Maduro sale muy poco de Venezuela. Su mandato está impregnado de paranoia, no confía ni en su sombra. A Maduro le quita el sueño y la tranquilidad el solo hecho de pensar ser capturado internacionalmente por los cargos que enfrenta en la justicia americana. Por eso viaja como un fugitivo, cambiando de aviones, apagando radares y sin anunciar ninguna agenda de trabajo. Sus travesías son más misteriosas que un guion cinematográfico de Wes Craven.
Así que, si Maduro sale de Venezuela, es porque debe atender un asunto de vida o muerte. Es por eso que su reciente gira a China no debe ser vista como una cruzada más de un dictador que...