Cuando se multiplican en el resto del mundo las demandas de quienes consideran que tienen cáncer porque usaron glifosato en la agricultura o en la jardinería. Cuando está buscando un herbicida que lo reemplace para disminuir el riesgo de generar cáncer en los trabajadores y en quienes se alimentan con esos productos. Cuando el mismo gobierno muestra los éxitos de la extirpación manual y también manifiesta su orgullo por estar cumpliendo el programa de acuerdos de sustitución con los campesinos para acabar con la coca. Cuando las compañías que producen este herbicida insisten en su propaganda que se debe mantener alejado de los niños y en que solo los expertos deben usarlo. Cuando las fuerzas armadas demuestran que son capaces de capturar a los narcotraficantes. Cuando en las marchas los ambientalistas insistimos en que hay alternativas menos peligrosas para la fauna y la flora. ¿Por qué se resucita la fumigación aérea con glifosato? Esperamos que alguien nos responda.
Leyendo el proyecto de decreto que autoriza la fumigación se entiende que dentro del gobierno hay personas que están haciendo esfuerzos para que esta se limite lo más posible o sea que hay funcionarios que están convencidos de que hay grandes riesgos de causar daños irreversibles en la salud de las personas y en la biodiversidad del país. Se nota esto en la larga lista de los sitios en donde prohibirá definitivamente su uso y en el cúmulo de precauciones que habrá que tomar. Sin embargo se insiste en usarlo en algunas regiones. ¿En dónde? ¿Por qué?
Se puede suponer que el gobierno tiene completamente definidos, con límites precisos, aquellas áreas en donde no es posible hacer ni acuerdos con los campesinos ni extirpaciones manuales por parte de las fuerzas armadas. ¿Significa eso que el gobierno confiesa al resto del mundo que no puede controlar algunas partes específicas de su territorio? Me parece difícil creer que la nueva cúpula de las fuerzas armadas y las entidades encargadas del cumplimiento de los acuerdos de paz reconozcan ante el resto del mundo que hay zonas de Colombia fuera de sus alcances. ¿Es que entramos nuevamente en el grupo de las naciones no viables?
No descarto que haya funcionarios que crean, plenos de buena fe, que así se terminará con el narcotráfico en Colombia, pero es necesario hacer valer que, según la experiencia de fracasos continuos durante varias decenas de años, se trata de una situación integral solucionable únicamente mediante drásticas modificaciones de algunas políticas sociales, ambientales y económicas.
Cuando se multiplican en el resto del mundo las demandas de quienes consideran que tienen cáncer porque usaron glifosato en la agricultura o en la jardinería. Cuando está buscando un herbicida que lo reemplace para disminuir el riesgo de generar cáncer en los trabajadores y en quienes se alimentan con esos productos. Cuando el mismo gobierno muestra los éxitos de la extirpación manual y también manifiesta su orgullo por estar cumpliendo el programa de acuerdos de sustitución con los campesinos para acabar con la coca. Cuando las compañías que producen este herbicida insisten en su propaganda que se debe mantener alejado de los niños y en que solo los expertos deben usarlo. Cuando las fuerzas armadas demuestran que son capaces de capturar a los narcotraficantes. Cuando en las marchas los ambientalistas insistimos en que hay alternativas menos peligrosas para la fauna y la flora. ¿Por qué se resucita la fumigación aérea con glifosato? Esperamos que alguien nos responda.
Leyendo el proyecto de decreto que autoriza la fumigación se entiende que dentro del gobierno hay personas que están haciendo esfuerzos para que esta se limite lo más posible o sea que hay funcionarios que están convencidos de que hay grandes riesgos de causar daños irreversibles en la salud de las personas y en la biodiversidad del país. Se nota esto en la larga lista de los sitios en donde prohibirá definitivamente su uso y en el cúmulo de precauciones que habrá que tomar. Sin embargo se insiste en usarlo en algunas regiones. ¿En dónde? ¿Por qué?
Se puede suponer que el gobierno tiene completamente definidos, con límites precisos, aquellas áreas en donde no es posible hacer ni acuerdos con los campesinos ni extirpaciones manuales por parte de las fuerzas armadas. ¿Significa eso que el gobierno confiesa al resto del mundo que no puede controlar algunas partes específicas de su territorio? Me parece difícil creer que la nueva cúpula de las fuerzas armadas y las entidades encargadas del cumplimiento de los acuerdos de paz reconozcan ante el resto del mundo que hay zonas de Colombia fuera de sus alcances. ¿Es que entramos nuevamente en el grupo de las naciones no viables?
No descarto que haya funcionarios que crean, plenos de buena fe, que así se terminará con el narcotráfico en Colombia, pero es necesario hacer valer que, según la experiencia de fracasos continuos durante varias decenas de años, se trata de una situación integral solucionable únicamente mediante drásticas modificaciones de algunas políticas sociales, ambientales y económicas.