mismo, teniendo en cuenta la población mundial en el siglo XIII, la conquista de Europa a sangre y fuego por parte de los mongoles produjo proporcionalmente veinte veces más muertes que la Primera Guerra Mundial.
La significativa disminución de la violencia que hemos vivido en las últimas décadas está relacionada con el aumento de los derechos y el nivel de vida de la humanidad, a los cuales se refiere Pinker en otro de sus libros: En defensa de la Ilustración (2018). Aunque se podría expresar en múltiples indicadores, recurriré solo a dos para evidenciar el enorme progreso vivido durante el siglo anterior. En 1820, el 90 % de la población del mundo era analfabeta, hoy en día el 90 % sabe leer y escribir. Así mismo, en 1800 el 45 % de los niños de EE. UU. moría antes de cumplir los cinco años, hoy en día muere menos del 1 %. ¿Qué hizo posible esos avances gigantescos? La consolidación de la ciencia, la justicia y la educación. ¡Ese es el enorme aporte de la ciencia, los derechos y la educación a la vida humana!
La pregunta compleja es por qué la mayor parte de la población cree que el mundo es cada vez más violento y peligroso si la ciencia muestra lo contrario. La explicación es muy clara: los noticieros están prácticamente dedicados a destacar violencia, guerras, tragedias y homicidios. Por eso llegamos a pensar que el mundo es cada vez más peligroso. En el Informe de Naciones Unidas para el Desarrollo Humano de 2022, hermosamente titulado “Tiempos inciertos, vidas inestables”, la ONU hace un seguimiento a 125 años de noticias y concluye que, en los últimos 15 años, los medios llenaron de angustia a la población y le hicieron creer que el mundo era cada vez más peligroso.
Debe aclararse que para poder comparar años con volúmenes de noticias tan diferentes utilizaron el estadístico zeta, que permite comparar promedios diferentes teniendo en cuenta la desviación estándar. Es impactante el cuadro de síntesis de las noticias negativas difundidas durante el último siglo en el mundo. ¡Hoy se divulgan más noticias negativas que durante las guerras mundiales! Como destaca Julian Assange, fundador de WikiLeaks, es muy alta la responsabilidad de los medios de comunicación que, para convencer a la población de la necesidad de las guerras, mienten y divulgan noticias falsas.
Así mismo, algunos políticos hacen creer a la población que vivimos en un mundo cada vez más peligroso con el fin de convencerla de que solo retornará la seguridad si ellos vuelven al poder. Esa, por ejemplo, es la tesis central de Trump y el partido en decadencia que lo respalda.
La conclusión científica es muy clara: actualmente vivimos de manera más segura y pacífica que décadas y siglos atrás. Sin embargo, los medios saben que las noticias amarillistas venden más. También lo saben los politiqueros expertos que hace tiempo aprendieron que vender seguridad es muy rentable, pero que, para que la gente crea en ellos, antes tienen que convencerla de que la violencia está descontrolada. Y si eso no es cierto, llenarán periódicos, redes y revistas de noticias falsas que le hagan creer a la población que todo tiempo pasado fue mejor. Es la mejor manera de defender el statu quo y de retornar al poder. Para lograrlo, tienen dos armas muy poderosas: el control de los medios y las bodegas que divulgan fake news. La mejor manera de enfrentarlas son la educación de calidad y la lectura crítica entre las nuevas generaciones. Una vez más, volvemos a la necesidad de transformar la educación.
* Director del Instituto Alberto Merani (@juliandezubiria).