“El cambio es la puerta de entrada a la progresión y al crecimiento”, Tony Robbins.
La participación, el funcionamiento y los resultados de la selección colombiana sub-23 en el torneo Preolímpico en Venezuela es un llamado urgente para hacer un análisis y posiblemente una reestructuración en las selecciones menores de Colombia para evitar seguir teniendo actuaciones internacionales de tan mala calidad futbolística.
Las personas pueden tener todas las habilidades y los talentos necesarios para ser geniales, pero si les falta manejo, entonces son peores que inútiles para el equipo; son peligrosas porque pueden contagiar a otros miembros con mediocridad y negatividad.
En el fútbol colombiano hay jugadores con buena técnica en todas las categorías, seguramente trabajan parte de la táctica y han empezado ha darle espacio y tiempo al trabajo mental.
Teniendo en cuenta lo anterior es supremamente necesario revisar, cambiar y mejorar la forma como se está trabajando, como se está planificando el trabajo y como se están escogiendo los cuerpos técnicos, entre otras.
Debería existir una línea de trabajo futbolístico para todas las selecciones, desde la de mayores hasta la sub-15, para que los futbolistas tengan claro qué se quiere y para dónde se va, que haya verdaderos procesos de trabajo, que se identifique en qué aspectos se debe mejorar y en cuáles fortalecer.
Será importante profundizar en la falta de definición en las selecciones. Si es mental, trabajar en la autoconfianza, en creer en sus condiciones. Si es futbolístico, acercar jugadores referentes para que apoyen dicho trabajo, así paulatinamente se podría mejorar este aspecto.
Es el momento para reestructurar el trabajo que se viene haciendo e incluso consultar a diferentes técnicos y profesionales de todas las áreas para así poder tomar los mejores correctivos en pro del fútbol colombiano y volver a ser protagonistas en las justas máximas, como son los mundiales en las categorías y los Juegos Olímpicos.