24 de marzo de 2025 - 12:05 a. m.

Cuatro especies zoológicas

No son los únicos indeseables en el mundo, pero son los más inconfundibles en eso de manejar países: Bukele, Milei, Netanyahu y Trump.

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No son los únicos indeseables en el mundo, pero son los más inconfundibles en eso de manejar países: Bukele, Milei, Netanyahu y Trump.

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Bukele.

El presidente de El Salvador acaba de recibirle a Trump a 238 jóvenes inmigrantes venezolanos capturados en Estados Unidos para encerrarlos en sus cárceles de alquiler, célebres por las humillaciones que les causan a sus internos habituales, supuestamente miembros de las maras. Bukele convirtió sus presidios en el primer producto de atracción visual de su país para el mundo. Los lugares de castigo son su Disneyworld. El sufrimiento de otros lo inspira y hace que uno se compadezca de la crueldad con que son vejados. Bukele es un jovencito zalamero que quiere exaltar el contraste entre su aspecto aliñado y su cabeza altiva y el de sus cautivos sucios con la mirada hacia abajo y uniformados de blanco con prendas mínimas. Sus arquitecturas inmensas, de perspectivas demenciales, enrejadas horizontal y verticalmente para que cualquier preso pueda ser visto desde cualquier parte. Los reclusos duermen hacinados en camastros metálicos sin mantas ni colchones, y aunque sobra espacio se hacen caber 40 en una celda con un solo sanitario. A diario cantan himnos religiosos impuestos por el alcaide. No reciben visitas. Qué cuentos de presunción de inocencia ni debido proceso, si basta como indicio para ser culpable el tener un tatuaje en el rostro. Sus tumbas son destrozadas a martillazos y las madres que las visitan son hostigadas. La mayoría de los 238 inmigrantes venezolanos en Estados Unidos —con los que se inaugura el área internacional de la cárcel— iban por ahí, callejeando, cuando los agarraron policías gringos bajo el cargo de ser del Tren de Aragua. Están exentos del requisito del tatuaje.

Milei.

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Esta cosa humana ameritó esta noticia en BBC News y en todos los periódicos del mundo: “Subir un 1.300 % en cuestión de horas para desplomarse en cuestión de segundos. Eso es lo que hizo el pasado 14 de febrero la criptomoneda $libra, que el presidente de Argentina, Javier Milei, promocionó —cobrando por ello— en sus redes sociales. La publicidad del mandatario (...) ayudó a atraer a unos 40.000 inversores de todo el mundo”. Obvio que sus cinco propietarios se fugaron con millones de dólares. En cuanto a Karina, hermana del presidente, cobraba por entrevistarse con él. Le pagarían bien los de $libra. Si acaso la justicia argentina no procediera, los estafados gringos le harían echar mano en sus visitas a Estados Unidos. Y ojalá que lo despachen para El Salvador. Para redimirse, hace una semana, Milei les echó la policía con gases y bolillos a miles de jubilados que protestaban por la disminución de sus mesadas.

Netanyahu.

Lleva año y medio asesinando niños (alrededor de 18.000) y adultos (alrededor de 30.000) en Palestina. Los deudos buscan los cadáveres en fosas comunes, y se los llevan a honrarlos con sus ritos funerarios y a sepultarlos, pues Alá prohíbe cremarlos. Las caravanas con alimentos y agua potable sufren grandes trancones y son bombardeadas o saqueadas por especuladores. A Netanyahu le suena la idea de Trump de sacar a los dos millones de palestinos, repartirlos en varios países, y montar allí una Costa Azul con hotelería de hartas estrellas.

Trump.

Es el papá de los helados de todos estos bichos, pero tiene también sus negocios particulares: China, Europa, Groenlandia, Canadá, México y Panamá. Suficiente ilustración.

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