Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
Después de las elecciones del 28 de julio, en las que para los venezolanos y el mundo es claro que Nicolás Maduro fue derrotado, y ante la enorme demostración de rechazo del pueblo, la dictadura ha enloquecido en violencia y parece querer convertir a Venezuela en una nueva Corea del Norte, atrincherándose en el poder a punta de fuerza bruta, llevando a la cárcel a todo aquel que decida denunciar el fraude electoral.
Tan solo transcurrieron 12 horas del anuncio írrito del Consejo Nacional Electoral, proclamando a Maduro como ganador de las elecciones sin mostrar ni una sola acta, para que los regímenes de Rusia y China, totalmente sincronizados, emitieran unos comunicados donde no solo reconocían la supuesta victoria de Maduro, sino que emplazaban a la oposición a aceptar los resultados. Luego de eso, inmediatamente se vinieron como en cascadas comunicados similares de Siria, Vietnam, Corea del Norte, Cuba y Nicaragua, dejando al descubierto su papel de satélites de Rusia y China.
Todo el mundo vio lo que sucedió el 28 de julio en Venezuela: fue la gesta ciudadana más memorable que se recuerde en tiempos recientes en América Latina. A pesar de todos los obstáculos y la represión, una nación entera se unió por medio del voto y expresó masivamente su deseo de vivir en libertad. Una mayoría aplastante se manifestó en las urnas y le dio la victoria a Edmundo González. Tras 15 días de la elección, las matemáticas siguen siendo incontrovertibles: con 25.073 actas (83,50 % del total) en nuestras manos el resultado es el siguiente: Edmundo González 7.303.480 votos (67 %) y el dictador Maduro 3.316.142 votos (30 %). Estamos hablando de una diferencia de 37 puntos, que además no son cifras inventadas; son las actas que ellos también tienen y por eso el Consejo Nacional Electoral se niega a publicarlas, a pesar de que todo el país y la comunidad internacional se lo pide a gritos.
Maduro nunca se imaginó este escenario. No solo no contempló que podría salir tanta gente a votar en su contra, sino que nunca imaginó que la estructura de defensa del voto de María Corina y la Unidad iba a recopilar en tiempo récord las actas que prueban su derrota. Por ello, al dictador no le ha quedado otra que desatar la fuerza bruta y acelerar la transición de Venezuela hacia una Corea del Norte, una nación fuertemente subordinada a China, Rusia e Irán, con un componente de neototalitarismo salvaje. En Corea del Norte se emplea la tecnología para espiar a los disidentes, por eso en las calles hay cientos de cámaras y sensores puestos para controlar zonas estratégicas, los ciudadanos viven bajo un clima completo de censura producto de las sofisticadas redes de informantes y las fronteras son severamente resguardas por las fuerzas policiales y militares para evitar que los coreanos se escapen del horror.
Muchas personas en el mundo tomaron de forma jocosa la declaración de Maduro prohibiendo el uso de Whatsapp o X, sin percatarse que detrás lo que existe es el intento del régimen de instalar un férreo control sobre las redes sociales, por medio del miedo y la intimidación, tal cual existe en Corea del Norte. Maduro da pasos agigantados para instalar un Estado policial en Venezuela, donde cualquier laguna de libertad, llámese una opinión en redes sociales, es considerado un delito que debe ser castigado con las penas más severas. De hecho, el propio dictador reconoció frente a las cámaras de televisión que está construyendo dos cárceles para llenarlas de opositores que ejerzan el derecho a la protesta; y además, se activó una línea telefónica para que los activistas del partido de Gobierno denuncien a “los opositores que participaron en la organización de las elecciones”.
En este sentido, Maduro no busca cubanizar a Venezuela, sino dar un salto directo a convertir a Venezuela en Corea del Norte, y en este sentido Rusia, China e Irán quieren utilizar a Venezuela como utilizan a Corea del Norte para tratar de desestabilizar a América, para tratar de crear nuevas fronteras en el corazón de América, teniendo bajo su poder el control sobre la cuarta parte de las reservas petroleras mundiales y las octavas reservas de gas del mundo. Nada más peligroso para Occidente que ese objetivo. Al mismo tiempo, hacen que Estados Unidos y Europa tengan un nuevo frente abierto en su territorio común; y, al mismo tiempo, se convierten China, Rusia e Irán en protagonistas de un eje que se despliega ya abiertamente por Occidente, estableciendo intercambios comerciales con los países de América Latina como Brasil o Chile, promoviendo acuerdos militares como los que Rusia e Irán ya establecieron con Nicaragua y Bolivia o lo que es todavía peor, casos como invitación del ejército de México al ejército ruso para desfilar en conjunto. Todo es parte de un mismo plan anti-Occidente; por eso vemos que el premio de Putin a un Maduro que se roba las elecciones es invitarlo a la reunión de los Brics, un grupo de países que están construyendo todo un ecosistema mundial contra las instituciones tradicionales del mundo libre.
Venezuela no es una isla como Cuba, tiene como Corea del Norte una enorme frontera, y eso llevará a Maduro a tratar de radicalizarse más y más. Para el momento en que escribo estas líneas, se registran 2200 personas detenidas, 45 desaparecidas y cerca de 25 asesinadas en apenas una semana de protestas.
Maduro que se apresta a ser o que pretende ser una nueva Corea del Norte está completamente destinado al fracaso; es una persona totalmente impopular dentro de Venezuela, pues perdió las elecciones por casi 40 puntos, la base de la fuerza armada lo detesta. Maduro perdió en los centros electorales donde vota la familia militar de Venezuela. Internacionalmente no tiene legitimidad y es tóxico hasta para la propia izquierdam por lo que lo único que le queda es ese disfraz. Hay que ponerle el nombre del presidente de Corea del Norte, una especie de pseudoemperador lleno de corrupción, crimen organizado y narcotráfico. Estoy seguro de que la fuerza del pueblo venezolano expresada en el voto y en la reserva moral que se demostró el 28 de julio, harán que el régimen de Maduro, esa caricatura del ya decadente perfil de Corea del Norte, se descalabre y así se abra un nuevo capítulo que, como hemos dicho muchas veces, va a representar la caída del muro de Berlín en América Latina.
📧 📬 🌍 Semana a semana tendremos un resumen de las noticias que nos harán sentir que No es el fin del mundo. Si desea inscribirse y recibir todos los lunes nuestro newsletter, puede hacerlo en el siguiente enlace.
👀🌎📄 ¿Ya se enteró de las últimas noticias en el mundo? Invitamos a verlas en El Espectador.
Si le interesan los temas internacionales, quiere opinar sobre nuestro contenido o recibir más información, escríbanos al correo mmedina@elespectador.com o aosorio@elespectador.com