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                                                                                                                                El mito del buen salvaje

                                                                                                                                Rousseau imaginó al hombre en su estado primigenio como un ser incorrupto, justo y pacífico.

                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                La influencia de este mito en la cultura intelectual moderna es difícil de estimar y se refleja en creencias erróneas como aquella de que “el hombre no tiene naturaleza, solo historia” o  en afirmaciones como “la guerra no es un instinto, sino un invento”, carentes por completo de respaldo empírico y en contradicción con el registro histórico, la evidencia paleontológica y con la información que hoy se tiene sobre las pocas sociedades de cazadores recolectores que aun subsisten en el Planeta.

                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Read more!

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                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                La historia de la humanidad es una crónica interminable de guerras brutales, sadismo y exterminio. Hay señales de violencia que cuentan con medio millón de años de antigüedad en cuevas de Sudáfrica y Zhoukoudian. La mutilación y la tortura han sido prácticas rutinarias y formas habituales de castigo desde épocas bíblicas. Infracciones menores como robar un trozo de pan eran sancionadas cortando las manos o cercenando las orejas. Criticar al rey podía hacer que al ofensor se le castigara cortándole la lengua, o con la pena de muerte, para la que se reservaban los actos de sadismo más atroces imaginables.

                                                                                                                                Read more!

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                                                                                                                                Es una verdad incontestable que el hombre es por mucho el animal más violento y cruel. Su inteligencia lo habilita para matar con alevosía y vengarse con insidia. Que la maldad sea la hija natural de la inteligencia, y la violencia el resultado inevitable de las dinámicas evolutivas de los organismos sociales, es quizá la mayor ironía de la naturaleza.

                                                                                                                                Rousseau imaginó al hombre en su estado primigenio como un ser incorrupto, justo y pacífico.

                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                La influencia de este mito en la cultura intelectual moderna es difícil de estimar y se refleja en creencias erróneas como aquella de que “el hombre no tiene naturaleza, solo historia” o  en afirmaciones como “la guerra no es un instinto, sino un invento”, carentes por completo de respaldo empírico y en contradicción con el registro histórico, la evidencia paleontológica y con la información que hoy se tiene sobre las pocas sociedades de cazadores recolectores que aun subsisten en el Planeta.

                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Read more!

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                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                La historia de la humanidad es una crónica interminable de guerras brutales, sadismo y exterminio. Hay señales de violencia que cuentan con medio millón de años de antigüedad en cuevas de Sudáfrica y Zhoukoudian. La mutilación y la tortura han sido prácticas rutinarias y formas habituales de castigo desde épocas bíblicas. Infracciones menores como robar un trozo de pan eran sancionadas cortando las manos o cercenando las orejas. Criticar al rey podía hacer que al ofensor se le castigara cortándole la lengua, o con la pena de muerte, para la que se reservaban los actos de sadismo más atroces imaginables.

                                                                                                                                Read more!

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                                                                                                                                Es una verdad incontestable que el hombre es por mucho el animal más violento y cruel. Su inteligencia lo habilita para matar con alevosía y vengarse con insidia. Que la maldad sea la hija natural de la inteligencia, y la violencia el resultado inevitable de las dinámicas evolutivas de los organismos sociales, es quizá la mayor ironía de la naturaleza.

                                                                                                                                Ver todas las noticias
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