El nobel de Economía recayó en tres investigadores que demostraron “la importancia de las instituciones para la prosperidad de un país”. Gracias, se les abona el gesto porque otros analistas aconsejan pasarse las instituciones por el orto para lograr los magníficos niveles de desarrollo de China o de Singapur.
Bien decía Shakespeare, la lógica es una perra que se acuesta con todos.