Estar en cuarentena por el COVID-19 tiene consecuencias económicas que requieren gastos extraordinarios por parte del Gobierno, que parece haberlo entendido, pero aún no comprende o no está dispuesto a reconocer la magnitud de las medidas económicas necesarias. Es urgente sincerarse y reconocer que se necesita por lo menos duplicar los recursos asignados a la emergencia y dedicarlos principalmente a subsidiar el salario de los trabajadores, formales e informales, cuyos empleos están a punto de desvanecerse.
Con la cuarentena, dejan de venderse los bienes y servicios producidos por múltiples industrias. Sin ventas no hay ingresos, y sin ingresos no hay con qué pagar salarios. Los préstamos a las empresas, que el Gobierno insiste en mostrar como solución a este problema, no tienen ni pies ni cabeza: para pocos tiene sentido económico financiar por meses una nómina que no genera ingresos, así la deuda sea al 0 % de interés. Esto es especialmente cierto para las pymes. Por eso, el Gobierno no debe concentrarse en prestar plata, sino en subsidiar los costos de nómina de los trabajadores que estén en riesgo de quedar sin empleo por las medidas sanitarias.
Los trabajadores colombianos reciben en total unos $350 billones al año en salarios —alrededor de $29 billones al mes—. Si la cuarentena pone en peligro el 30 % de los empleos, podrían necesitarse unos $9 billones mensuales para evitar que desaparecieran. En tres meses de cuarentena se requerirían $26 billones, un 2,5 % del PIB, precisamente lo que países como Dinamarca y Holanda están destinando a estos fines. Entre más dure la cuarentena y entre más empleos estén en riesgo, más fondos se necesitarían.
El Decreto 444 le dio un cheque en blanco al ministro de Hacienda por $15 billones para tomar medidas de emergencia. A la fecha, estas medidas no incluyen subsidios a la nómina. Esperemos que el ministro sepa usar bien ese cheque.
Twitter: @luiscrh
Estar en cuarentena por el COVID-19 tiene consecuencias económicas que requieren gastos extraordinarios por parte del Gobierno, que parece haberlo entendido, pero aún no comprende o no está dispuesto a reconocer la magnitud de las medidas económicas necesarias. Es urgente sincerarse y reconocer que se necesita por lo menos duplicar los recursos asignados a la emergencia y dedicarlos principalmente a subsidiar el salario de los trabajadores, formales e informales, cuyos empleos están a punto de desvanecerse.
Con la cuarentena, dejan de venderse los bienes y servicios producidos por múltiples industrias. Sin ventas no hay ingresos, y sin ingresos no hay con qué pagar salarios. Los préstamos a las empresas, que el Gobierno insiste en mostrar como solución a este problema, no tienen ni pies ni cabeza: para pocos tiene sentido económico financiar por meses una nómina que no genera ingresos, así la deuda sea al 0 % de interés. Esto es especialmente cierto para las pymes. Por eso, el Gobierno no debe concentrarse en prestar plata, sino en subsidiar los costos de nómina de los trabajadores que estén en riesgo de quedar sin empleo por las medidas sanitarias.
Los trabajadores colombianos reciben en total unos $350 billones al año en salarios —alrededor de $29 billones al mes—. Si la cuarentena pone en peligro el 30 % de los empleos, podrían necesitarse unos $9 billones mensuales para evitar que desaparecieran. En tres meses de cuarentena se requerirían $26 billones, un 2,5 % del PIB, precisamente lo que países como Dinamarca y Holanda están destinando a estos fines. Entre más dure la cuarentena y entre más empleos estén en riesgo, más fondos se necesitarían.
El Decreto 444 le dio un cheque en blanco al ministro de Hacienda por $15 billones para tomar medidas de emergencia. A la fecha, estas medidas no incluyen subsidios a la nómina. Esperemos que el ministro sepa usar bien ese cheque.
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