La idea de Dios es una de las vetas más ricas de la literatura y del pensamiento. Con un punto de pavor cósmico, consigno aquí mi colección de textos teológicos.
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La idea de Dios es una de las vetas más ricas de la literatura y del pensamiento. Con un punto de pavor cósmico, consigno aquí mi colección de textos teológicos.
* El cristianismo se levantó sobre tres pilares robustos: monoteísmo hebreo, filosofía griega e imperialismo romano, dice Edward Gibbon y acierta. Pueden ser más de tres pero esta tripleta es potente. El monoteísmo concentró en una sola divinidad la fuerza y las virtudes (y los horrores) de los muchos dioses de las religiones politeístas. El idealismo neoplatónico, concretamente el de Plotino, fue el sustrato filosófico que le sirvió a san Agustín para sustentar la superioridad de la vida celestial sobre la vida terrenal, y la lógica aristotélica fue el recurso más agudo de santo Tomás para intentar la imposible cuadratura del círculo: la suma de la razón y la fe.
* «La mejor argucia del Diablo es convencernos de que no existe», escribió diabólicamente Baudelaire.
* La creación es mito y poesía. La evolución es ciencia. Son cosmologías de signo contrario pero, sorpresivamente, la revelación es la segunda, no la primera. Ambas miradas enriquecen el color del mundo.
* Teorema de la piedra. Tesis: Dios no puede ser omnisciente y omnipotente a la vez. Demostración interrogativa: ¿puede Dios crear una piedra tan pesada que ni Él mismo pueda levantarla? Si no sabe crearla no es omnisapiente. Si no puede levantarla, no será omnipotente.
* Una noche que Job, sarnoso, viudo y pobre lloraba sobre las tumbas de sus hijos, levantó los ojos al cielo (Job era astrólogo) y descubrió asombrado que las estrellas nada decían sobre sus desgracias. Miró sus manos (Job era quiromántico) y tampoco encontró allí línea alguna sobre su mala suerte. Entonces entendió que todas sus desgracias eran parte de un plan de divino y oró, recuperó su fe y volvió al seno del Señor.
* Dios ultrajó a Job para ganarle una apuesta al Diablo. Ganó la apuesta… y una reputación deplorable.
* «Ahora Dios es una entidad superflua porque ya sabemos que el bosón de Higgs creó la materia en la primera billonésima de segundo del Bigbang, trazó las leyes del cosmos y desapareció para siempre», dicen los astrofísicos. «Es evidente –replican los teólogos– que el bosón y los astrofísicos son obras divinas».
* El Dios de Occidente hizo obras tan espeluznantes, como la resurrección de los muertos, ¡incluida la suya! Cargó un peso inimaginable, ser hombre y ser Dios. Pero sus dos milagros mayores han pasado inadvertidos; el primero es sicológico: convirtió a Jehová, ese beduino irascible del Antiguo Testamento, en Jesús, la amorosa criatura del Nuevo Testamento. El segundo milagro es universal y portentoso: Pilatos hace un gesto y Jesús desaparece. Jesús hace un gesto y Roma es el Vaticano.
* El ataque más piadoso contra los ateos es obra de Marcel Proust: «Los ateos consideran tan perfecta la Creación que creen que se puede prescindir de un Creador».
* «Las religiones son ilustradas y alegóricas porque son cosmologías para niños». Arthur Schopenhauer.
* «El voto y la oración besan las cadenas. Siempre habrá hombres ateos y hombres libres. Jamás veremos pueblos ateos ni pueblos libres». Vargas Vila.
* Conjuro popular: «Lo que tú me deseas, Dios el doble te lo conceda».
* Creer en Dios es una bella prueba de la inocencia y de la poesía de los pueblos. Pensar que él cree en nosotros prueba que solo heredamos Su soberbia.
* Vagaba Jesús por un muelle fenicio una tarde –admiraba los torsos sudorosos de los estibadores, quizá se enternecía mirando los rústicos mapas de los navegantes fenicios, quizá miraba los mapas para evitar los ojazos de una pecadora de la vida borrascosa del puerto– cuando lo asaltó un comerciante ebrio: «Amigo, ¿usted cree en Dios?». Ese día conoció Jesús la duda: creerse Dios era una idolatría y una audacia que podía llevarlo a la cruz, pero negar su existencia era una herejía, un dolor que no podía causarle al Padre. Fue por esta vacilación que perdió sus poderes, pues la duda es la savia del árbol de la Ciencia y la fuerza de los endriagos del Mal.
* Gabo cuenta los milagros invertidos de un ángel senil. Como el del ciego que oró con fervor y, aunque no recobró la vista, le salió un diente.
* Cortázar explica que la gente lee muy mal los sucesos sobrenaturales. Como el señor al que se le cayeron las gafas y al ver que no les pasó nada exclamó: ¡Esto es un milagro! Acto seguido compró un estuche almohadillado, pero apenas saliendo de la óptica se le cayó. Se agachó a recogerlo con tranquilidad y descubrió que los lentes se habían hecho polvo. Entonces maldijo su suerte sin comprender que los designios de la Providencia son inescrutables y que el verdadero milagro estaba ocurriendo ahora.
* En mi secta, «Los hipertensos de los últimos días», sabemos que los milagros son silvestres. De pronto encontramos, sin buscarlo, aquel viejo estilógrafo. O sale el sol en el último instante de una tarde gris. O florece súbitamente un guayacán amarillo entre el smog de la avenida. O sonríe entre tules un bebé dormido».
* «La única iglesia que ilumina es la que arde» es una frase bárbara, sí, pero también es la comprobación del viejo adagio: El que a fuego mata a fuego muere.
* «Si alguien le debe todo a Bach es Dios», dijo Cioran. Sí, qué banda sonora, divina sin duda, pero Dios le debe más a Eva. Sin ella la Creación perdería un punto de giro magistral y el Paraíso sería apenas un océano de mermelada sagrada.
* «A Dios solo podemos pensarlo desde arriba; desde abajo solo podemos adorarlo», dijo luego el rumano. Años después, precavido, súbitamente calvinista, fatalmente predestinado, trazó su defensa: «No puedo amar a Dios porque Él me negó la gracia de la fe».
* En el lecho de muerte tiró su última carta: «Nunca fui bueno. Solo me resta confiar en la Injusticia Divina».
* Pragmatismo inglés: «Es inteligente creer en Dios: si no existe no perdemos nada; si existe, uno se salva». Bernard Shaw.
* «Yo soy un humanista. Procuro ser decente porque sí, no por temor al Infierno ni por la ambición del Cielo». Kurt Vonnegut.
* Monje ateo, Umberto Eco leyó con lupa las Escrituras y encontró que antes de Babel (Génesis 11) las Escrituras ya hablan de «prosapias, lenguas y linajes» en Génesis 10, 5. No contento con esta impertinencia, señaló la demencia de Jehová, preocupado por el delirante proyecto de la torre de los arquitectos de Babilonia. Divinamente molesto, Jehová lo condenó a una lengua oscura, la semiótica, y a nadar en oro, el estiércol del demonio.
* Un inglés invento una historia simétrica al delirio babilónico. El pozo de Chesterton es la historia de un sultán que ordenó la construcción de una torre vertiginosa, más alta que Babel, más alta que el cielo y las estrellas, más alta que ella misma, una torre que creciera sin cesar. «Pero Alá lo abatió con un rayo que penetró en la tierra y abrió un agujero cada vez más profundo, un pozo sin fondo, y por aquella torre invertida de tinieblas el alma del soberbio sultán está cayendo sin cesar».
* El panteísmo es una forma velada del ateísmo. Fue el credo que abrazó Spinoza para evitar que la Iglesia lo abrasara.
* Si leemos el libro de la naturaleza sabemos que Dios está al frente. Si leemos los diarios resulta evidente que Satán mete la mano en el consejo de redacción.
* Con su frialdad británica para la herejía y con su tino francés para las etiquetas, un crítico argentino clasificó las religiones como ramas de la literatura fantástica. Los dioses aplaudieron su tino, lo llenaron de gloria y cegaron sus ojos.
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¿Por qué el creyente no me deja arder tranquilo en mi infierno? ¿Por qué no lo dejo yo bostezar eternamente en su cielo? Quizá discutimos porque no estamos muy seguros de nuestras infiernos ni de nuestros cielos. O porque sospechamos que la verdad es una sola y morimos por encontrarla. O porque, sabios, amamos el disenso sobre todas las cosas. O porque, a pesar de la secularización del mundo, nos preocupa que las políticas públicas choquen frontalmente con las creencias del pueblo. Es por esto que tiramos puentes entre estas dos orillas, inventamos religiones sin dioses y ateísmos espirituales.