Se produjo el milagro: tenemos un libro nuevo de Gabo. En una esmerada edición pirata, Fernando Jaramillo ha compilado por primera vez sus Prólogos.
El prólogo a De sobremesa, la novela de José Asunción Silva, es el ensayo más largo de crítica literaria escrito por Gabo. El famoso pasaje en que Helena desaparece es comentado así: “El estilo, el tono, el aliento lírico, todo se hace distinto en el temblor de las evocaciones febriles y en la deflagración de las apariciones. La escritura se adelgaza, se afantasma, más al modo romántico que al decadente estilo general del libro”.
(Para algunos comentaristas, “Helena” es una alegoría pudorosa de Elvira Silva, la hermana del poeta, su amor prohibido).
Si en Almas en pena chapolas negras Fernando Vallejo nos enseñó que el señorito Silva era en realidad un águila para los negocios, en este ensayo Gabo nos muestra las virtudes y los errores de su único texto narrativo.
En el prólogo de un libro dedicado a Julio Cortázar, Gabo cuenta su conversación en un tren con Fuentes y Cortázar “mientras atravesábamos la noche dividida de las Alemanias, sus océanos de remolacha, sus inmensas fábricas de todo, sus estragos de guerras atroces y amores desaforados”. ¿Cómo puede nadie inventar una hipálage tan asombrosa como “la noche dividida”? Es fácil: basta cruzar la frontera de las Alemanias de noche, con Fuentes y Cortázar, y ser Gabo, ese señor de alas enormes que nos conocía perfectamente a todos. Y a la noche.
El libro Habla Fidel contiene el célebre reportaje de Gianni Minà a Fidel Castro. En el prólogo, Gabo cuenta los mejores momentos de esa entrevista y revela algunas intimidades del “comandante”: “Una noche, mientras tomaba en cucharaditas lentas un helado de vainilla, lo vi tan abrumado por el peso de tantos destinos ajenos, tan lejano de sí mismo, que por un instante me pareció distinto del que había sido siempre. Entonces le pregunté qué era lo que más quisiera hacer en este mundo, y me contestó de inmediato: «Pararme en una esquina»”.
Dije arriba que Prólogos era una edición pirata, pero en realidad es un libro que tiene dos sellos oficiales: Jaramillo es una fuente autorizada sobre la obra de Gabo y los hijos de Gabo compraron 10 volúmenes porque respetan el trabajo de Jaramillo. También lo respetaba Gabo, que consultaba en su blog, Memorabilia, los datos sobre su vida y su obra que su memoria estaba dejando caer.
Prólogos cumple misiones cruciales. Derriba el mito de que, en términos intelectuales y de crítica literaria, Gabo era el niño bobo del boom, el que nunca pudo hacer ensayos tan luminosos como los de Paz o Cortázar, y demuestra que las grandes hazañas editoriales no requieren del concurso de una superagente literaria, ni de una gran editorial, ni de un mecenas espléndido. Puede bastar la aplicación de ese cisne olvidado y esencial: un lector fervoroso.
Pero sobre todo sirve para que nosotros, los huérfanos de Gabo, tengamos el gozo de leer un nuevo libro suyo.
Prólogos trae una dedicatoria que concreta una idea boceteada hace 51 años: “Para Daniel Samper Pizano, que una tarde de 1972 se le metió en la cabeza que yo debía ser el compilador de Gabo”.
Cuando ya sabíamos que no habría un segundo tomo de sus memorias, cuando ya habíamos fatigado su rastro en las páginas de los desvelados notarios (Saldívar, Plinio, Martin, Ayén), cuando nadie nos traía noticias frescas de Gabo y todo lo que recibíamos eran pétalos resobados, y amarillos, por supuesto, la aparición de Prólogos es una fiesta para el espíritu.
* Fernando Jaramillo es el autor de “Memorabilia”, el mejor blog del mundo sobre Gabo y el más antiguo, memorabiliaggm@gmail.com.
Se produjo el milagro: tenemos un libro nuevo de Gabo. En una esmerada edición pirata, Fernando Jaramillo ha compilado por primera vez sus Prólogos.
El prólogo a De sobremesa, la novela de José Asunción Silva, es el ensayo más largo de crítica literaria escrito por Gabo. El famoso pasaje en que Helena desaparece es comentado así: “El estilo, el tono, el aliento lírico, todo se hace distinto en el temblor de las evocaciones febriles y en la deflagración de las apariciones. La escritura se adelgaza, se afantasma, más al modo romántico que al decadente estilo general del libro”.
(Para algunos comentaristas, “Helena” es una alegoría pudorosa de Elvira Silva, la hermana del poeta, su amor prohibido).
Si en Almas en pena chapolas negras Fernando Vallejo nos enseñó que el señorito Silva era en realidad un águila para los negocios, en este ensayo Gabo nos muestra las virtudes y los errores de su único texto narrativo.
En el prólogo de un libro dedicado a Julio Cortázar, Gabo cuenta su conversación en un tren con Fuentes y Cortázar “mientras atravesábamos la noche dividida de las Alemanias, sus océanos de remolacha, sus inmensas fábricas de todo, sus estragos de guerras atroces y amores desaforados”. ¿Cómo puede nadie inventar una hipálage tan asombrosa como “la noche dividida”? Es fácil: basta cruzar la frontera de las Alemanias de noche, con Fuentes y Cortázar, y ser Gabo, ese señor de alas enormes que nos conocía perfectamente a todos. Y a la noche.
El libro Habla Fidel contiene el célebre reportaje de Gianni Minà a Fidel Castro. En el prólogo, Gabo cuenta los mejores momentos de esa entrevista y revela algunas intimidades del “comandante”: “Una noche, mientras tomaba en cucharaditas lentas un helado de vainilla, lo vi tan abrumado por el peso de tantos destinos ajenos, tan lejano de sí mismo, que por un instante me pareció distinto del que había sido siempre. Entonces le pregunté qué era lo que más quisiera hacer en este mundo, y me contestó de inmediato: «Pararme en una esquina»”.
Dije arriba que Prólogos era una edición pirata, pero en realidad es un libro que tiene dos sellos oficiales: Jaramillo es una fuente autorizada sobre la obra de Gabo y los hijos de Gabo compraron 10 volúmenes porque respetan el trabajo de Jaramillo. También lo respetaba Gabo, que consultaba en su blog, Memorabilia, los datos sobre su vida y su obra que su memoria estaba dejando caer.
Prólogos cumple misiones cruciales. Derriba el mito de que, en términos intelectuales y de crítica literaria, Gabo era el niño bobo del boom, el que nunca pudo hacer ensayos tan luminosos como los de Paz o Cortázar, y demuestra que las grandes hazañas editoriales no requieren del concurso de una superagente literaria, ni de una gran editorial, ni de un mecenas espléndido. Puede bastar la aplicación de ese cisne olvidado y esencial: un lector fervoroso.
Pero sobre todo sirve para que nosotros, los huérfanos de Gabo, tengamos el gozo de leer un nuevo libro suyo.
Prólogos trae una dedicatoria que concreta una idea boceteada hace 51 años: “Para Daniel Samper Pizano, que una tarde de 1972 se le metió en la cabeza que yo debía ser el compilador de Gabo”.
Cuando ya sabíamos que no habría un segundo tomo de sus memorias, cuando ya habíamos fatigado su rastro en las páginas de los desvelados notarios (Saldívar, Plinio, Martin, Ayén), cuando nadie nos traía noticias frescas de Gabo y todo lo que recibíamos eran pétalos resobados, y amarillos, por supuesto, la aparición de Prólogos es una fiesta para el espíritu.
* Fernando Jaramillo es el autor de “Memorabilia”, el mejor blog del mundo sobre Gabo y el más antiguo, memorabiliaggm@gmail.com.