Además de gobernar sin oposición y aprobar la reforma tributaria, la característica más sobresaliente del gobierno han sido sus declaraciones encontradas, entre la línea Ocampo y la línea Irene Vélez-Ferrari, propiciando una incertidumbre que hemos sentido en el precio del dólar, en el aumento de la prima de riesgo y en los intereses que pagamos por la deuda, a pesar del negacionismo de fanáticos sobre esos efectos. La inminencia de un nuevo salario mínimo nos aclarará con cuál de las dos líneas se identificará. Ante la inminencia de la decisión, Petro debe superar la ambigüedad. ¿Girará hacia el populismo puro y duro y el caos en la economía, como en su momento hicieron Perú y Venezuela, o hacia una socialdemocracia más contemporánea y pragmática?
Gánale la carrera a la desinformación NO TE QUEDES CON LAS GANAS DE LEER ESTE ARTÍCULO
¿Ya tienes una cuenta? Inicia sesión para continuar
Además de gobernar sin oposición y aprobar la reforma tributaria, la característica más sobresaliente del gobierno han sido sus declaraciones encontradas, entre la línea Ocampo y la línea Irene Vélez-Ferrari, propiciando una incertidumbre que hemos sentido en el precio del dólar, en el aumento de la prima de riesgo y en los intereses que pagamos por la deuda, a pesar del negacionismo de fanáticos sobre esos efectos. La inminencia de un nuevo salario mínimo nos aclarará con cuál de las dos líneas se identificará. Ante la inminencia de la decisión, Petro debe superar la ambigüedad. ¿Girará hacia el populismo puro y duro y el caos en la economía, como en su momento hicieron Perú y Venezuela, o hacia una socialdemocracia más contemporánea y pragmática?
El palo no está para cucharas.2023 pinta como un año muy complicado. En su estimado para Colombia la OCDE acaba de anticipar un crecimiento de, apenas, el 1.2% y constata las caídas en el consumo en el tercer trimestre y en la confianza del consumidor, reconociendo “que los hogares y las empresas se enfrentan a una inflación y unos tipos de interés elevados y a la incertidumbre sobre la situación económica”. Con un escenario así la decisión del salario mínimo será determinante, tratándose de un factor crucial para la inversión; las expectativas y el rumbo de la economía.
Frecuentemente al presidente le puede, sobre la razón, el resentimiento que utilizó con éxito como candidato, pero no le queda como gobernante, llamado a promover la unidad y no la división. Cualquiera esperaría que, en lugar de formular quejas, críticas y denuncias, como habitualmente hace, formulara y ejecutara políticas para solucionar los problemas de la gente sin perjudicar a “otra gente”, como ocurre con la medida populista de bajar el SOAT a los moteros -promotores de la mayoría de los accidentes de tránsito- para que la diferencia la paguen quienes sí cumplen con el SOAT, o los contribuyentes. Redistribuir ingresos es un principio conveniente, siempre que se produzca riqueza y valor que lo permitan, sin promover desigualdad como ocurre al “confiscar” los ahorros de sectores privados, digamos pobres y medios-con ingresos hasta de 4 salarios mínimos-, para pasar a otros que no han aportado, como propone la reforma pensional en otra intención puramente populista.
La semana pasada el presidente, al referirse al salario mínimo y al costo de vida, anticipó lo que puede ser la línea del gobierno para la negociación salarial. Dando por descontado que estará del lado de los trabajadores formales que participan en las negociaciones- una minoría de colombianos- todos esperamos que recuerde los implicaciones de ese aumento en la inflación y la vida de los demás. En una declaración que invita al optimismo dijo: “Uno se pregunta si lo que estamos haciendo es intentar que la gente que trabaje recupere el poder adquisitivo de sus ingresos. Pues resulta que la mayor parte de las personas que tienen un ingreso no dependen de si el salario mínimo crece o no, porque su fuente de relación con el trabajo no tiene que ver con el salario. Entonces estamos aplicando unas medidas que no cubren las necesidades de la mayor parte de la población trabajadora”.
La capacidad de presión de los moteros, que motivó una decisión populista, absurda e injusta, puede ser comparable a la que ejercen los sindicatos, que además le apoyaron y le apoyan. ¿Se pondrá Petro la camiseta de candidato o la de presidente? ¿Renunciará a una versión de escala móvil de salarios, como solicitarán las centrales obreras, o, teniendo claro el panorama, como al parecer lo tiene, privilegiará el interés general? Esperemos que sea así en la perspectiva de controlar la inflación y no fomentar decrecimiento - la bandera de la ministra Vélez - y desempleo. Por el bienestar de todos los colombianos el incremento en el mínimo debe situarse más cerca de la inflación esperada en 2023, un 7%, que del 12,2%. Por sus hechos le conoceremos. Veremos cuál línea y cuál Petro, finalmente, se impone.